Narra TN: Sentirlo tan cerca, después de tantos meses, fue como si todo lo que había estado esperando y soñando por fin se hiciera realidad.
Israel: No puedo creer que estés aquí, en serio. ¿Cuándo llegaste?
Me separé ligeramente de él, lo suficiente para poder mirarlo a los ojos, pero sin dejar de sostener sus manos.
TN: Llegué esta mañana. Clara y yo hicimos todo lo posible para mantenerlo en secreto. Ale nos ayudó a conseguir las entradas y planeamos todo desde hace semanas.
Israel: ¿Alejandro? Claro, él tenía que estar metido en esto.
La conversación continuó unos minutos más, con Israel hablando sobre el partido, su emoción por haber sido convocado y lo increíble que era estar representando a su país. Lo escuché con atención, feliz de verlo tan emocionado y apasionado.
Finalmente, Clara, que había estado esperando pacientemente, decidió intervenir.
Clara: ___, no quiero interrumpir, pero el vuelo de regreso es mañana. Si queremos aprovechar esta noche, deberían ir a algún lugar a celebrarlo.
Israel levantó una ceja y me miró con una mezcla de sorpresa y emoción.
Israel: ¿Se quedan esta noche?
TN: Sí, tenemos un vuelo temprano, pero aún nos queda tiempo para pasar la noche aquí.
Israel: Entonces no se diga más. Vamos a celebrarlo.
Después de despedirnos de algunos compañeros del equipo y de que Israel se cambiara, salimos juntos en dirección a un pequeño restaurante cercano que Ale nos había recomendado. La conversación fluía ligera, llena de risas y anécdotas. Por un momento, fue como si todo volviera a ser normal, como si la distancia y el tiempo separados no existieran.
Sentí que era el momento para hablar de lo que ambos habíamos estado evitando.
TN: Israel... no sabes cuánto he pensado en este momento. Desde que me fui a Argentina, todo ha sido tan... confuso.
Israel: Lo sé. No ha sido fácil. He pensado mucho en ti, y en nosotros, todo el tiempo.
TN: A veces, siento que las cosas se complican tanto, que no sé si es posible que esto funcione.
Su mirada se suavizó y tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos.
Israel: ___, sé que la distancia no ha sido fácil. Y sé que todo lo que ha pasado ha puesto a prueba muchas cosas, pero estoy dispuesto a hacer que funcione. No me importa cuántos kilómetros haya entre nosotros, lo importante es que los dos queremos lo mismo.
Había pasado tanto tiempo esperando escuchar algo así, pero ahora que lo decía, la realidad de lo complicado que era seguía presente.
TN: Yo también quiero que funcione, Israel. Desde que me fui, he tenido claro que eres tú. A pesar de todo lo que he visto, de las tentaciones, siempre supe que quería volver y que todo fuera contigo.
Israel: Entonces no hay nada más que decir. Vamos a intentarlo, y cuando regreses, veremos a dónde nos lleva esto.
El ambiente era perfecto, y sentí una paz que no había experimentado en meses. Pero aún tenía que contarle que tenía que volver a Argentina
TN: Me quedan tres meses en Argentina antes de volver a México.
Israel: Tres meses... Eso no es tanto. Hemos sobrevivido varios meses, tres más no van a ser imposibles.
TN: Tienes razón. No es tanto, pero aún me preocupa lo que pase cuando vuelva. No sé cómo serán las cosas. No sé si... todo seguirá igual.
Israel: Prométeme algo... No importa lo que pase en estos tres meses, ni las dudas que puedan aparecer. Cuando vuelvas, intentamos que funcione. ¿Está bien?
TN: Lo prometo.
La noche continuó con risas, recuerdos, y planes para el futuro. Estaba segura de algo: pase lo que pase, ambos estábamos dispuestos a intentarlo. Lo que sucediera después, ya lo enfrentaríamos juntos.