Capítulo 39: La he liado

63 20 2
                                    

●39

Llevábamos ya un rato en el restaurante, con los platos vacíos y un par de tazas de café frente a nosotras. El ambiente se había relajado, pero aún había una sensación de algo pendiente en el aire. Habíamos evitado entrar en temas profundos hasta ahora, pero sabía que no podía seguir esquivando lo que realmente ocupaba mi mente.

Aun así, no pude evitar notar cómo Kat había estado desviando las insistentes llamadas que recibía. Quizás yo no era la única con cosas por resolver. Aunque no nos habíamos visto en una semana, parecía que ella también tenía algo en lo que pensar, algo que no quería compartir de inmediato.

—Te están llamando insistentemente
—le dije, notando cómo su teléfono vibraba sobre la mesa otra vez.

Ella lo miró, suspirando con algo de frustración. No hizo ningún esfuerzo por contestar, simplemente lo silenció.

—Déjalos —dijo, rodando los ojos—. Probablemente es mi hermana, o mi padre.

—¿Samantha? —pregunté, sorprendida de escuchar ese nombre después de tanto tiempo—. ¿Volvió a tu vida?

Kat soltó una risa amarga.

—¿Volver? Ni aunque me pagara todo el dinero del mundo... Bueno, en realidad tendría que reconsiderarlo si tuviera dinero, pero no es el caso —dijo, con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

—Es tu hermana, Kat —le dije suavemente—. Quizá esta vez...

Ella me interrumpió, agitando una mano frente a mí.

—Está en un programa de Alcohólicos Anónimos, Lina. Uno de esos pasos es pedir disculpas a las personas que daño de alguna forma… Quiere redimirse por lo que hizo en el funeral de mamá, ya sabes, robándose todas sus joyas. Y privandome de tener sus recuerdos conmigo. ¿Realmente cree que un “perdón” va a reglar todo lo que hizo? —Soltó una carcajada irónica, pero vi el dolor detrás de su mirada.

Intenté insistir.

—Tal vez deberías darle una oportunidad. Quizá esta vez sea diferente…

Negó con la cabeza antes de responder.

—Mi madre vivió sus últimos días en un hospital. Agitada, con dolor y preocupada por Samantha, hasta el último día… Mi padre puede que le crea, pero yo no, no dejaré que vuelva a engañarme… ¡Qué le den a esa alcohólica! Las personas no cambian, solo se disfrazan.

—¡Kat…!

—Lina, no estamos aquí para hablar de mis problemas —me interrumpió, inclinándose hacia adelante con una mirada que me decía que ya no iba a seguir tocando el tema—. Estamos aquí para hablar de los tuyos. Así que dime, ¿qué pasa con ese ser guapo, que parece inmortal, que nunca sonríe pero sigue siendo jodidamente atractivo?
—apoyó la cabeza en ambas manos, mirándome fijamente con expectativa.

Sentí un nudo en la garganta. Sabía que este momento llegaría, pero eso no hacía que fuera más fácil.

—La he liado, Kat —dije, soltando un largo suspiro.

—¿Cómo la has liado, Lina? —preguntó, dándome una mirada penetrante—. Si es lo que estoy pensando, dime.

—Creo que siento algo por Víktor Arlov —admití, mi voz bajando en un susurro. Decirlo en voz alta lo hacía sentir más real, más complicado y vergonzoso.

Kat abrió los ojos, escandalizada.

—¡Lina! ¡Joder! —exclamó—. Todo lo que tenías que hacer era acercarte al CEO, follartelo si así lo querías, obtener tu artículo, ¡y salir de ahí! ¿Te enseñé algo o nada en estos años?

Bajo la superficie del CEO [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora