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El sol de la mañana entraba por las ventanas, bañando el dormitorio en un cálido resplandor dorado. Taehyung despertó con una sonrisa, todavía envuelto en el abrazo suave de Jimin, cuyo rostro dormido parecía aún más pacífico bajo la luz tenue. Con cuidado, deslizó sus dedos por los mechones oscuros de su novio, memorizando cada línea y detalle de su rostro como si fuera un cuadro perfecto.

Taehyung siempre había creído en el amor, pero jamás imaginó que pudiera ser tan completo, tan real. Jimin era su primer pensamiento al despertar y el último al cerrar los ojos por la noche. Habían planeado una vida juntos, habían soñado con un futuro brillante lleno de promesas y sueños compartidos.

Se inclinó para besar la frente de Jimin, sintiendo el corazón hinchado de felicidad. Su vida era perfecta; tenía todo lo que siempre había deseado: el amor, la estabilidad, y la promesa de un "para siempre" junto a alguien que lo amaba tanto como él.

Taehyung nunca creería que esa vida tan perfecta estaba a punto de cambiar.

Después de unos minutos más de abrazos y susurros, Taehyung y Jimin se levantaron y se prepararon para enfrentar el día. Ese fin de semana solos, les había caído de maravilla. Antes de salir, Jimin insistió en acompañarlo hasta su apartamento.

Caminaron tomados de la mano por las calles soleadas de la ciudad, compartiendo sonrisas y pequeñas confesiones de amor, mientras la gente a su alrededor los miraba con envidia o admiración.

Taehyung se sentía orgulloso de tener a alguien como Jimin a su lado. Era el tipo de amor que llenaba todos los espacios de su vida.

Al llegar al edificio de Taehyung, Jimin se detuvo frente a la puerta, sin soltarle la mano.

—Te veo esta noche, ¿verdad? —preguntó Jimin con una sonrisa suave, su voz llena de dulzura y una pizca de anhelo.

Taehyung asintió y, sin decir una palabra, se acercó a él para darle un beso que parecía condensar toda la felicidad que sentía. Era como si el mundo se detuviera a su alrededor.

—No tardes —susurró Taehyung, en un tono que era mitad broma, mitad deseo.

Jimin rió suavemente y le dio un último abrazo, sosteniéndolo un poco más de lo necesario, como si le costara despedirse. Finalmente, se separaron y Jimin se alejó, lanzándole una última mirada antes de desaparecer al doblar la esquina.

Taehyung se quedó en la puerta de su edificio, con una sonrisa satisfecha en los labios, sintiendo que nada podría empañar su felicidad.

Pero en cuanto entró al edificio, no pudo evitar notar una extraña sensación de inquietud en el ambiente. No estaba seguro de por qué, pero sentía como si alguien lo estuviera observando.

Sin darle mayor importancia, subió a su apartamento, pero no dejó de sentir que había algo, o alguien, que le seguía los pasos, una sombra que comenzaba a acechar en su vida perfecta.

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