Cap. 31: Plan B

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El sujeto de barba, quien según Anthony se llamaba Ben, no nos dio muchos detalles de cómo sería el traslado de más de quinientas personas desde nuestra aldea hasta Temeriza. Según él, no había tiempo que perder con explicaciones y ya todo estaba listo para evacuar la aldea.

Al bajar hasta la primera planta nos encontramos a otros tres sujetos con los mismos trajes y armas. Ben les dio instrucciones de regresar a Temeriza y preparar un escuadrón aéreo de rescate para trasladar a los habitantes de la aldea.

Mientras tanto nosotros, con Ben a la cabeza, nos dirigimos hacia un edificio no muy lejos de donde nos encontrábamos. Al entrar subimos los tres pisos por las escaleras hasta llegar a la azotea de la estructura y contemplamos la cosa más extraña y curiosa que hubiese visto hasta ahora.

Era enorme y tenia largas hélices en la parte superior. El interior no era nada asombroso pero los cuatro cabíamos perfectamente. Ben empezó a darle órdenes a sus compañeros, a quienes llamaba Jeff y Walter (Jeff era el de la cicatriz). Ellos empezaron a hablarle a unos aparatos pequeños de color negro y estos a su vez emitían voces, supuse que era parte de la misma tecnología que usábamos en la aldea con los altavoces. Hablaban cosas que no comprendía así que tome ese tiempo para hablar un poco con Anthony.

—¿Entonces ellos te rescataron? —pregunte con cautela a Anthony, quien estaba sentado frente a mí, el tomo un segundo antes de responder.

—Estaba a punto de rendirme cuando me hallaron. Habíamos perdido todos nuestros suministros durante una tormenta eléctrica, no teníamos comida —empezó a decir refiriéndose a Marlene y a él—, luego de eso llegamos al borde de la ciudad pero una mutación nos tomo por sorpresa. Su aspecto era...—su voz tartamudeo un instante, como si luchara por borrar el recuerdo—. No nos dejo tiempo para ocultarnos, tomo a Marlene y clavo sus garras en su espalda mientras la lanzaba contra el piso. Supe que estaba muerta apenas impacto contra el concreto —su voz era cada vez mas ronca y sentía pena por ambos—. Corrí tan rápido como pude, la mutación ni siquiera se molesto en tocar a Marlene, emprendió su caza hacia mí. Parecía no tener hambre, como si solo quisiera matar todo lo que viese. Por suerte logre refugiarme.

Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, pero hizo lo imposible por evitar que salieran.

—Vimos su cuerpo —le dije, él me miro a los ojos pero no dijo nada—. Estaba desangrada, al principio pensábamos que tú también habías muerto.

—Quizá... quizá debí hacer algo mas, ayudarla, no debí dejarla allí —Su voz se volvía cada vez más grave y cortada.

—No hubiera servido de nada. Vimos su herida, era algo terrible, nada la hubiese ayudado —obvie mencionar la parte en la que nosotros dejamos su cuerpo en el mismo lugar sin siquiera sepultarlo.

El solo asintió y cerró sus ojos un instante.

—¿Cómo es la ciudad de Temeriza? ¿Estuviste allí? —la voz de Mónica hizo que el abriera de nuevo sus ojos.

—Sí, estuve allí. Ellos me llevaran hasta la ciudad luego de que me encontraran, la ciudad es realmente... —no pude saber que era lo que Anthony iba a decirnos pues en ese instante Ben entro y su presencia autoritaria parecía provocar total silencio.

—Estamos listos para irnos —acto seguido, Walter y Ben se ubicaron en la cabina de los controles y pusieron en marcha el aparato.

El zumbido que siguió luego de los disparos parecía una dulce melodía comparado con el ruido ensordecedor que producían los motores de la extraña nave que ellos llamaban helicóptero.

Jeff, quien iba junto a nosotros, nos paso un par de objetos que, según sus señas, iban puestas en los oídos. Al colocármelas sentí un gran alivio. Estas cosas anulaban bastante bien el ruido, pero a su vez evitaba que pudiéramos seguir hablando así que me recosté un poco y desee con fuerza que aun no fuera demasiado tarde.

Más allá del bosque del AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora