Capitulo 33 - Susurrador en acción: Salvando a Bella

272 17 3
                                    

Había pasado una semana desde que Sofía y Arturo tuvieron aquella conversación tan difícil sobre el embarazo. Él continuó trabajando con sus hermanos en el rancho y como era previsto se encontraban de lejos en varias ocasiones y estaba claro lo mucho que estaban sufriendo, Sofía seguía sin poder decir la verdad a él, por las amenazas de Leonardo y el por la incertidumbre de verla con Montalvo seguía con su orgullo.

Arturo estaba estudiando la planta revisada de la casa, donde se añadió el cuarto del bebé, pero de pronto arrugó el papel con rabia y frustración, arrojándolo al suelo delante de Samuel y Flavio, quienes lo miraron preocupados.

Mientras tanto Irina, Andrea, Pablo y Sofía entraron en la sala juntos, hablando al mismo tiempo sobre la yegua de Sofía, Bella.

"Bella no está bien Sofía, amaneció enferma" - dijo Andrea.

"Yo no entiendo mucho de esto, pero parece que es muy grave" - habló Irina.

"Es cierto, señora Sofía, no queríamos decirle nada por su estado", - dijo Pablo nervioso amasando el sombrero que traía en la mano.

"¿Cómo que no iban a decirme nada?, Pablo, saben cómo bella es importante para mí, fue lo último que me dejó mi padre" - dijo Sofía en agonía.

"Fui yo Sofía, yo pedí a Irina y a Pablo que no te dijeran nada, porque yo creí que era algo pasajero" - explicó Andrea en tono de disculpa.

"¿Desde cuándo esta así?" - Sofía hizo la pregunta directamente a Pablo.

"Bueno, anoche no comió y yo me quedé cuidando de ella, y llegó un momento en que la pobre no podía ni mantenerse en pie" - explicó.

"Ósea, se está muriendo" - concluyó Sofía - voy a los establos para ver si puedo hacer algo por ella - decidió ya saliendo de la sala.

Sofía ya había examinado a la yegua y de hecho la pobre se encontraba muy mal, lo más probable es que tenía que ser sacrificada, pero Sofía se resistía en contra de ese pensamiento, tratando de ubicar alguna otra manera de evitarlo, pero sentía que ya no tenía otra salida.

Mientras estaba Ali, pasó algún tiempo recordando los buenos momentos que tuvieron juntas y se emocionó.

"Siempre estuve con ella cuando me sentía sola y me miraba con esos ojos hermosos que ahora me piden que no la deje sufrir más... tengo que hacerlo, para que pueda hacer allá lo que no pudo hacer en esta vida; ser libre, al viento "- dijo con tristeza.

"No hagas eso, Sofía"

Al oír esa voz, Sofía inmediatamente se volteó hacia ella y vio a Arturo de pie en la puerta de su consultorio.

"¿Arturo?, ¿qué estás haciendo aquí?"- preguntó Andrea.

"Pablo me dijo que la yegua estaba mal, acabo que verla, puedo hacer algo si me lo permiten"

"Si seño Sofía, Arturo sabe mucho de animales y creo que puede ayudar", - dijo Pablo que acababa de llegar justo después de Arturo.

"Lo siento, pero mi hermana ya tomó una decisión"

"Déjalo Andrea" - pidió Sofía.

"No puede saber más de tu, que eres veterinaria"

"Él conoce los animales mejor que nadie, tiene intuición, puedo haber pasado por alto algo en el diagnóstico - dijo - ¿cómo la viste?" - preguntó a Arturo.

"Traté de calmarla, pero está muy delicada, pero a pesar de todo creo que puedo hacer algo"

"Su estado es muy crítico Arturo, es un cólico hepático"

Los SusurradoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora