Inicia la cuenta regresiva

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Me despierta el sonido retumbante del metal contra metal. Abro un poco los ojos y me llevo la mano derecha al rostro automáticamente. La luz de la bombilla en medio de la habitación es tenue pero hace que me cueste ver. Poco a poco mis ojos se acostumbran a la claridad y me permite observar que nada de esto ha sido un sueño. La terrible realidad se mantiene imponente ante la ya casi extinta esperanza de salir librado de esta situación.

Veo a una guardiana golpeando un trozo de hierro contra una tubería que pasa por la pared. Es la misma guardiana que hablo con nosotros ayer por la noche.

—Tienen diez minutos para levantarse y arreglarse, luego volveré para darles las indicaciones antes de que su misión comience.

Aun siento estar imaginándomelo todo. Es difícil aceptar que la vida puede cambiar tanto en un instante, con una simple roca de un desafortunado color.

Me siento cansado. Creo que apenas pude dormir una hora o menos a causa de la preocupación y, en parte, por la incomodidad de la colcha. Todos nos levantamos de nuestros catres y nos desperezamos mientras esperamos que la guardiana regrese. Cuando vuelve ella nos acompaña hasta unos lavabos a lavarnos la cara, y tratar de tener mejor pinta, aunque eso ahora realmente no importe mucho.

—Les he traído algo para desayunar —nos dice mientras nos pasa una canasta llena de panecillos cubiertos de semillas y un frasco con mantequilla para untar—. Mientras comen estén atentos a lo que les diré. Preguntas solo al final.

Todos guardamos silencio mientras comemos y prestamos atención a sus palabras. El pan esta recién hecho, lo sé porque aun esta tibio en el centro. Está un poco tostado de más, pero aun así lo comemos como si se tratase de un manjar de dioses.

—Creo que ayer quedo claro el porqué de esta misión, el porqué los seleccionamos y la importancia que recae en ustedes. Así que no volveré a tocar el tema. En unos momentos bajaremos al sótano de la alcaldía, allí se encuentran unas enormes compuertas de metal que por los momentos están cerradas, esa es la entrada a los túneles subterráneos que los deben llevar a la ciudad donde creemos están los núcleos. Los dividiremos en parejas...

—¿Por qué dividirnos? —pregunta la chica que esta recostada en la pared con los brazos cruzados delante, Leah.

—Dije que las preguntas al final —dice la guardiana sin mirarla —. Los dividiremos en parejas. La razón es que existen tres túneles diferentes. No sabemos cuál de los tres lleva a la ciudad. Quizá solo uno llegue hasta allá o quizá los tres tengan el mismo destino, sin embargo no estamos seguros así que dos irán por un mismo túnel para ver cuál es el correcto o en su defecto el más corto. Luego de llegar a la ciudad irán al edificio central de investigaciones, suponemos según algunos datos del archivo que su tamaño será mayor al resto de las edificaciones y debe estar ubicado en la zona central de la ciudad. Allí deberán buscar los núcleos. Deben hacerlo lo más rápido posible. Se les otorgara una mochila con alimentos, un arma por si es necesaria y algunos complementos que les ayudaran. Tenemos la firme convicción de que al ir bajo tierra no se encontrarán con mutaciones o algún otro inconveniente, además el...

En ese instante Mónica aparece por la puerta mientras un guardián muy joven le jala el brazo para tratar de sacarla.

—¡Mónica! —exclama Angie sorprendida.

—Angie, ¿qué es lo que pasa? Llevaba horas buscándote —suelta Mónica tratando de soltarse del guardián.

—Un Momento, ¿qué sucede aquí? —dice la guardiana con aparente enojo.

—Eso es exactamente lo que quiero yo saber —chilla Mónica soltándose por fin del guardián.

—La encontré espiando en una de las ventanas y luego entro sin poder evitarlo —dice el joven guardián. Lleva los antebrazos llenos de arañazos.

—La señorita Angie fue asignada a un nuevo cargo, su misión es de suma importancia y clasificado.

—Pues no me importa su cargo. Ella es mi hermana y no dejare que la obliguen a nada sin siquiera decirnos a mi madre o a mí. Merecemos una explicación —dice Mónica plantando con firmeza los pies en el suelo. Su carácter es alucinante.

—Le repito que es una decisión tomada. La joven está a punto de partir...

—Entonces voy con ella —tercia acercándose aun más a Angie.

—No puede... —empieza a decir la guardiana.

—O iré en su lugar —dice Mónica negada a dejar que la guardiana termine sus frases. En su rostro ya no logro ver a la picara jovencita que hacia ojitos a mi primo. Ahora solo observo a una joven dispuesta a arriesgarse el pellejo por esa chica.

—Estos casos son muy delicados y esa decisión no la puede tomar usted —afirma la guardiana.

—No voy a permitir que se la lleven.

Es en medio de la discusión cuando finalmente el guardián de mediana edad entra en la habitación.

—¿Qué demonios sucede? ¿Qué hace ella aquí? —dice el guardián fulminándonos a todos con la mirada.

—Ha entrado a la fuerza señor, dice que está dispuesta a ir en lugar de la joven —le explica la guardiana. El hombre parece considerar la situación sin quitar la expresión de ira de su anguloso rostro, pero luego de unos segundos se retira a una esquina a hablar con la guardiana.

Hablan muy bajo y apresurado pero logro captar pequeñas frases de su cuchicheo.

—"...ella nos sería más útil...", "...mírala, esta devastada llorando, no podrá hacerlo...", "...es momento de hacer excepciones, por el bien mayor...", "...no me importa lo que diga el gobernador, esto es de vida o muerte..." —cuando parecen haber terminado regresan hasta nosotros.

—Veo su firmeza y su sacrificio señorita...

—Jenssen, Mónica Jenssen.

—Jenssen, creo que en este caso podríamos hacer una excepción con usted—dice él ya más calmado.

—Entonces no hay nada más que decir —dice la guardiana. Mónica observa a Angie que está llorando a mares y la abraza, luego alcanzo a oír cuando le dice en voz baja: Dile a mis padres que los quiero... los quiero a todos ustedes. Cuídate.

Angie solo responde un cortado "Gracia".

—Por favor, lleve a Angie a su casa he informe a su familia lo ocurrido —ordena la guardiana a su compañero más joven, luego ellas se abrasan y Angie se va.

—He de suponer que sí ha llegado hasta acá y nos ha estado espiando, no hará falta explicarlo todo de nuevo ¿verdad? —dice el guardia mayor a Mónica. Ella solo asiente.

—Muy bien. Prepárense chicos, la hora de emprender su misión ha llegado.

Más allá del bosque del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora