Cap 46

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Narra Israel: El sol ya estaba alto cuando llegué al club para otro día de entrenamiento. El campo de fútbol estaba vacío a esa hora, pero sabía que no tardaría en llenarse de vida con mis compañeros, saludé a Ale, quien ya estaba estirando en una de las esquinas, y a Chava y Henry, que llegaban juntos con sus mochilas colgando de los hombros.

Ale:¿Listo para hoy, Isra?

Israel:Siempre, hermano.

Unos minutos después llegó Igor, con su energía de siempre, gritando desde lejos como si el entrenamiento fuera una fiesta.

Igor:¡Vamos, equipo! Hoy le damos duro, ¿eh?

Nos reímos, listos para lo que venía. El entrenamiento con el equipo siempre era intenso, pero me gustaba esa sensación de dejarlo todo en la cancha. Era uno de esos días donde todo fluía: los pases, los tiros, la comunicación con los demás, sentía que estábamos todos conectados, como si nada pudiera interrumpir el ritmo del día.

Hasta que la vi.

Estábamos haciendo tiros al arco cuando, de repente, noté una figura familiar acercándose desde la entrada del club. Nailea. Mi exnovia. No había visto ni hablado con ella en meses, y su presencia me tomó completamente desprevenido. El corazón me dio un vuelco, pero no como una emoción positiva.

Ale: Oye, Isra... ¿esa no es Nailea?

Asentí sin decir mucho, sabiendo que tarde o temprano tendría que enfrentarla. Ella se detuvo a unos metros de la cancha, con los brazos cruzados, observando.

Terminé la jugada y me acerqué, tratando de mantener la calma.

Nailea: Hola, Isra.

Israel:Hola, Nailea... ¿qué haces aquí?

Suspiró, como si estuviera buscando las palabras correctas.

Nailea: He estado pensando mucho en nosotros, en lo que teníamos. Y... quiero hablar contigo. Quiero recuperar lo que perdimos.

No me lo esperaba. Estaba acostumbrado a las sorpresas, pero esto... me dejó un poco aturdido. Miré al suelo por un segundo, procesando lo que me acababa de decir. Pero una cosa estaba clara: mi mente ya no estaba en lo que habíamos tenido. Había pasado página.

Israel: Nailea... lo que tuvimos ya terminó. No hay vuelta atrás.

Su expresión cambió, y por un momento pareció que no entendía lo que le decía. O que no quería entenderlo.

Nailea: ¿De verdad lo sientes así? Porque yo no he dejado de pensar en ti, Isra. Sé que cometimos errores, pero podríamos intentarlo otra vez.

Suspiré, tratando de ser lo más honesto posible sin herirla más de lo necesario.

Israel: No puedo, Nailea. Estoy en otro lugar ahora, emocionalmente. Lo que tuvimos fue importante, sí, pero eso ya quedó atrás. Y yo... he seguido adelante.

Ella bajó la mirada, como si no esperara esa respuesta.

Nailea: ¿Es por alguien más?

Asentí, sin entrar en detalles.

Israel: Sí, pero incluso si no fuera por eso, lo nuestro ya no funciona. No sería justo para ninguno de los dos intentarlo otra vez.

Por un segundo, se quedó en silencio, mordiéndose el labio como si no supiera qué decir. Finalmente, asintió lentamente.

Nailea: Entiendo...

Nos quedamos ahí, en ese momento incómodo, pero sabía que era necesario. Finalmente, se dio media vuelta y salió de club, por mi parte yo regresé al campo, tratando de sacudirme el peso de la conversación.

Mientras volvía con el equipo, Ale me miró de reojo, esperando alguna señal de lo que había pasado.

Ale: ¿Todo bien?

Le di una sonrisa cansada.

Israel : Sí, todo bien. A seguir entrenando.

El resto del entrenamiento pasó en silencio, pero internamente me sentía más seguro que nunca. Sabía lo que quería, y no estaba dispuesto a volver al pasado.

Pero te conocí. -Israel Reyes y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora