17 | Remontada

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Me quedo sin aliento mientras corro lo más rápido que puedo al metro para ir a Montjuic. La conversación con mi madre y la ducha me hicieron ver lo equivocada que estaba, es normal sentirme con miedo por mostrarme vulnerable, pero Pau no se merece sufrir por mi culpa.

Una vez dentro del vagón me permito respirar profundo y tranquila al ver que mucho aficionados van en el mismo vagón.

— ¡Cu, Cu, Cu, Cubarsí! — empiezan a cantar cuando ven el dorsal de mi camiseta sacándome una sonrisa.

— Cubarsí os ha robado el corazón a todas las chavalas — me dice un aficionado y asiento con una sonrisa, no lo podía haber explicado mejor, Pau le robó el corazón a la que se esforzaba en esconderlo.

Llego al estadio justo cuando inicia el primer tiempo, entre que enseño mi acreditación y busco un lugar donde no vayan a estar mis amigas (no me apetece darles explicaciones a ellas antes que a Pau) el Atlético de Madrid marca el primero y por lo que escucho fue un error defensivo de Pau que no adelantó la línea defensiva habilitando a Griezmann que no falla la ocasión de gol, genial Pau está descentrado y tiene pinta que la única culpable de eso soy yo.

Encuentro un lugar cerca del campo, obviamente no me corresponde pero para que esté vacío pues me quedo yo, busqué una zona cerca de la defensa del Barça para estar lo más cerca posible a Pau. Lamentablemente el gol no es una situación puntual, mi "amigo", ya no sé si es correcto seguir llamándole así, está muy descentrado, todo el rato deja a la defensa colgada habilitando a los delanteros rivales.

— ¡Joder Pau! — gritó frustrada cuando el balón le cae a Julián Álvarez, pero afortunadamente para nosotros el balón sale rozando el palo. — ¡Pau céntrate en el partido! — gritó con todas mis fuerzas.

El de Girona se gira buscándome ya que reconoce mi timbre de voz, su mirada muestra duda y sorpresa porque no se esperaba verme y no entiende que hago aquí, cuando mira mi camiseta un amago de sonrisa amenaza con aparecer en su rostro haciéndome creer que todavía hay esperanza.

El toque de atención parece haber hecho su efecto porque el catalán vuelve a meterse en el partido y no comete más errores en lo que queda de primera parte.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — me pregunta cuando el árbitro anuncia el final del primer tiempo.

— Intentar arreglar mis cagadas — respondo, no sonríe, se le nota entre molesto y dolido.

— Está lloviendo y no te has abrigado, te vas a enfermar — señala, realmente mi pelo está mojado porque salí así de la ducha, pero me da ternura su preocupación, le sigo importando a pesar de ser tan estúpida.

— Da igual — le restó importancia. — Tienes que centrarte en el fútbol, a la mierda la idiota esa que te ha estado evitando toda una semana, Julián y Griezmann están muy pendientes de tus actos y están buscando tu espalda constantemente.

— Vale, estaré más atento — me responde seco. — ¿Vas a seguir aquí cuando acabe el partido o vas a volver a desaparecer?

— Voy a estar aquí — respondo, por primera vez sonríe y se va satisfecho, me siento horrible al pensar en todo el daño que le he podido haber hecho, irónicamente tratando de protegerme le terminé haciendo daño a la persona que más quiero.

— ¡Desaparecida! Dice Pau que toma — Héctor me da el abrigo con el número 2, sonrió agradecida, la lluvia estaba empezando a calarme los huesos. — Oye tú sabes que, aunque nunca te lo diga, soy tu amigo y que puedes conmigo para lo que sea.

— Gracias Héctor — sonrió aunque me siento mal por haberles preocupado a todos. — Te prometo que luego os doy explicaciones, ahora a remontar el partido.

En la segunda parte aparece el gran Barça que todos conocemos, dominan el partido con jugadas individuales y colectivas, empatando y remontando en los primeros minutos para la alegría de todo Montjuic. Pau juega súper bien, realizando actos defensivos muy necesarios y evitando ocasiones de gol muy claras. El partido acaba 2-1 para nosotros y no puedo evitar sonreír aliviada por ver como han revertido la situación y sobre todo porque no haya influido más en el juego de Pau.

