Capítulo 43: Controla o serás controlado

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Residencia Arlov-2000

Las luces y el bullicio de la fiesta llenaban cada rincón de la casa, pero yo me sentía completamente ajeno a todo lo que sucedía a mi alrededor. A mis catorce años, ya sabía perfectamente lo que se esperaba de mí en eventos como este. Mantenerme callado, hacer presencia y no manchar la imagen perfecta que mi padre había construido para nuestra familia. Nikolay Arlov, el gran hombre de negocios, siempre sonriendo, siempre cordial.

Miré a mi alrededor mientras los invitados reían y conversaban. Camareros uniformados iban y venían con bandejas llenas de champán y canapés, moviéndose como sombras sincronizadas entre los adultos que charlaban con sonrisas vacías. Los niños, la mayoría de familias de negocios y contactos de mi padre, corrían y jugaban en un rincón del salón. Vi a Dimitri corriendo tras ellos, riendo como si no hubiera una sola preocupación en el mundo. Pero yo no podía ser como él.

—Vayan a jugar, niños —dijo mi padre, removiéndole el cabello a Dimitri y dedicándome una mirada rápida—. Ya conoces las reglas, Vík. Los niños no deben estar en las conversaciones de los adultos —La sonrisa que me dirigió se sentía hueca, una sonrisa que solo existía cuando otras personas miraban.

No le respondí. No podía. Mi cuerpo aún estaba débil por lo que había ocurrido la semana pasada. Mi estómago se revolvía con el simple recuerdo del alcohol que me obligó a beber y el asco que aún sentía por lo que me hizo hacer. Nikolay había logrado romper algo dentro de mí, y ya no podía repararlo. Me sentía quebrado, vacío.

Dimitri salió corriendo otra vez hacia el grupo de niños, sin mirar atrás. Se veía feliz, le gustaban las fiestas, solo así podía tener a su padre. Mientras yo buscaba un lugar más tranquilo. La sonrisa amable de Nikolay con sus amigos de negocios, ese hombre tan afectuoso que todos admiraban, me daba náuseas. Era un monstruo, y verlo actuar de esa manera, tan encantador, solo hacía que lo odiara más.

Caminé hacia el jardín trasero, tratando de encontrar un espacio sin tanta gente, sin ruido, donde pudiera respirar. A lo lejos, oí murmullos. Me detuve, escuchando atentamente. Reconocí la voz de mi madre, estaba acompañada de alguien. Mi corazón se aceleró de inmediato, sintiendo que algo no estaba bien.

—Escapa conmigo Esther. Ahora es el momento. Debes escapar de ese mal nacido. Tengo miedo por ti, temo algún día quedarme sin ti, que ese salvaje pueda herirte de gravedad…

Mi madre dejó escapar un suspiro tembloroso.

—No puedo, Mauris —respondió ella con una voz ahogada por el miedo y el dolor—. Si lo hago, ¿qué será de mis hijos? Nikolay me perseguiría hasta el fin del mundo. Sería una humillación para él...

Sentí mi pecho apretarse. Mi madre... quería irse. Dejarlo todo. Quería escapar de Nikolay, y en el fondo yo también lo deseaba.

¿Realmente podemos hacer eso, mamá?

Irnos, lejos…

—Yo podría protegerte —insistió
Mauris—. A ti y a tus hijos les daría todo lo que necesiten. Un hogar tranquilo, un ambiente saludable.

—Tú no entiendes. Nikolay es un monstruo, es capaz de cualquier cosa. No permitiría que me llevara a Víktor. Él lo ve como una extensión de sí mismo. A Dimitri tal vez lo dejaría ir, pero Víktor… no. Él jamás lo permitiría.

Las palabras de mi madre me golpearon como una avalancha. Yo era la razón por la que ella seguía aquí. Yo era el motivo por el cual ella continuaba soportando a ese maldito hombre. Mis manos comenzaron a temblar. ¿Por qué no podíamos escapar? ¿Por qué yo tenía que ser la razón de su sufrimiento?

Bajo la superficie del CEO [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora