11 | Dudas y miedos

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— ¡¿Me estás jodiendo Olivia Fernández?! — se queja Rayo.

— ¿Bueno y que querías que hiciera Lucia Martínez? ¿Comerle la boca sabiendo que no siento lo mismo? — preguntó indignada con su indignación.

— Pues es lo mínimo después de esa pedazo declaración — se queja mi amiga.

— Y al menos Pau es guapo, no como los feos con los que te has liado — interviene Vicky.

— ¿Tú también estás en mi contra? — mi indignación crece aún más, tener amigas para esto. — Pues liaros vosotras con él.

— No puedo, me gusta su amigo — dice Rayo.

— Y a mí me van las tías — dice Vicky.

— Y a mí simplemente no me gusta — respondo encogiéndome de hombros.

— ¿Pero qué es lo que no te gusta exactamente? ¿Te parece feo? — me interroga Rayo.

— ¡Yo no dije eso! Pau me parece súper guapo y es genial, pero simplemente creo que nosotros encajamos más como amigos — explico.

— Vale, pero como me enteré que le has hecho sufrir mucho vendo tus entradas de Taylor y me quedo con el dinero — me amenaza Rayo en broma.

— No te atreverías a ser tan hija de puta — contestó segura. — Además, no es solo eso. Él me conoce mejor que nadie y también sabe que no quiero nada con nadie por lo de mi padre.

— No quiero sonar borde, pero amiga ya tienes 17 años, ¿hasta cuándo vas a seguir cerrada a cualquier posibilidad por culpa de una mala experiencia? — pregunta Vicky.

Entiendo lo que quiere decir mi amiga, pero no fue una mala experiencia amorosa y ya, ojalá hubiera sido solo eso, pero no, mi padre nos abandonó cuando tenía 7 años porque conoció a otra, abandonó a su mujer de toda la vida y a su pequeña y cuando lo hizo se llevó una parte de mí con él, desde entonces no he dejado a nadie entrar en mi vida y siempre lucho con mis inseguridades de no ser suficiente y supongo que es normal sentirse así, porque si eso lo ha hecho mi padre que se supone que me quería, ¿que me podrá hacer alguien que no me quiere tanto?

Además, aunque hayan pasado 10 años, es una cosa que tengo muy presente, empecé a jugar al fútbol porque era lo que más le gustaba a mi padre, él me inculcó los amores por el club y fue él el que me enseñó la sección femenina, solía llevarme a los entrenamientos e incluso a algún partido en el Camp Nou, yo pensaba que era perfecto, pero no era la vida que él quería porque enseguida nos cambió y de la nada pasé de ser una niña felizmente amada a una niña que casi no veía a su madre porque no paraba de trabajar para sacarla adelante, fue gracias a los padres de Pau que pude seguir yendo a entrenar y a los partidos.

— Pues no sé amiga, pero simplemente no me sale darle el poder a alguien de destruirme — respondo sincerándome.

— Y lo entendemos — dice Rayo acariciándome la mano para transmitirme paz. — Pero, inevitablemente cuando confías en alguien le estás dando ese poder, aunque no sea una relación romántica.

— Es verdad lo que dice Rayo — aporta Vicky. — Pau te puede hacer el mismo daño como pareja que como amigo.

— No — niego enseguida.

— Imagina que el día de mañana te enteras que se la pasa hablando mierda de ti a tus espaldas — pone un ejemplo. — Eso te destrozaría.

— Pero Pau no haría eso — respondo, pondría la mano en el fuego por él.

— Exacto, así como piensas que es incapaz de dañarte como amigo, también lo será como pareja — dice Rayo.

— Además, es Pau, creo que quitando a tu madre y a nosotras, es la persona que más te quiere en la vida — añade Vicky haciéndome sonreír.

— Lo sé— respondo sincera. — Y de hecho se lo dije, creo que si hay alguien que me puede hacer cambiar de opinión con respecto a lo de no tener pareja es él.

— Ay que lindo — dice Rayo quitándose las lágrimas imaginarias.

— Yo también pienso lo mismo — Vicky está de acuerdo con mi afirmación.

— Hola — la pequeña hermana de Rayo se asoma por la puerta, está buscando a algo o más bien alguien pero no lo encuentra. — Jo mamá me ha dicho que estabas con tus amigos — se queja la pequeña, es la réplica exacta de Lucia de pequeña.

— Y lo estoy — responde mi amiga señalándonos a mí y a Vicky.

— Pero yo quería ver a Héctor, mira le hice un dibujo — se acerca, es un dibujo familiar donde también aparece nuestro amigo, no sé qué habrá hecho con Zoe, pero ella le quiere mucho más que al resto de nosotros.

— Creo que tiene entrenamiento — explica mi amiga. — Pero se lo puedes dar otro día o le mandamos un vídeo.

La pequeña parece estar contenta con la segunda opción, así que Rayo graba un vídeo donde Zoe le dice a Héctor que le quiere mucho y que le extraña, después de eso la pequeña se va y volvemos a quedarnos solas.

— El puto Héctor tiene a toda mi familia enamorada — dice mi amiga haciéndonos reír.

Me fijo en el mural de camisetas de mi amiga y no puedo evitar reír al ver que sigue con la camiseta de Héctor versión Karol G colgada.

— Todavía no me creo que tengas eso colgado ahí — niego divertida.

— Cada vez que viene se pica, es muy divertido — dice mi amiga. — Incluso había pensado llevármela al Bernabéu a ver a Karol, seguro le explota una vena de rabia — dice mi amiga haciéndonos reír.

— Hazlo — le pide Vicky y yo no puedo estar más de acuerdo.

Retomamos la conversación de Pau, son muy insistentes en que debería darle una oportunidad, solo les digo que lo pensaré para que me dejen en paz. Después continuamos hablando de nuestro tema favorito: el fútbol, Vicky nos cuenta que se irá a Francia durante la semana para jugar contra el Olympique de Lyon un partido de Champions. Rayo y yo escuchamos atentas todo lo que nos dice nuestra amiga, hasta que me llega un mensaje que me hace desconectar con ellas.

"Saliendo del entrenamiento me han vuelto a preguntar por ti, esta vez no dije nada, aunque ganas no me han faltado"

— ¡Olivia! — se queja Vicky.

— ¿Qué? — preguntó volviendo a la realidad.

— Llevamos dos siglos hablando contigo y tú sonriéndole al móvil — me dice. — ¿Qué es eso que ha capturado toda tu atención?

— Nada — digo bloqueando el móvil, pero Rayo me lo quita y lo desbloquea. — ¡Devuélvemelo o le digo a Héctor que tú fantasía sexual es verle siendo el padre de tus hijos!

— ¡Pau te ha hablado! ¡Con razón ya no te importaba más lo que decíamos! ¡Y por eso te has sonrojado! — grita feliz ignorando mis amenazas. — Me veo en la obligación de creer en esta relación.

— Cállate inútil — digo molesta, pero sabiendo que todo lo que ha dicho es verdad.

— Yo ya nos imaginé en otra boda siendo las damas de honor otra vez — dice Vicky y las dos comienzan a celebrar.

Recuperó mi móvil y veo otro mensaje de Pau "Quiero verte, dos días sin ti son muchos días"

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora