Cap. 29: La persecución

106 9 0
                                    

Empezamos a correr sin tener idea hacia donde nos dirigimos. La oscuridad nos arropa negándonos la posibilidad de ver nuestro alrededor.

Tengo a Mónica tomada del brazo, la llevo casi a rastras, obligándola a correr aun más rápido. Detrás de nosotros alcanzo a oír lo que sin duda alguna debe ser otra horrible mutación. Escucho como se acerca hacia a nosotros, percibo el sonido de varias pisadas lo cual me hace pensar que quizá haya más de una de esas cosas.

Empezamos a cruzar en cualquier esquina que nos encontramos. Más de una vez hemos estado a punto de chocar las narices contra las paredes. La luz es realmente escasa y aunque he lanzado un par de miradas furtivas a lo que sea que nos persigue no he logrado ver nada más que una sombra que nos pisa los talones.

Seguimos avanzando, el edificio es realmente enorme, no tengo idea de en qué lugar nos encontremos en estos momentos pero el sonido de las pisadas de la mutación hace que me niegue a detenerme. Mónica empieza a decaer y yo debo tirar de ella con mas fuerzas, no se por cuánto tiempo más logre seguir haciéndolo.

Finalmente cuando empezamos a sacarle un poco de ventaja llegamos al final de un largo pasillo en el cual no hay salida alguna; estamos atrapados.

—Debemos volver —digo dando la vuelta, pero en ese instante la mutación se hace presente en la entrada del largo pasillo. Un rayo de luz entra por un ventana rota impactándole justo en el cuerpo y finalmente logro ver su horrenda apariencia.

Su cuerpo es redondo y con extrañas púas que le cubren todo el cuerpo. Tiene patas, como una araña, pero son más de ocho, quizá doce o más. Una extraña cola sale de su espalda, como el aguijón de un escorpión y lo peor es su rostro; posee múltiples ojos rojos que brillan en la oscuridad y unas enormes pinzas en lo que supongo que es su boca.

—¿Qué hacemos? —me pregunta con voz entrecortada Mónica, quien esta abrazada a mi brazo, temblando sin apartar la vista de la horrenda aberración que tenemos en frente.

Yo solo niego lentamente con la cabeza, aunque dudo mucho que ella pueda ver mi gesto pues la oscuridad es abrumadora. Esta vez no tengo ideas, no tenemos manera de defendernos, un simple cuchillo no bastara para hacerle frente a esta horrenda mutación. Quizá este sea nuestro final y a la vez el fin de todos los habitantes de la aldea.

La mutación empieza a avanzar lentamente como si disfrutara nuestro miedo. Al apartarse de la luz solo logro distinguir el extraño bulto que se acerca. Puedo oír cómo se mueve y aun en la oscuridad sus ojos brillan como un puñado de rubíes. Este es nuestro final, el final de todo. Entonces en ese instante recuerdo a Leah y cerrando mis ojos mientras espero ser desgarrado por la mutación, rezo por que ella logre salir con vida.


Más allá del bosque del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora