21 | Tabú

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— ¿Crees que es demasiado pronto para cubrirlo con maquillaje? — pregunto con el corrector en la mano mirando a través del espejo.

— Creo que no hay nada que cubrir — me dice Pau haciéndome girar en la silla para quedar frente a él.

— Pero es que se está poniendo muy fea y me hace sentir horrible — me quejo volviendo a mirarme en el espejo, el chichón en mi frente está adquiriendo un tono morado intenso, lo bueno es que al menos la brecha cicatrizó bien y la tirita es mucho más pequeña, aunque eso no me quita lo ojo pipa.

— No digas tonterías amor, con herida y sin ella eres perfecta — me responde volviendo a girarme para darme un suave beso en mi frente, pero mi mente se quedó en la forma en la que se ha dirigido a mi, normalmente me llama ratona, pero amor suena mucho mejor.

— ¿Cómo me has llamado? — mi pregunta le hace sonrojarse.

— Amor — repite en bajo sentándose en mi cama.

— Me encanta — digo con una sonrisa. — Mejor que el ratona ese...

— Pues es una pena, tu mote oficial sigue siendo ratona — dice con una sonrisa.

— No vale, ya no tengo los dientes mal y he crecido un montón, no puedes seguir llamándome así — me quejo sentándome sobre él, no es la primera vez que me siento en sus piernas, pero sí la primera vez que me siento girada hacia él.

— Pero sigues siendo una cosita chiquita — dice tirando de mis mofletes. — Además, no te llamo así por lo físico, sino porque siempre llevabas cosas de Minnie Mouse y eras más presumida que la ratita del cuento.

— ¿Dónde se habrá quedado esa Olivia? — pregunto con nostalgia recordando lo que solía ser.

— Pues ha crecido mucho, pero sigue siendo esa misma chica con un brillo especial en los ojos, aunque confieso que echo de menos lo mucho que se reía — contesta y como si una bombilla interior se le iluminara comienza a hacerme cosquillas provocando mi risa descontrolada, sigue siendo mi punto débil.

— ¡Pau para! — digo entre risas removiéndome sobre él.

— Lo hago por tu bien, es risoterapia — continúa haciéndolo, mis risas van en aumento y cada vez me remuevo más, hasta que los dos notamos algo que nos hace parar de pronto. — Perdón Olivia — dice Pau sonrojándose y separándose de mí.

— Esto sí que es gracioso — respondo sin poder aguantarme la risa, con tanto movimiento sobre él su amiguito ha querido hacer acto de presencia y que le de tanta vergüenza me parece muy divertido.

— No tiene gracia — contesta muerto de la vergüenza.

— Si la tiene — continuó riéndome. — Oye pero en serio no pasa nada, no tienes que avergonzarte — añado al ver como se tapa la zona con un cojín y evita mi mirada.

— Es que es la primera vez que me pasa esto con alguien más — confiesa.

— No tiene nada de malo — respondo tratando de quitarle importancia. — Yo tampoco he estado nunca con nadie en ese sentido.

— ¿Ah no? — pregunta sorprendido.

— No, nunca he llegado a querer sobrepasar ese límite de intimidad con alguien — le explicó y poco a poco observo que deja de estar tan incómodo.

— ¿Y cómo sabes si estás preparada para eso? — me pregunta con curiosidad.

— No sé Pau, soy tan nueva en esto como tú — contesto sacándole una sonrisa, estamos igual de perdidos. — Supongo que debemos seguir fluyendo y ya se verá.

Solo de imaginarme teniendo algo más con Pau hace que se me suba el calor a las mejillas, nunca he estado con nadie el suficiente tiempo para siquiera planteármelo, pero con Pau es diferente, somos novios y llevamos varias semanas juntos y cada vez los besos suben más de intensidad y ahora le ha pasado esto.

— ¿En qué piensas tanto? — Pau me saca de mis pensamientos.

— No, en nada — respondo rápidamente, me levantó de la cama y sigo vistiéndome, hemos quedado con los chicos, Rayo y con Héctor vuelven de Madrid con un regalito para mi.

— Uy te estás sonrojando — bromea Pau levantándose de su sitio y viniendo tras de mí. — Cuéntame — me hace girar para quedar frente a frente, o más bien pecho a frente porque es mucho más alto que yo.

— ¿Es mi turno de pasar vergüenza? — bromeo y añado. — Estaba pensando en la posibilidad de ya sabes... mantener relaciones juntos.

—Te confieso que yo he fantaseado con eso muchas veces — contesta avergonzado y una parte de mí agradece la confianza que tenemos para hablar de estas cosas, no debe ser un tabú. — Quiero decir, siempre he sabido que me gustas y que quiero hacerlo todo contigo, pero entiendo que tú caso sea distinto, como dices, vayamos fluyendo — mientras lo dice sujeta mi mentón para que le mire a los ojos.

— Gracias — contesto con una sonrisa tímida. — Eres muy bonito — digo refiriéndome a tanto como persona como físicamente. — No sé que hice para merecerte.

— Podría hacerte una lista infinita de porque el afortunado soy yo — responde acariciando suavemente mi mejilla — pero entonces Héctor y Rayo me matarían por llegar 8 mil años tarde — añade haciéndome reír. — Me gustas mucho y te lo voy a repetir todas las veces que sean necesarias.

No sé exactamente qué decir, así que pienso que lo mejor es demostrarle mis sentimientos, me pongo de puntillas, porque estoy descalza y él tiene zapatos que hacen mayor nuestra diferencia de altura, y le deposito un suave beso en los labios, él pone sus manos en mi cintura atrayéndome hacia él y profundiza aún más el beso. Como en otras ocasiones el beso coge intensidad y mientras nuestras lenguas hacen una danza coordinada Pau se sienta en la cama y yo me siento encima de él. Sus manos comienzan a bajar por mi cuerpo y las mías comienzan a recorrer el suyo empezando por el cuello y bajando por el pecho.

El sonido de mi teléfono nos interrumpe, Pau suelta un gruñido de molestia al separarse de mi boca.

— Es Rayo — dice viendo la pantalla de mi móvil que ha sacado de mi bolsillo trasero.

— ¿Si? — ateniendo la llamada y rio al ver que Pau vuelve a colocar su mano donde antes estaba el móvil y comienza a apretar la zona.

— ¿Dónde estáis? — pregunta mi amiga, Pau pone una sonrisilla pícara antes de comenzar a dejar besos en mi cuello.

— Saliendo — miento y Pau se ríe y para evitar ser escuchado me muerde. — ¡Joder! ¿te crees un vampiro? — preguntó llevándome la mano al cuello, él se ríe más y me besa la mano.

— ¿Olivia te estás liando con Pau mientras hablas conmigo? — pregunta Rayo sorprendida al otro lado del teléfono.

— No, no, no... bueno si — respondo cuando un suspiro se escapa de mis labios por los continuos besos que retoma Pau en mi cuello. — Pero ya salimos — digo tratando de separar a Pau.

— Jope pero yo quiero seguir así contigo — se queja Pau haciendo un puchero.

— ¡Pau Cubarsí llevas tres días con Olivia solo para ti, compártela! — grita Rayo haciéndonos reír. — Ya estáis saliendo, que estamos los 4 esperándoos desde hace media hora.

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora