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Me desperté con el sol sofocándome, directo a los ojos, y cuando abrí los párpados lo vi: Nico, parado junto al ventanal, abriendo las cortinas. Tenía una revista en una mano y su teléfono en la otra. Sentí el estómago revuelto, porque sabía exactamente lo que venía.

—Buen día, estrella —dijo sin siquiera mirarme, concentrado en la pantalla de su teléfono.

Me cerré mis ojos y los froté con fuerza, tratando de despejarme, pero lo que realmente necesitaba era despejarme de todo esto, no del sueño. Mi primera reacción fue preguntarme qué hacía Nico ahí tan temprano, pero lo sabía. A este ritmo, el control que tenía sobre mí ya no parecía distinguirse entre trabajo y vida personal.

—¿Qué hacés acá? —gruñí, todavía entre las sábanas.

—Revisando los resultados de la sesión de fotos de ayer. Van geniales —respondió, como si la obviedad me fuera a animar. Arrojó una revista sobre la cama, abierta en una página que mostraba a Rodrigo y a mí riendo, con uno de esos titulares estúpidos: "Iván Buhajeruk y Rodrigo Carrera: La pareja del momento". Mi nombre y el de Rodrigo seguían siendo noticia, pero nada nuevo.

—Esto ya me parece demasiado —murmuré, casi sin darme cuenta.

Pero Nico seguía en su propio mundo, hablando de números, reacciones, redes sociales. Era como una lluvia fina, cayendo una y otra vez sobre mí, hasta que no pude más. Me levanté de golpe.

—¡Basta, Nicolás! —grité, sin pensar, sintiendo cómo me hervía la sangre—. Estoy harto de todo esto

Nico, sorprendido, por fin levantó la cabeza del teléfono. Me miró como si yo fuera el loco en esta historia.

—¿Qué te pasa? Lo estás haciendo bien, Iván. Esto es lo que habíamos acordado.

—¿Qué me pasa? —repetí, casi sin poder creerlo—. Me pasa que yo nunca busqué esto ¡Que todo es una mentira! Y a vos solo te importan los números, las redes, las reacciones. ¡Me siento vacío, Nico!

Pareció entenderme, pero sabía que no me iba a dar la razón tan fácil.

—Vos aceptaste esto, Iván. Sabías lo que implicaba desde el principio. Es la única manera de que no te destruyan los medios, y lo sabés. Todo el mundo está mirando, y si fallamos, no es solo tu carrera la que se va al carajo, es todo lo que hemos trabajado.

Sentí un nudo en la garganta. Todo este discurso ya lo había escuchado, una y otra vez. Pero esta vez no podía callarlo más.

—¿Te pensás qué algo de eso me importa, Nico? Estoy cansado de que todo sea sobre "lo que funciona para la imagen". Me agrada Rodrigo, pero nada me agrada cuando estoy frente a las cámaras, y encima, está afectando todo lo demás. Gonzalo ya ni me habla, ¿te das cuenta de eso? Mi mejor amigo, Nico. Todo se está desmoronando y parece que a vos solo te importan los números.

Su mirada cambió. Tal vez pensó en bajar el tono, y eso hizo. Fijó su mirada en el piso por unos segundos, parecía estar recapacitando sobre mis palabras

—Esto no es fácil para nadie, Iván, pero si querés seguir adelante, es lo que hay que hacer. No se trata solo de tu reputación, sino de tu futuro.

No podía creer lo que escuchaba. Ese argumento vacío no me servía más. Y entonces, lanzó la frase que me desarmó por completo.

—Tu papá... él sabía cómo manejar estas cosas. No entiendo por qué te cuesta tanto. ¿No creciste viendo cómo se hacía esto?

Sentí que algo dentro de mí se rompía. Me hervía la sangre.

—¡No soy él, Nico! —le grité, sin poder contenerme—. ¡Nunca quise ser como él! ¡Y vos no tenés idea de lo que fue crecer ausente y siempre tan perfecto para los medios, pero vacío en casa!

La cara de Nico cambió. Ahora sí, parecía haber captado que había metido la pata, pero ya era tarde.

—Si seguís presionándome así, voy a dejar todo. Termino con esto, con la farsa, con vos. No me importa lo que pase con mi carrera. Prefiero perderlo todo antes que perderme a mí mismo.

El silencio en la habitación se volvió insoportable. Lo vi intentar cambiar de actitud, suavizarse.

—Iván, te prometo qu...

—No quiero escuchar más —lo interrumpí, sin darle la oportunidad—. Esperá mi llamada más tarde.

Me fui de la habitación sin mirar atrás, dejándolo solo junto al ventanal, con su teléfono y la revista tirada. Sabía que había cruzado una línea, pero ya no me importaba.

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se viene el drama....d... muajajaj

me pone muy feliz que esten siguiendo la hitoria y votando, muchaagracias postaa

Entre escenas y letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora