Capitulo 15 - Dividido entre el amor y el deber

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"¿Que te está pasando Arturo? ¿Estás bien carnal?" - dijo Flavio después que el detuvo su camioneta luego de dejar la carretera.

Estaba inquieto porque antes de salir del rancho, Soledad habló con él para que pensara en la posibilidad de que se fueran de allí, pero él había decidido quedarse y obviamente le dijo que no estaba de acuerdo y sólo se irían cuando hubieran terminado lo que vinieron hacer. Pero no era lo único que lo ponía así, lo que había pasado entre él y Sofía, en el pasillo, lo había dejado nervioso a punto de no poder manejar, por eso la pregunta hecha por Flavio.

"Estoy bien, no pasa nada"

"¿Cómo que no pasa nada? Desde que salimos del rancho estás actuando de manera extraña, vamos, dime, ¿qué pasó después de que dejaste a Don Felipe?"

"Nada, no pasó nada, ya te lo dije, es Soledad, quiere que nos vayamos del rancho"

"Y tú le dijiste que de ninguna manera vamos a hacer eso, ¿verdad?"

Como no hubo respuesta, insistió:

"Escúchame bien Arturo, lo juramos sobre la tumba de Alma y estamos muy cerca de vengar su muerte, hermano"

Arturo lo miró sin decir palabra, volvió a entrar en la camioneta y se fueron a la casa. Se sentía desgarrado entre la promesa que había hecho y por los sentimientos hacia Sofía, tenía que pensar y resolver este dilema, de otro modo, se volvería loco.

Pensaba por todo el camino, la situación no podía continuar, tendría que reprimir sus sentimientos por aquella mujer, no tenía de otra y, él ya sabía que debía que hacer y compartió su decisión con Flavio y Samuel. Aun con dolor en el corazón, había decidido aceptar el plan para seducir a las hijas de Ignacio del Junco, esto demostraría a la familia lo que se siente al jugar con los sentimientos de los demás.

Rancho del Junco

Sofía ya estaba acostada cuando escuchó el sonido de la lluvia caer con fuerza afuera de su ventana, abrazó la almohada, como para protegerse, pues desde niña no se sentía cómoda con las lluvias y los truenos y, decidió pensar en otra cosa para olvidarlos. Entonces su mente lo llevó Arturo, recordó lo que le había dicho en el pasillo y, el beso, aquel que había jurado a sí misma que no volvería a pasar, pero ya no podía resistir la atracción y el deseo que sentía por él.

De pronto, oyó un ruido dentro de la habitación y vio que se trataba de Leonardo, que llegó tambaleándose y se acercó a la cama, tratando de besarla. Ella lucho cómo podía, le empujó mientras suplicaba que la dejara sola. Pero Leonardo embragado de deseo seguía aprisionándola hacia él, Sofía con todas sus fuerzas lo empujo y le grito que no se le volviera acercar y tocar, le volvió a decir que lo de anoche no había pasado, que no había sido ella, que la habían drogado.

Después de discutir con el pelele salió del cuarto hacia la habitación de su abuelo, allí se acurro ante él y escuchando los versos a luz de la noche que su abuelo clamaba se quedó dormida.

Siguiente día...

Arturo y sus hermanos estaban descargando el material de la camioneta cuando oyeron voces alteradas, se volvieron y vieron a Sofía y Leonardo acercándose y discutiendo fuertemente hasta que en un punto Leonardo la sacudió con fuerza gritándole fuerte y casi tirándola al piso.

"Me estás haciendo daño Leonardo, suéltame!!" - Dijo Sofía.

Al ver esa escena Arturo sintió hervir la sangre y no pudo evitarlo, se acercó a los dos y gritó:

"Suéltala!"

"¿Y quién es usted para meterse en mis asuntos?" - Habló Leonardo enojado.

"Un hombre que no permitirá que maltraten a una mujer delante de mi"

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