Capítulo 4

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POV DEREK.

Realmente no quería asistir a esta gala; preferiría haber enviado un cheque y listo. Pero mi madre y mi hermano insistieron, y no entiendo bien por qué, si nunca se interesaron por estas cosas.

— Si quieres hacer negocios con Alexia Hunter, esta es una buena forma de empezar. Ella apoya mucho esta causa — dice Lucas.

Lo curioso es que me interesa mucho esa mujer, aunque no sé por qué. Tengo muchas mujeres a mi alrededor, pero Alexia tiene un extraño efecto en mí. Es como si la conociera de antes. Cuando esos ojos azules verdosos se clavan en los míos, siento que me desnuda por completo. He soñado con esos ojos, con esos labios, desde que desperté en ese hospital. No puedo ver su rostro con claridad en mis sueños, pero sé que es ella.

— Derek, algo está pasando fuera — dice mi padre, interrumpiendo mis pensamientos.

Lucía me agarra de la mano y me arrastra hacia el exterior. La verdad es que no me gustan los espectáculos, pero me sorprende ver a Alexia Hunter con su mano alrededor del cuello de Aida. Sus ojos reflejan pavor.

— Alex, suéltala — grita el idiota que se supone es su marido.

Ella no reacciona, parece perdida en sus pensamientos, con la mirada fija y melancólica. Es fascinante verla así, tan preciosa, tan enigmática. Esa tristeza en sus ojos me hipnotiza, pero lo que realmente me sorprende es cómo cambia cuando ve a su hija. De repente, esos ojos tristes se iluminan, brillando con una mezcla de emoción contenida, como si estuviera a punto de derramar una lágrima.

Siento que debo intervenir, que no puedo permitir que todo esto termine mal, que no quiero ver a nadie más herido aquí, pero justo en ese momento, una pequeña figura se adelanta.

— Mamá? — llama con esa voz dulce y delicada, que parece calmar el aire.

Alexia reacciona al instante. Su mirada se desplaza rápidamente por todos nosotros y, con una mezcla de sorpresa y alivio, suelta a Aida, que se queda parada allí, boquiabierta.

Mirame, Alex.

Pero no lo hace. Sus ojos siguen fijos en su hija, completamente absorta en ella. Esa niña, con su cabello castaño y esos ojos azules intensos, tan claros y brillantes, tan llenos de vida. Sus labios rosados se curvan en una sonrisa tímida, y todo en ella irradia una pureza que me hace sentir una extraña mezcla de fascinación y protección.

— L-lo siento — murmura Alexia, su voz llena de apuro y vergüenza.

Yheyson, al ver a su esposa en ese estado, la abraza con ternura y la mira con tristeza. No entiendo por qué la observa así. No es como si estuviera fuera de sí, ni mucho menos. Y sin embargo, todos parecen mirarla de la misma manera: con una mezcla de pena y juicio. Eso me molesta más de lo que puedo explicar. ¿Qué es lo que saben que yo no?

— Mamá — la llama nuevamente su hija, esta vez con una pequeña lágrima asomando en sus ojos.

— Está bien, cariño — la tranquiliza Alexia con una suavidad que hace que me sienta aún más intruso en este momento tan íntimo.

Alexia toma a su hija en brazos y, después de disculparse nuevamente con Aida, se da la vuelta y se va. Al pasar por mi lado, sus ojos no se cruzan con los míos, pero su olor... su fragancia, esa mezcla única que parece tan familiar, llega hasta mis fosas nasales. Es como si algo en mí, en lo más profundo, reconociera ese aroma, aunque no tengo idea de por qué. Joder... ¿por qué siento que la conozco? La ciudad dice que se fue hace años y que ahora regresa, pero ¿por qué? ¿Por qué se fue en primer lugar?

Mi mente está llena de preguntas sin respuesta mientras observo cómo se aleja. Todos parecen tener algún tipo de historia con ella, incluso mi psicóloga la conoce. Aida, que acaba de pasar por mi lado, está por entrar al edificio cuando, sin pensarlo, la agarro del brazo, deteniéndola.

El amor es....(ADDD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora