Capítulo 22

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DEREK POV

De repente, siento sus uñas clavarse con fuerza en mi torso, una sensación que me hace estremecer. Sus ojos se llenan de lágrimas, y me cuesta contener las mías al ver cómo su rostro se contrae por el dolor, pero más aún cuando se cierra, como si una parte de ella se estuviera apagando. Su cuerpo empieza a caer, pero soy ágil, y en un rápido movimiento, logro sostenerla justo antes de que toque el suelo, a centímetros de la caída.

Mi respiración se acelera mientras coloco su cabello húmedo de sudor fuera de su rostro, intentando despejar su cara, intentando ver su expresión. Sus labios están rojos, entreabiertos, y la fragilidad que veo en ella me paraliza por un momento.

— ¡Llamad a Dylan! — grito con desesperación, mi voz rasgada por el miedo que siento.

Con cuidado, la dejo sobre el piso, intentando no lastimarla. Mis ojos recorren su rostro, buscando una señal, cualquier pequeño movimiento que me diga que sigue con vida, pero lo que veo me congela el alma. No hay ningún movimiento, ni el más mínimo indicio de respiración. Se ve rígida, inerte, como una estatua de mármol.

En mi pecho, el pánico se desata. Coloco mi oreja sobre su pecho, presionando con fuerza, con la esperanza de escuchar el latido de su corazón, pero no oigo nada. Me alejo un poco y con manos temblorosas, busco su pulso en la muñeca, pero nada. El vacío es absoluto. Mi cuerpo entra en un estado de shock mientras intento no sucumbir al terror que me invade.

Vuelvo a intentar en su cuello, pero el resultado es el mismo. No hay nada. Nada.

— ¡Dylan! — grito con la voz quebrada, mi desesperación alcanza su punto máximo.

Dylan se aproxima rápidamente, sus ojos se fijan en Alex, y sin perder tiempo, empieza a hacer lo mismo que yo. La examina con rapidez, buscando un signo de vida, pero al igual que yo, no encuentra nada. Su rostro se pone serio, y una sombra de pánico cruza su mirada antes de que mire hacia mí.

— Su corazón no está latiendo. — Su voz es firme, pero el miedo está claramente presente en sus ojos. — Hay que practicarle un RCP. Cuando te diga, le das respiración boca a boca.

Mi mente lucha por procesar las palabras mientras veo cómo Dylan toma el control de la situación. Con rapidez, agarra el mentón de Alex, lo eleva hacia atrás con habilidad, para que el aire pase más libremente a sus pulmones. Luego, entrelaza sus manos una encima de otra y las coloca en su pecho, sobre su tórax, ejerciendo presión.

Me hace una señal para que me acerque, y mi corazón late tan fuerte que casi lo escucho en mis oídos. Siento el sudor frío recorrer mi espalda mientras me inclino sobre ella. Pongo mi mano sobre su nariz, y cuando sus labios se encuentran con los de ella, trato de calmar mi respiración, sabiendo que el tiempo se escapa. Mi boca se une a la suya, y soplo con fuerza, intentando introducir aire en sus pulmones, aunque mi mano temblorosa se siente incapaz de hacer algo más que pedir un milagro.

El tiempo parece congelarse en cada segundo que pasa, mientras repito el proceso, el dolor de no saber si lograré salvarla se hace insoportable.

— ¡Otra vez! — ordena Dylan, su voz cargada de urgencia, pero también de desesperación.

Repetimos la maniobra una y otra vez, sin detenernos, una y otra vez, como si el tiempo fuera un enemigo invisible que se nos escapa entre los dedos. Mis manos ya no responden con la misma eficacia, el agotamiento se hace notar en mi cuerpo, pero el miedo de no conseguir salvarla me impulsa a seguir. He perdido la cuenta de cuántas veces hemos intentado, de cuántas respiraciones boca a boca le he dado, pero el corazón de Alex sigue sin reaccionar.

La tensión en el aire es insoportable, y los murmullos de los demás empiezan a llenar el espacio, sus voces apagadas por la angustia. Entonces, Dylan se detiene, su rostro refleja la derrota, y posa su mano sobre mi hombro, agachando la cabeza en señal de rendición. La impotencia se lee en su rostro.

El amor es....(ADDD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora