Capítulo 28: Te extraño

50 17 0
                                    

●28

El taxi se detiene frente a la casa de mis padres, una construcción familiar y acogedora en medio de un vecindario donde todos se conocen. El jardín delantero está lleno de flores, el trabajo de papá, y la puerta, como de costumbre, está abierta de par en par, como si el aire libre fuera parte de la reunión.

Antes de bajar, me tomo un segundo para prepararme mentalmente. El bullicio se escucha desde la calle: risas, conversaciones, el sonido de música latina que sale de algún parlante escondido entre las plantas. Sé que apenas cruce esa puerta, me van a recibir como si hubiera desaparecido del planeta por años. Es la forma en que mi familia opera. Y lo amo... casi siempre.

Salgo del taxi cargada con las bolsas de bebidas y cierro la puerta con la cadera. Apenas llego al jardín, la voz de mi madre me golpea con la intensidad de siempre.

—¡Al fin llegas, Lina! —grita mamá, sacando la cabeza desde la puerta—. ¡Dios mío, pensé que te había tragado la tierra!

—Mamá, solo me detuve en el súper, como me dijiste —respondo mientras me acerco. Pero ella ya está en marcha, hablando a mil por hora.

—¿De verdad? ¿Tanto tiempo para eso? Te dije que trajeras las bebidas para tu tío Tony. ¡Ay, Lina, un día te voy a enseñar a ser puntual! —Me da un beso rápido en la mejilla mientras me arranca las bolsas de las manos y se las pasa a Gabriel, que aparece como por arte de magia al escuchar su nombre—. ¡Gabriel, ayúdale a tu hermana con esto! —ordena mamá.

Mi hermano, con su habitual sonrisa burlona, toma las bolsas.

—Lina Taylor, la famosa periodista que nadie conoce —Gabriel me lanza una sonrisa de lado mientras me guiña el ojo—. ¿Oye, ya pensaste en tu próxima investigación? ¿Qué tal algo sobre las terribles decisiones de Lina Taylor? Yo podría ayudarte, enumerando cada tonta cosa que has hecho…

—Calla, pequeño monstruo —le respondo, dándole un ligero empujón en el hombro—. No me hagas exponerte frente a mamá. Sé que copiaste en el último examen de matemáticas. Tengo mis fuentes, Gabriel…

—¿Qué? ¡Eso es mentira! —responde de inmediato, sus ojos abriéndose de par en par mientras intenta defenderse.

—¡Mamá! —le grito a modo de broma—. ¡Gabriel copió en su examen de mates! ¿Cómo puedes permitir eso?

—¡Lina! —grita mi hermano, horrorizado, pero mamá ni se inmuta.

—Ayuda a tu hermana y déjate de tonterías, Gabriel, hay mucho que hacer si queremos comer algún día
—responde ella, ignorando por completo la pequeña guerra verbal que estábamos teniendo.

Nos lanzamos un par de codazos antes de que él se vaya hacia la cocina con las bolsas. Respiro hondo, intentando disfrutar la calidez familiar antes de que el caos se intensifique. Pero Gabriel no tarda en volver para dejarme caer otra bomba.

—Ah, adivina qué, tontuela... —dice con una sonrisa de suficiencia.

—¿Qué? —respondo, medio desconfiada.

—Mamá invitó a Daniels —deja caer la bomba sin más, con esa sonrisa de "pequeño monstruo" en el rostro.

Me congelo.

—¿Qué? —giro de inmediato hacia mamá, que está en la cocina moviéndose como si no hubiera roto un plato.

—¿Qué querías que hiciera, Lina? Dijiste que no vendrías. Y bueno, me lo encontré el otro día, es un buen muchacho, y tú estás desperdiciando a un buen muchacho —dice, sin siquiera volverse hacia mí—. Le gustó tanto la última vez que estuvo aquí...

Bajo la superficie del CEO [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora