Capitulo 41 - Un nuevo hogar, en los brazos del susurrador

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En la casa de los Gallardo, Flavio y Samuel estaban guardando todo lo que pertenecía a Alma en un armario, este quedaba en el pasillo entre la recamara y la sala.

- Me siento muy mal por esconder las cosas de Alma, hermano - dijo Samuel mientras recogía un trofeo que Alma había ganado.

- Sí, yo también me siento así, pero es necesario, Arturo piensa traer a Sofía a vivir aquí y yo pienso hacer lo mismo con mi güera, pero primero hare que no se case con el estúpido de Darío, está loca si cree que me voy a quedar de brazos cruzados mientras eso sucede... en fin me quedaré con esta habitación y Arturo se quedará con la más grande.

- ¿Qué vas a hacer? ¿En cuanto a lo de Irina?- preguntó Samuel.

- Aún no lo sé, no lo tengo pensado, pero algo se me va a ocurrir - le dijo Flavio, terminando de guardar la última pieza en el armario y cerrándolo con llave, justo después de eso los dos salieron de la casa.

Una hora después, Arturo abrió la puerta y dejó que Sofía entrase a la casa antes que él.

- Bienvenida a tu nueva casa chaparrita - dijo con una sonrisa, poniéndose a un lado para darle paso.

- Sé que no es como la tuya, pero está llena de amor para ti! - dijo Arturo abrazándola por detrás.

- Entonces será como un palacio - ella le contestó con una sonrisa.

- Yo sé que ya estuviste aquí antes, pero ahora puedes ver todo con una nueva cara, como la señora de la casa, mira, te presento la sala, aquí está el comedor, por este lado está la cocina - Arturo hablaba mientras caminaban por la casa tomados de la mano.

- Tengo que decirte la verdad, para ser una casa de hombres, todo está bastante en orden. - dijo Sofía, con admiración.

- Eso es porque Juana nos ayuda con la limpieza y yo me hago cargo de la cocina - informó él.

- Ah bueno, porque yo de cocina no sé nada, se me quema hasta el agua - le advirtió.

- Pues no te preocupes, como me ha tocado ser padre y madre de mis hermanos tuve que aprender - dijo mientras ponía las dos manos en la cintura de Sofía y mirando hacia su vientre, añadió con ternura en la voz - Ahora voy a ser padre de mi propio hijo y me voy encargar de consentirte en lo que más te guste.

Sofía le sonrió y decidió recorrer el resto de la casa, en eso vio el armario donde estaban las cosas Alma.

- ¿Y este armario? puede ser un buen lugar para guardar mis libros, cuando los traiga claro, ¿Que tienes aquí? ¿Puedo abrirlo? - preguntó ya probando la puertas del armario - está cerrado - dijo cuándo no logró abrirlo.

Arturo la miró un poco tenso, pero cuando vio que estaba cerrado, acabó por decir que ahí sólo habían herramientas, que ella no se preocupase, que podía hacer otro mueble para ella solita, lo que hizo feliz a Sofía por tener un bonito lugar para leer.

- Así que también sabes de carpintería - dijo Sofía sentándose en el sillón.

- Sí, he aprendido a trabajar con la madera cuando tenía mi casa, digamos que me preparé bien para recibir a una princesa - dijo el, de manera encantadora, sentándose a su lado.

Sofía lo miró y puso un dedo en el moretón donde Leonardo le había golpeado y se quedó triste con el recuerdo.

- Cambia esa cara, te prometo que voy hacerte feliz - dijo Arturo al darse cuenta de cómo ella se sentía.

- Lo sé, además me quieres conquistar con todas estas cualidades, mi hombre maravilla - dijo ella acercándose y poniéndose sobre él, haciéndolo inclinarse en el sillón, mientras la mantenía con las manos, por la cintura.

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