38 | A la mierda

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Narra Pau

Toda la magia que estábamos sintiendo se desploma de golpe cuando Olivia abre la puerta de su casa.

— ¿Qué cojones? — pregunta sin entender nada, me mira buscando respuesta, pero yo estoy igual que ella.

— ¿Olivia, amor, que haces aquí tan pronto? — pregunta su madre alarmada.

— Es mi casa — responde Olivia molesta. — La pregunta más bien es ¿qué hace él aquí?

No entiendo nada de lo que está pasando, en teoría acordamos que no íbamos a hablar más con Olivia de este tema y que si no quería saber de él estaba en su derecho. También es verdad que yo le había dicho a Vanessa que al salir del partido iríamos a mi casa, pero Olivia necesitaba pasar por aquí para dejar las cosas del partido.

— Yo, Olivia siento mu— Oli interrumpe a su padre y me mira furiosa.

— ¿Era esta tu sorpresa?

— ¿Qué? ¡No! — respondo indignado, me molesta mucho que cada vez que haya un problema yo sea el primero al que señala.

— ¿Sabéis que? ¡Paso de vosotros! — suelta molesta. — ¡Tú eres una persona de mierda y jamás te voy a llamar padre, porque no lo eres! — le dice señalándole y añade mirando a su madre y a mi — ¡y vosotros sois la mayor decepción de mi vida, creía que os había dejado claro que no quería saber nada del tema! ¿Y aún así me hacéis esta encerrona?

— ¡Pero Olivia yo no tengo nada que ver! — aclaro rápido buscando cogerle la mano, normalmente se tranquiliza mediante el contacto.

— ¡Vete a la mierda! ¡Lo nuestro termina aquí! — dice evitando el roce, siento que algo en mí se rompe, porque aunque hemos tanteado mucho esta posibilidad, siempre hemos salido reforzados. — ¡Y si, ahora haré lo que todos esperáis de mí: desapareceré! ¡Y ni quiera os molestéis en hacerme creer que os importa como estoy, porque está claro que no! — dice antes de salir y dar un portazo.

— ¡Olivia por favor! ¡Créeme! ¡No tengo nada que ver! — digo saliendo detrás de ella.

— No me vuelvas a hablar en tu vida — dice montándose en mi patín y marchándose dejándome ahí con el corazón hecho trizas, al final si era verdad lo que decían: "le gente rota, rompe"

Vanessa se disculpa por todo esta situación, ella pensaba que no íbamos a volver, no era una encerrona, yo entiendo su punto y Olivia si se hubiera parado a escuchar también lo habría entendido, así como ella no quiere recuperar la relación con su padre, debe entender que su madre si quiere entender el motivo por el que el amor de su vida desapareció dejándola sola con una niña de 7 años y miles de deudas.

Vuelvo en taxi a mi casa porque encima Olivia se ha llevado mi puto patín y lo que menos me apetece es caminar, al cruzar la puerta le doy una patada al regalo que había preparado para celebrar su debut en champions.

— ¿Qué haces animal? — dice Irene viniendo como deje la pelota de fotos que tanto nos costó hacer, soy nulo con las manualidades, por eso ella me ayudó a recortar y pegar cada foto.

— Me ha dejado — respondo sin poder aguantarme las lágrimas.

— ¿Qué? ¿Por qué? — pregunta sorprendida.

— Un mal entendido — respondo sin saberlo exactamente ni yo.

— Pues habla con ella, aclárale las cosas, todo se soluciona con comunicación — me recomienda mi hermana.

— Es Olivia, siempre reacciona así, saca todo de contexto, desaparece y luego regresa con falsas promesas — respondo dándome cuenta de su modus operandis. — Ya no sé qué hacer para que vea que puede confiar en mí, es muy frustrante ver como a la persona que amas y que quieres ayudar te aleja siempre.

— Pau no puedes ayudar a una persona que no quiere ayuda — me responde.

— El caso es que si la quiere, ha empezado a ir al psicólogo — trato de justificarla.

— Ya Pau... pero mírate, no es la primera vez que te pasa, ni tampoco será la última — me dice y sé que tiene razón. — Amo a Olivia con todo mi corazón, pero eres mi hermanito y solo estás mirando por ella, no estás pensando en ti.

— ¿Y qué hago? — pregunto frustrado.

— Pues lo primero venir a abrazar a tu hermana — dice abriendo sus brazos, ahora soy mucho más alto, pero se siente igual de reparador que cuando éramos pequeños. — No hay nada que no se arregle con tiempo, dale tiempo de sanar y que te busque cuando esté lista para tener algo serio sin hacerte daño.

— ¿Pero eso no es muy egoísta? Ella me necesita — recapacito.

— Tú trabajo como pareja es aceptar y acompañar, no reparar y menos si eso te afecta tanto como lo hace — me dice y sé que tiene razón, eso mismo me dijo Rocio su psicóloga en la sesión de pareja a la que fuimos.

— Pero es que la amo — digo sorbiendo mis mocos.

— Lo sé Pau y estoy segura de que ella también — dice mi hermana y añade tirando de mis manos. — Hagamos maratón de películas Disney — es lo que hicimos con su primer corazón roto mientras comíamos helado y criticábamos que el "felices para siempre" no existe en la realidad, yo en esas épocas aún estaba enamorado en secreto de mi amiga.

— ¿Pero tú no habías quedado con tus amigas? — pregunto recordando mis planes.

— Mi hermanito me necesita más — responde sacándome una sonrisa, al menos con ella no me hundiré tanto en la miseria.

— Gracias — le digo sincero y preguntó haciendo un puchero — ¿pero las pelis pueden ser de cualquier cosa menos de Disney?

— ¿Por qué? ¡Si son las mejores! — dice sin entender.

— Porque son las favoritas de Olivia — digo recordando la de veces que hemos hecho ese plan.

— ¡Maratón de pelis de terror entonces! — propone con entusiasmo.

— Con esas pelis siempre me abrazaba — respondo recordando ese momento.

— Joder la Olivia, se tomó personal el "i bet you think about me" de Taylor — dice mi hermana, no entiendo una mierda.

— ¿Qué?

— Maratón de shameless — propone y me parece una buena idea, solíamos ver esa serie juntos. — Enciende la tele, yo busco el helado.

— Hansi no me deja tomar helado — recuerdo.

— Hansi sabrá lo que es tener un corazón roto — replica mi hermana sin detener el camino hacia la cocina.

Obedezco sus palabras porque hasta ahora replicar no me ha servido para nada y durante el proceso me llega un mensaje de Rayo diciéndome que Olivia está con ella, que está muy inestable, pero que estará bien y me desea lo mismo, le agradezco sincero, al menos ya no tengo que preocuparme por donde estará.

Mi hermana llega con dos tarrinas de helado y se sienta a mi lado y comenzamos a ver la serie sobre aquella familia con la que crecimos y que siempre nos recuerda que da igual lo mal que estemos, ellos siempre estarán peor.

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Pequeña aclaración: Pau no se está rindiendo, pero le toca empezar a mirar por sí mismo, ¿qué os parece? Os leo :)))
Pd: se me complicó actualizar antes, espero os guste

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora