22

192 17 0
                                        

Rodrigo había insistido en prepararnos algo para cenar. Mientras sacaba ingredientes de la nevera y los iba acomodando en la mesada, me apoyé junto a él, observándolo en silencio.

Había algo en sus movimientos, en la manera en que cortaba con cuidado cada ingrediente y organizaba todo que me llamaba la atención. Parecía tranquilo, mas de lo que habia estado en todo el dia. Sin embargo, su expresión seguía teniendo algo de esa melancolía que no se había ido del todo.

—Viste... —empezó , sin apartar la mirada del cuchillo que manejaba con precision—, lo de Tomás, lo que dijo... fue bastante fuerte para mi.

Asentí, dándole espacio para que siguiera. Rodrigo no era de los que solían hablar de estos temas y, aunque su voz era calmada, había una vulnerabilidad en ella que me tocaba.

—Él fue importante para mí —su voz bajó un poco, y mientras hablaba, miraba las verduras que cortaba, como si se escondiera detrás de esa tarea—. Pensé que habíamos quedado en buenos términos, por eso habíamos salido a ver una obra hace poco, pensé que lo que tuvimos había sido... real, aunque corto. Pero supongo que él lo recuerda distinto.

Se quedó en silencio unos segundos, y aproveché para acercarme un poco más, apoyándome en la mesada, donde pudiera mirarlo sin que sintiera la presión de mi mirada. No quería interrumpirlo, pero tampoco quería que se sintiera solo en ese momento.

—Dijo cosas que pensé que eran exageradas, que yo era demasiado... intenso, alguien a quien no se puede aguantar mucho. —Rodrigo dejó el cuchillo, como si esa confesión lo hubiera desarmado un poco—. Y no sé, capaz tenga razón. Todas mis relaciones terminan igual. Ninguna duró lo suficiente como para ser seria.

Noté que estaba tratando de mantenerse fuerte, pero su voz temblaba un poco. Antes de pensarlo demasiado, puse una mano sobre su hombro, apretando suavemente.

—Escuchame, Rodrigo, que una relación termine no significa que seas insoportable —le dije, intentando sonar firme—. No es justo que te defina así, menos en público. ¿No era alguien que te conocía bien?

Rodrigo asintió, tomando una respiración profunda. Volvió a su tarea, aunque ahora cortaba más despacio.

—Creo que es eso lo que más me dolió. Que alguien que me conoció tan de cerca dijera esas cosas... porque capaz que vio algo en mí que es cierto.

La cocina se llenó con el sonido de los cuchillos, y yo solo me quedé ahí, observándolo, viéndolo abrirse como pocas veces. Era como si esa situación lo hubiera dejado vulnerable, y me di cuenta de cuánto quería protegerlo en ese momento. Rodrigo era alguien a quien todo el mundo veía como una figura segura y confiada, y ahí estaba, mostrándome su lado más humano.

—Yo no creo que sea así —le dije, sin quitarle la mano de su hombro—. Creo que solo te faltó dar con alguien que te quisiera como sos. Y te prometo que no sos insoportable... mira, hasta estoy yo acá, y no se me ocurre un lugar mejor.

Rodrigo pareció un poco sorprendido por mis palabras, pero no pude evitar soltar una risa suave.

—Aprecio mucho que te abras conmigo, enano— le dije, con un tono bromista, intentando aligerar el ambiente.

Rodrigo giró la cabeza, fingiendo un enfado, pero la expresión en su rostro era más tierna que otra cosa. Sus ojos brillaban de una manera que me hizo sentir un cosquilleo en el estomago.

—¿Enano? —replicó, arqueando una ceja y cruzando los brazos, aunque la risa se le escapaba al final de la frase.

Me reí de nuevo, disfrutando de esa chispa entre nosotros.

—Perdón, no pude evitarlo. Pero posta, me alegra que confíes en mí — dije, aunque la broma había sido un intento de suavizar el momento.

Rodrigo se quedó mirando un momentos más, y al final sonrió, dejando que la tensión se desvaneciera.

—Está bien, solo no me..

El sonido de mi teléfono rompió la calma entre nosotros. Lo saqué del bolsillo y, al ver la pantalla, le lancé una mirada rápida a Rodrigo antes de entender.

—¿Nico?

—Ivo, Germán está de acuerdo, no tiene ningún problema con extender el contrato.

—Perfecto, gracias, Nico —respondí, y justo cuando iba a cortar, escuché au voz de nuevo.

—Y, por cierto... ¿A qué se debió esa decisión tan radical?

Puse los ojos en blanco, aunque una sonrisa me traicionaba.

—Boe, andas de curioso hoy —dije, en tono de broma, y antes de que pudiera responder, corté la llamada, divertido por haberle dado una respuesta tan vaga y sabiendo que Nico se iba a quedar intrigado por un buen rato.

Cuando levanté la vista, Rodrigo me miraba, claramente luchando por contener una carcajada.

—Que lindo sos con tu manager, Ivo— soltó, cargado de sarcasmo.

—Es parte de mi encanto ¿no? —le respondí, haciéndome el desentendido, aunque mi sonrisa lo decía todo.

Rodrigo negó con la cabeza, aún con una sonrisa en su rostro, y esa chispa de humor entre nosotros volvió a calmar cualquier preocupación, como si el resto del mundo se hubiera quedado fuera de nosotros.
---

volvieron las multiples actualziaciones por diiiaaa muaaajajsaj

Entre escenas y letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora