Capitulo 5 - Promesa de venganza

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En la orilla del rio

Había patrullas, , la policía, técnicos y curiosos en el lugar, los tres se acercaron a Fernández, que estaba muy serio y desolado.

"Dime que no es... Fernández no puede ser ella ..." - dijo Arturo en agonía.

"Desgraciadamente, no te puedo decir eso Arturo"

En este momento Arturo se inclinó sobre el cuerpo tendido en una bolsa en el suelo y la abrió lo suficiente para ver su rostro y en ese momento sintió que sus entrañas se explotaban, un enorme dolor lo golpeó y dejó escapar un grito desgarrador al darse cuenta de que era su hermanita Alma, quién estaba allí, pálida y muerta, a sus pies.

Samuel y Flavio se unieron a Arturo en su dolor, no podían creer lo que estaban viendo, Alma se había ido, estaba muerta... - las lágrimas no se hicieron esperar y rodaron por sus rostros.

"Esto sólo puede ser una pesadilla" - pensó Arturo - "no podía estar sucediendo."

"Sé que están muy afectados por lo ocurrido con Alma, la conozco desde su nacimiento, lo siento muchachos, van a tener que ser fuertes."

"¿Qué pasó Fernández? ¿Qué hubo con ella?" - Arturo preguntó.

"Aún no sabemos Arturo, al principio estamos considerando algunas hipótesis, que pudo haber sido un accidente o suicidio, pero estamos abiertos a todas las posibilidades..."

"No... no creo en suicidio Fernández, jamás, no era de Alma hacerse algo así y además estaba embarazada... Alma no mataría a su hijo" - dijo Arturo.

"Yo no sabía lo del embarazo, pero no podemos descartar ninguna posibilidad, ya sabes, vamos a hacer todo lo posible para averiguar lo que pasó, no te preocupes, ahora vamos tener que llevar el cuerpo, te informo cuando termine el procedimiento forense, para que puedan organizar el funeral. " - Dijo Fernández.

"Está bien" - Arturo acordó todavía aturdido, no sabía qué pensar sino averiguar lo que había pasado, pero no en ese momento, ahora tendría que hacer una de las peores cosas de su vida, arreglar el entierro de su pequeña Alma.

Entierro Alma Gallardo

El día estaba nublado y parecía tan triste cuando los tres hermanos vestidos de negro, se encontraban al lado de una tumba. Alma había sido enterrada junto a la tumba de sus padres.

Pocas personas la acompañaron hasta su última morada, además de ellos, estaban Juana, Lucía y Tomás. Arturo se arrodilló ante la tumba de su hermana y dijo:

"Solo yo sé cuánto me duele dejarte aquí mi pequeña, perdóname por no cuidarte mejor, pero te prometo mi Alma, que voy a averiguar quién te hizo esto y cuando lo sepa, van a pagar por tu muerte y por la muerte de tu hijo, te lo juro! "

Después del funeral Arturo se fue con Juana, Thomas y Lucía a la taquería y fue allí donde Juana les contó lo que había sucedido la noche de su muerte. Alma había ido a la casa del Ignacio por lo que le había sucedido a él, Ignacio había muerto ese mismo día en la mañana y al enterarse se fue como loca en su búsqueda, para verlo por última vez. Juana le conto a Arturo que había salido de la casa del Junco llorando, esta le había dicho a Juana que no la dejaron ver a Ignacio y que la habían maltratado

Arturo solo escuchaba, lleno de rabia e impotencia por todo lo sucedido

"Estas personas que piensan que pueden hacer lo que les da la gana con los demás, sólo porque tienen dinero y poder, abusaron de Alma, la maltrataron y causaron su muerte, se arrepentirán de haber hecho esto, juro que me voy a vengar hermanita, te haré justicia "- prometió en pensamiento.

Arturo volvió al rancho, donde encontró a sus hermanos y les dijo todo lo que Juana le había dicho.

"Yo me voy al Rancho Del Junco, solo necesito saber la dirección, lo que hicieron en contra de Alma no se puede quedar así"

"¿Y qué les va a decir Arturo? Esa gente tiene mucho dinero y nos van a echar de ahí como perros"

"No les tengo miedo, necesito ir y decirles unas cuantas verdades en sus caras!"

Flavio se quedó pensativo y luego salió, tenía algo importante que hacer, dos horas después regresó enseñando a un pedazo de papel a los hermanos.

"Arturo, lo logré!" - Dijo - "Ya tengo la dirección del Rancho Del Junco!"

Entierro Ignacio Del Junco

Al otro lado de la ciudad, en otro cementerio, ocurrió el entierro de Ignacio Del Junco, decenas de personas de la alta sociedad de Houston acompañaron el funeral y se dio su último adiós al prominente Sr. Del Junco, y delante de ellos estaban sus tres hijas, Sofía, Andrea e Irina y también su esposa, ahora viuda, Cayetana.

Vestida de negro y con gafas oscuras, se escondieron sus ojos rojos debido a su tristeza y, con los brazos entrelazados, sacando fuerzas entre sí con el fin de apoyarse una a la otra en ese momento tan doloroso.

Sofía apenas podía mantenerse en pie, no podía creer que su padre había muerto en ese terrible accidente aéreo, a pocos días cuando se despedido, estaba tan lleno de vida y ahora le parecía surrealista que nunca más lo volvería a ver. Sintió que las lágrimas le vinieron a los ojos de nuevo, había llorado tanto que no sabía cómo aún tenía lágrimas, el dolor no le cabía en el pecho, pero no podía ponerse débil, tenía que permanecer fuerte para ayudar a su madre y principalmente a sus hermanas.

La ceremonia del entierro fue muy emotiva y todos estaban agotados, tan pronto se terminó se fueran para el rancho.

Después de llegar a la sala, se les dio a los amigos de la familia acompañarlos en ese trágico día

Sofía estaba sentada al lado de sus hermanas, sin expresión alguna, solo quería largase de ahí y llorar silenciosamente

"Y ahora que vamos hacer hermanas"- hablo Irina

"No lo sé güera, pero esto me sobrepasa" -respondió Sofía

"Tenemos que ser fuertes y sacar el rancho adelante, como nuestro padre le hubiese gustado" - dijo Andrea, quien era las más fuerte de las tres hermanas, siendo la del medio, parecía la mama de las tres, siempre mostrando su orgullo en alto y su amor a sus hermanas.

"Juntas hasta el final"- termino Sofía diciendo

De repente se oyeron movimientos y voces altaneras de fuera de la casa.

Sofía escucho y se fue a averiguar qué pasaba, cuando se vio de frente a tres hombres que hablaban con el capataz y decidió intervenir:

"¿Qué está pasando aquí Pablo?"

Arturo la escuchó y volvió hacia ella y la vio, la mujer en el rodeo, la mujer en la tienda, la mujer que había besado hacia unos días. Vio en sus ojos que también lo había reconocido.

Sofía se detuvo cuando reconoció a uno de los hombres, era el vaquero que la había besado en el estacionamiento del centro comercial y que la había impresionado tanto.

"Tú..." - murmuró a si misma

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