Narra TN: A pesar de la tranquilidad del ambiente, yo no podía dejar de pensar en mi última conversación con Israel. Sus palabras aún resonaban en mi mente, llenas de un apoyo sincero que me hizo sentir más cerca de él, a pesar de la distancia.
Aunque me había liberado del constante acoso tras bloquearlo en redes sociales, todavía quedaba esa inquietud en el aire. Echaba de menos a Israel, pero no quería admitirlo completamente.
Ese día Clara y yo teníamos planes de ir a la universidad, pero el trayecto hasta allá me dio demasiado tiempo para pensar. Clara, por supuesto, se dio cuenta enseguida.
Clara: ¿Otra vez pensando en Israel?
TN: Un poco, supongo.
Clara: ¿Qué te preocupa tanto? Sabes que te espera, y lo de Valentín ya quedó atrás.
No era tan fácil. En mi mente, la idea de que alguien pudiera estar esperándome a miles de kilómetros de distancia era algo que me llenaba de esperanza, pero también de miedo. ¿Y si las cosas no eran iguales cuando volviera? ¿Y si la distancia había cambiado algo en él, en nosotros?
TN: Es solo que... no sé si las cosas seguirán igual cuando regrese.
Clara: Claro que seguirán igual. La distancia es difícil, pero lo que ustedes tienen parece más fuerte que eso.
Al llegar a la universidad, intenté concentrarme en las clases, pero cada notificación que llegaba a mi celular me hacía pensar que era un mensaje de Israel. Por suerte, la rutina diaria logró mantenerme distraída la mayor parte del tiempo.
Más tarde, mientras caminábamos de regreso al departamento, de repente, sentí la vibración de mi teléfono. Al mirar, era Israel.
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Isra R 💗Israel: Hola, ¿cómo te fue hoy? Quería contarte algo, ¿tienes tiempo para hablar más tarde?
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Sonreí al leer su mensaje, le respondí rápidamente."Claro, cuando llegue a casa te marco."
Clara, que había estado mirando por encima de mi hombro, soltó una carcajada.
Clara: ¿'Te marco'? Ay, qué formal. Ya parece que están casados o algo así.
La miré de reojo, pero no pude evitar reírme también. Al llegar a casa, me acomodé en mi cama y marqué su número. Apenas sonó dos veces antes de que él contestara.
📞...
Israel: Hey, ¿cómo estás?
TN: Bien, ¿y tú? ¿Cómo va todo por allá?
Israel: Cansado, pero bien. Estaba entrenando todo el día, ya sabes cómo es esto. Pero... quería contarte que la próxima semana voy a tener un partido importante con la selección.
TN: ¡Eso es increíble, Isra! ¿Estás emocionado?
Israel: Sí, bastante. Pero... también me pone un poco nervioso. Quiero que todo salga bien.
...
Hablamos por un rato más, sobre el partido, la vida en México, y cómo ambos extrañábamos vernos en persona. A pesar de los kilómetros, seguía siendo el mismo Israel. Nada había cambiado.
Israel: No sé cómo lo llevas tú, pero no puedo esperar a verte otra vez, ___.
TN: Yo tampoco, Isra. Solo faltan dos meses... y luego todo será más fácil.
Nos despedimos, y después de colgar, me quedé mirando el techo de mi habitación, pensando en cómo el tiempo se había vuelto mi único enemigo. Dos meses no parecían tanto, pero en momentos como ese, podían sentirse como una eternidad.