Llegamos a su edificio, Eric nos dejo una silla de ruedas, es muy útil y Pita esta muy cómoda en mis piernas, en cuanto entramos, comienza a oler todo, recorre y camina por todas partes, mientras yo intento seguirla con la mirada.
— Tranquila — dice Max — cerraron todas las puertas, no quedará encerrada — sonrío.
Helena y Melisa aparecen por el pasillo, me miran y sonríen a pesar de mi pierna y labio roto no miran mas que mis ojos y me siento agradecida, ni siquiera hacen un comentario por la silla de ruedas, Max se detiene a mi lado, me dan ganas de mirarlo, pero no soy capaz, sé que no es Alex, pero aún así, son iguales...
— Hola — saludan al unísono.
— Hola — respondo fingiendo una sonrisa.
— Emma estará con nosotros un tiempo — dice Max — así que quiero que se sienta cómoda y en casa, sé que ustedes son todo lo que ella podría necesitar — ambas sonríen.
***** *****
Los días comienzan a avanzar, me quedo en la habitación de Max, él duerme en otra que está junto a está y frente a su oficina, le pedí que no entrará a la habitación, que yo saldría cuando estuviese... no sé... ¿mejor?. No nos hemos visto desde que llegué y aunque suene horrible, creo que es lo mejor, sé que no podría mirarlo y por lo mismo sé que eso lo lastima tanto a él como a mi. Tampoco he salido de la cama, solo para ducharme, mis ánimos están en lo más bajo, no puedo dejar de recordar lo que sucedió.
Las pesadillas durante la noche son constantes, no me dejan descansar, me invaden y aterrorizan cada vez que intento dormir, hay veces que mi miedo es tanto que llego a la puerta con toda la intención de ir a la habitación de Max, refugiarme en él, pero no soy capaz, no puedo, esto es más fuerte que yo, entonces simplemente me siento junto a la puerta y abrazo mis piernas, lloro por horas, sé que eso se supone que ayuda liberar, pero no sé en que momento sucederá y si no son pesadillas, sufro de terrores nocturnos, despierto y observo todo aterrada con la idea de que en cualquier momento aparecerá Alex.
A veces escucho trabajar a Max, sé que está aquí, no a vuelto a la oficina, trabaja desde su oficina y me siento segura sabiendo que está cerca, esperándome, me hace bien escucharlo, me concentro en él y es de los pocos momentos en que mi mente descansa.
A pesar de la terapia constante, llorar, desahogarme y hablar sobre lo sucedido, sigo igual, las pesadillas no me dejan, los terrores siguen amenazantes y aún no puedo verlo, hay veces que tomo mi celular y nacen mis ganas de llamarlo o simplemente gritar su nombre para que venga, pero sé que no estoy lista, aunque debo aceptar que si tengo un momento feliz y es que en cada bandeja que Helena trae con algo para desayunar, siempre hay una rosa con un mensaje de él, así sé cuantos días han pasado y cuando ya no caben más en el florero, las cuento y son 17, 17 días...
En mi rosa número 24 decido que saldré de la habitación, ya no duele tanto mi pierna, la verdad casi nada, elijo un vestido para no complicarme, tomo las muletas ya que no me siento tan jodida como para usar la silla de ruedas, me acerco a la puerta y una vez ahí respiro hondo, tratando de llenarme de valor y la abro, lo que me hace sentir que di un pequeño paso, un pequeño logro, avanzo con algo de dificultad y cuando llego a la sala, veo a Max en el sofá con su computador muy concentrado, sonrío al poder mantener mi mirada, poder recorrer cada una de sus expresiones, disfrutar de él, aunque sea desde lejos, ya puedo mirarlo y es solo él, Pita ladra delatándome, él mira en mi dirección y mi corazón se vuelve loco.
— Nena... — dice casi inaudible y con una leve sonrisa, se levanta algo nervioso — al fin saliste... — asiento.
— Sí, es que... — me pauso, no sé por qué estoy tan nerviosa — tengo sed — digo.
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Tormenta y Trueno [ LIBRO 2 ]
RomansaTORMENTA Y TRUENO es una historia llena de giros inesperados, pasión reprimida y secretos oscuros que acechan desde las sombras. Emma está tratando de seguir adelante con su vida después de que Max, el hombre que la rompió, reaparece de la nada. Per...