Al acabar el partido le hago un gesto a Pau indicándole que le espero en los túneles de vestuario, él comprende lo que le digo y asiente.

Mientras espero juego nerviosa con mi pelo, me tiemblan las piernas e inevitablemente mis pensamientos negativos vuelven y me dicen que me vaya, que voy a terminar mal, pero no puedo hacerle esto a Pau, no a él.

— Hey — dice sentándose a mi lado, ya se ha duchado y cambiado.

— Hola — saludo con una sonrisa tímida, creo que esto es lo más difícil que he hecho nunca. — Dos cosas: la primera gracias por el abrigo, me estaba cagando de frío y la segunda perdón por ser tan estupida, no te lo mereces.

— Te respondo también con dos cosas: la primera, de nada, cuando quieras aprendes a abrigarte y la segunda no hables así de ti — amo que a pesar de que esté molesto conmigo no lo demuestre.

— Pero es la verdad, me aleje sin darte ningún tipo de explicación y deje de hacer mi rutina porque no quería coincidir contigo — le respondo arrepentida de mis actos al imaginar cuanto dolor le he podido causar.

— Quiero entenderte Olivia de verdad que quiero, pero ¿no era más sencillo simplemente decirme que no sientes lo mismo y ya? — me pregunta con un tono de voz suave, no me está recriminando nada, simplemente quiere entender.

— Es que no es así — aclaró rápido, mi amigo no me entiende y yo menos. — Mira Pau para mí todo esto es nuevo, no sé, reaccioné de la peor forma posible, hasta mi madre me ha puesto etiqueta de un diagnóstico random y obviamente sé que no es excusa — empiezo a hablar rápido haciendo que Pau se pierda más en la conversación. — El caso es que si me gustó, el beso, joder me encantó.

— ¿Pero entonces dónde está lo malo? — pregunta sin entender.

— Es que para mí eso lo es — respondo sincerándome, si quiero ganarme su confianza tengo que contarle todo lo que siento. — Siempre me he dicho que no quería pillarme de nadie y hacerlo justamente de ti, para mí es lo peor que me podía pasar.

— ¿Por qué me dices eso? — por el tono de voz sé que está destrozado. — Toda mi vida he estado deseado ser amado por ti.

— Es que no sé cómo explicarme sin hacerte daño — respondo frustrada llevándome las uñas a la boca.

— No hagas eso — me recuerda Pau quitando delicadamente mis manos de mi boca. — Tu tranquila, lo que sea que me tengas que decir lo entenderé, solo no me apartes más.

— Me gustó mucho el beso, pero cuando llegue a casa empecé a comerme la cabeza diciéndome que esto era un error, que no debería haber accedido a tener algo más contigo porque te cansarás de mí y después ya no seguiremos siendo amigos — explico y sin darme cuenta mi voz se entrecorta y lágrimas amenazan con salir de mis ojos. — Me aleje porque creía que si ponía tiempo de por medio todo volvería a ser como antes, pero no ha sido así, ¡joder me gustas! y eso me asusta mucho, no quiero perderte, no cuando has sido lo mejor que he tenido siempre.

— Yo nunca me voy a cansar de ti — me asegura Pau limpiando la lágrima rebelde que recorre mi mejilla. — Y jamás haría algo que te pueda dañar, eres mi ratona — dice presionando mi nariz como cuando éramos pequeños y solía llamarme a menudo así, ese acto me hace reír. — Sé que el futuro te aterra y que nada de lo que diga va hacer que esos miedos desaparezcan, pero ¿te parece si nos centramos en vivir el ahora?

— Me parece una buena idea — sé que también me costará, pero trataré de hacerlo por él se lo merece. — Se me ocurre una buena idea para aprovechar el momento — digo con una sonrisa coqueta mientras me acerco a su boca.

— ¿Ah sí? — entiende a lo que me refiero y se acerca a mi. — ¿Cuál?

— ¡Desapareces una semana y vuelves para comerle la boca a Pau! — la voz de Lamine interrumpe nuestro casi beso, cuando me giro le veo acompañado de todos nuestros amigos, la hora de dar explicaciones ha llegado.

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora