Cap. 14: El escape

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Puedo sentir su aliento en mi nuca, un aire tibio y un olor a carne descompuesta.

—No te muevas —susurra Leah, tan bajo que casi no la oigo—. Debemos hacer que se valla, lanzaré mi linterna.

Lo siguiente que oigo es algo cayendo con un fuerte ruido por el túnel del lado del que venimos. Oigo como la criatura emite un chillido. Es como el sonido de un engranaje oxidado pero tan fuerte y penetrante que da escalofríos.

—¡Corramos! —Leah me toma del brazo y empieza a tirar de mí en dirección opuesta.

En un momento nos encontramos corriendo de esa cosa, quien ha empezado a perseguirnos de nuevo y esta vez oigo como se acerca más rápido que antes.

—Corre —me dice pero no sé exactamente donde está. Me he soltado de su mano.

—No veo a donde vamos —enciendo mi linterna justo a tiempo para ver que estamos a seis metro de un gran derrumbe, no podemos seguir.

—¿Y ahora qué? —dice con pánico en la voz.

Apunto con mi linterna a todas partes.

—¡Mira! —digo señalando unas escaleras en la pared—. Debemos subir.

Empezamos a trepar, ella va adelante. Oigo como la bestia empieza a chillar de nuevo. Ya está muy cerca.

—¡Rápido! ¿Qué pasa?

—Hay una especie de placa metálica, está muy pesada.

—Ya date prisa —digo casi gritando. Ella logra moverla y sale, yo salgo detrás. Cuando finalmente estamos en la superficie y movemos de nuevo la cosa metálica a su lugar. Sea lo que sea que nos perseguía está muy furioso de haber perdido su cena. Lanza unos chillidos desgarradores.

Miro a Leah, trata de recobrar la respiración igual que yo. No puedo creer que pudiéramos escapar.

—Ni creas... que volveré... por ese túnel —me dice entre jadeos.

—Eso... es un hecho.

Ya estamos en la superficie, calculo que sean las cinco de la tarde y que hemos caminado casi un cuarto de nuestro camino hasta la ciudad. A lo lejos veo un camino pavimentado que va en dirección a donde se supone que iba el túnel, aunque no hay casas, señales o cualquier otro tipo de construcción visible.

—Creo que ese camino nos pueda llevar a donde debemos ir —opino.

Leah está de acuerdo, así que luego de recuperar el aliento y tomar un sorbo de agua, seguimos nuestro comino.

Más allá del bosque del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora