— ¿No crees que has actuado de forma impulsiva? — me cuestiona Rocio cuando termino de relatarle todo lo que ha pasado durante la última semana.
— No — miento. — Bueno no sé, ¿qué querías que hiciera?
— Pues lo más sensato habría sido tratar de averiguar qué estaba pasando ahí — me responde. — Tu misma has dicho que el plan con tu novio era ir a su casa, pero que necesitabas dejar algo en casa primero.
—Bueno como los chicos dieron a entender que me había preparado una sorpresa pensé que era esa — admito.
— Pero si esa hubiera sido su sorpresa te habrá dicho de ir a tu casa — responde y joder tiene lógica, soy estúpida.
— ¡Joder soy idiota! Le he dejado por un puto mal entendido — respondo dándome cuenta de mi error. — ¡Tengo que hablar con él!
— Olivia lo que debes hacer es aprender a quererte, porque mientras sigas así, seguirás buscando cualquier excusa para sabotear cualquier relación que tienes con tu pareja, con tu madre o tus amigos, porque en el fondo crees que te lo mereces — me dice y la sinceridad de sus palabras hace que lágrimas rebeldes se escapen de mis ojos. — Y no eres consciente pero de esta forma lo único que estás consiguiendo es hacer daño a tus seres queridos y alejarlos de ti.
— ¿Y cómo hago eso de quererme? — preguntó limpiándome con la manga de la sudadera.
— Con mucho trabajo de amor propio — me dice y asiento, estoy dispuesta a lo que sea. — Para empezar dime 5 cosas malas tuyas.
— Ah eso es fácil — respondo. — Soy una cabezota, una impulsiva, una dramática, una llorona, una pésima estudiante, una— Rocio me interrumpe.
— Ya dijiste 5 cosas malas, ahora quiero que digas 5 cosas buenas.
— Pues no sé, supongo que juego bien al fútbol, me gusta mi pelo, soy... — me callo al darme cuenta de que ya no puedo decir buena amiga o buena hija, y las lágrimas que había conseguido detener comienzan a caer el doble de rápido de lo que lo hacían.
— Olivia esa será tu actividad para esta semana, debes pensar cosas que te gusten de ti, cuantas más mejor — me propone y asiento con la cabeza al darme cuenta de lo mucho que me hace falta estas sesiones. — Con respecto a lo demás, te recomiendo que hables con tu madre necesitas saber su versión de los hechos.
— Vale — respondo y añado con miedo. — ¿Y con respecto a Pau?
— Han pasado dos días y no te ha escrito, dale espacio — me recomienda.
— ¿Crees que ha dejado de quererme? — necesito su opinión.
— No podemos saberlo, pero lo que está claro es que has tenido muchas actitudes destructivas con él y necesita su espacio.
Asiento, terminamos la sesión con ejercicios de amor propio y nos despedimos con más actividades de las que hubiera deseado.
Al salir no está Pau, pero si su patín, como tengo entrenamiento aprovecharé para dejárselo en el vestuario.
Llego justa para escuchar la charla técnica previa al entrenamiento, Rayo y Vicky me preguntan con la mirada y asiento restándole importancia, no puedo ser una mala amiga y no quiero ser una distracción en la charla.
Al salir a los terrenos de juego maldigo la nula suerte que estoy teniendo, al ver a los chicos entrenando en el campo de al lado. Inevitablemente busco a Pau, él también me está mirando con los ojos más tristes del mundo y por primera vez en toda mi vida, no sonríe al verme, solo aparta la mirada, me destroza la vida saber que eso es por mi culpa, ¿cómo voy a encontrar cosas buenas mías si soy la culpable de borrarle la sonrisa a Pau? ¡Joder él sonríe hasta cuando los rivales de 8 metros le empujan!
Trato de centrarme únicamente en el fútbol, pero no puedo evitar pensar en él al tenerle tan cerca.
— ¡Espabila Olivia! — me llama la atención el entrenador y me dan ganas de ponerme otra vez a llorar, ¿puedo dejar de cagarla?
Necesitaba esa llamada de atención para activar mi fútbol, trato de seguir la intensidad de mis compañeras, creando ocasiones de peligro y anotando algún gol. Al final del entrenamiento me felicitan aunque me recuerdan lo despistada que estaba al principio, así que me aseguraré de que jugando no me afecte todo lo extradeportivo.
El universo se sigue riendo de mí cuando resulta que ellos terminan a la misma vez que nosotras, sé que no debería, pero le debo una disculpa y devolverle el patín.
— Pau... — él se gira sorprendido, les dice a sus compañeros que enseguida los alcanza y se queda conmigo en medio del terreno de juego.
— Dime — responde con tono serio.
— Te he traído tu patín, perdón — le digo sincera, él asiente con la cabeza. — Y también perdón por ser tan gilipollas, no era mi intención hacerte daño.
— Estaré bien — me responde, el tono de voz serio y la pasividad, me ponen triste, pero entiendo que es lo que merezco y que debe priorizarse, él sí tiene amor propio.
— Yo también — respondo segura de que la terapia hará efecto, cuando esté mejor psicológicamente le buscaré y trataré de retomar lo nuestro si no es demasiado tarde.
Pau sonríe pero no es sincera, le cuesta creer mis palabras y lo entiendo, me he ganado esa reputación, pero lo arreglaré, ahora si veo el problema y me odio por haber tardado tanto y haberle hecho tanto daño en el proceso, ni siquiera me merezco estos minutos que me está dedicando.
— Cuídate Olivia, nos vemos por aquí — dice antes de marcharse.
Aunque por otro lado, no me odia tanto, si se ha parado a escucharme y me ha pedido que me cuide, supongo que él también tiene la esperanza de que mejore y vuelva a ser yo o una versión mejorada.
Mientras le veo alejarse tengo que controlar las ganas que tengo de salir corriendo detrás de él y pedirle una segunda oportunidad, o ya no sé en que número está la cuenta, lágrimas comienzan a deslizarse por mi mejilla al darme cuenta que la única responsable de no estar ahora mismo entre sus brazos soy yo, la única responsable de romperle el corazón a la mejor persona del mundo soy yo, pero esto no quedará así, haré todo lo posible por ganarme su perdón.
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El regate perfecto || Pau Cubarsí
FanfictionOlivia es una joven que sueña con triunfar en el Barça y en el fútbol femenino, creció rodeada de chicos en la masía y eso la ha convertido en una experta en regatear jugadores y corazones, pero ¿qué pasará cuando se entere que su mejor amigo Pau ll...