8 | A por ella

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Narra Pau

¡Mierda! ¡La he cagado! ¿Quien me mandará a abrir la boca? Solo quería desmentir que éramos novios, porque sabía que sino lo hacía todo el mundo iba a seguir pendiente de ella, y terminé medio confirmando que me gusta.

— Pau deja de comerte la cabeza — dice Lamine como si adivinara lo que estoy pensando.

— No puedo, me siento un idiota — respondo sincero. — He admitido que me gusta y hace horas que no sé de ella, seguro le ha molestado.

— Es Olivia, no se va a enfadar por eso — interviene Héctor. — Seguro simplemente no lo ha visto.

— Pero Vicky y Rayo lo saben — respondo, mis amigas me habían animado a dar un paso más y hablar con Olivia. — Joder yo solo quería que dejasen de hablar de nuestra posible relación como si eso fuese lo más relevante en su carrera.

— Lo sabemos y seguro ella también — dice Lamine. — Te acorralaron a preguntas porque querían una exclusiva.

— Y se la di — respondo decepcionado.

— Pau amigo, mira el lado positivo, has conseguido desviar la atención, es mejor que hablen de ellas como tu interés amoroso y nuestras amigas, que todos esos comentarios misóginos de mierda — me anima Lamine.

— Lamine tiene razón — coincide Héctor. — Además, ya va siendo hora de que actúes, hermano llevas pillado por ella desde que te conozco ¡haz algo!

— No hay nada que pueda hacer — respondo sincero. — Olivia es experta en regatear pretendientes, nunca me va a dar bola.

— A Olivia lo que le pasa es que no cree en el amor y en el "felices para siempre" — dice Lamine, la marcha de su padre cambió mucho a mi amiga.

— Yo tampoco creo en esas mierdas — dice Héctor. — pero hermano veo como os miráis y me hacéis creer en el amor.

— No inventes — digo tratando de no ilusionarme con la frase de mi amigo.

— Es verdad, si quieres podemos hablar de todas las cosas que hace Olivia por ti que no se plantearía por ninguno de nosotros — dice Héctor señalando a Lamine. — Empezamos por el hecho de que a nosotros siempre nos llama hermanos, a ti nunca, poco norteña de su parte — dice haciéndonos reír.

— También siempre que viene a vernos se pone tu camiseta — añade Lamine.

— Pero porque yo hago lo mismo — le restó importancia.

— Cosas de novios, no lo entenderíamos — le dice Lamine a Héctor haciéndome reír.

— Estáis viendo cosas donde no las hay, ella me ve solo como a su amigo y ya — respondo seguro de ello.

— Amigo especial — corrige Lamine. — A ti te trata diferente, para empezar te abraza siempre cuando te ve y a nosotros simplemente nos choca los puños, siempre te dice cosas bonitas mientras que con nosotros está todo el día de broma, es más cercana contigo y te cuenta cosas que a nosotros no, te incluye en todos sus planes ya sea ver Hannah Montana o que la acompañes mientras se cambia en su habitación — continúa enumerado mi amigo. — No creo ni que ella se de cuenta de eso, pero son pequeñas diferencias que te convierten en su amigo especial.

— No sé... — sí que es verdad que Olivia es más cercana conmigo que con ellos, pero siento que porque es parte de nuestra amistad, a mí también me sale ser más cercana con ella, supongo que porque nos conocemos de siempre y tenemos esa necesidad de cuidar el uno del otro.

— Bueno, da igual sino lo quieres ver — dice Héctor. — El caso es que te quedas sin opciones, ella tarde o temprano verá esas declaraciones y sabrá que estás enamorado, ¿qué vas a hacer echarte para atrás o seguir adelante?

Pienso en sus palabras, tiene razón, inevitablemente Olivia se terminará enterando de que me gusta y eso supondrá un antes y un después en nuestra relación, lo cambiará todo, ¿quedarme oficialmente en la friendzone o demostrarle todo el amor que tengo por darle?

— Voy con todo — respondo.

— ¡Vamos! — grita Lamine dándome golpes en la espalda. — ¡Al fin espabilas!

— ¡Real es una palabra, Pau es el significado! — Héctor comienza a cantar.

— ¡A por ella! ¡Oé! ¡A por ella! ¡Oé!... — comienzan a cantar mientras me abrazan.

— Bueno tampoco hay que celebrar antes de tiempo — respondo, además estamos en el hotel de concentración y no creo que sea bueno que se escuche tanto jaleo de nuestra habitación.

— ¡Celebramos que el niño que nos obligó a robar arroz de La Masía con 6 años, porque tenía una boda, sigue vivo! — dice Lamine trayendo de vuelta un bonito recuerdo, solíamos jugar a las familias y cuando vi un ramo de flores me dieron ganas de celebrar nuestra boda, jamás lo admitiré en voz alta pero muchas veces he fantaseado con repetir ese momento con 20 años de diferencia.

— A mí me hizo robar unos anillos el hijo de puta — dice Héctor haciéndome reír.

— Mentira, vosotros os ofrecisteis — miento.

— Ves que me haces creer en el amor, sigues enamorado de la misma niña con la que te casaste de chiquito — dice Héctor, sonrío pensando en ello, desde los 6 años supe que quería triunfar en ello Barça y estar con Olivia, lo primero está encaminado, así que me tengo que enfocar en lo segundo.

— ¿Cómo que Héctor Fort tiene un corazoncito de fondo? — Lamine bromea. — Si le cuento esto a Rayo te hace bullying de por vida.

— Ni una palabra de esto a Rayito, te juro que te mato — responde mi amigo amenazante.

— ¿Por qué será que le importa tanto lo que piense "Rayito"? — me pregunta Lamine subiendo y bajando las cejas, dando a entender que ahí podría haber algo más.

— ¿Sabes Lamine? Si pasases el mismo tiempo que empleas en sacar teorías y pensamientos de los demás en tus relaciones estoy seguro de que no te habrían puesto los cuernos — responde molesto.

— Vaya amigo sí que te dolió — responde Lamine. — Era una broma, pero si te has ofendido será por algo.

— Vete a la mierda — responde el pelinegro. Lamine sonríe satisfecho, hay algo en él que le hace darse cuenta de los pequeños detalles, así como es el primero en ver un posible pase, también es el primero en ver una posible relación.

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora