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El rugido del motor de su auto resonaba en las calles de la ciudad mientras Jeon Jungkook manejaba con una sola idea en mente: Park Jimin tenía que desaparecer. Su agarre en el volante era tan fuerte que los nudillos se le pusieron blancos, sus labios formaban una fina línea mientras la furia hervía en su interior.

Jungkook no era un hombre paciente. Cuando quería algo, lo conseguía sin importar los medios. Y Taehyung... Taehyung era suyo. Solo suyo. Entonces, ¿por qué ese maldito Park Jimin estaba siempre en el medio?

Jimin había tenido demasiadas oportunidades para apartarse, pero no lo había hecho. Jungkook lo había advertido una y otra vez, pero parecía que no entendía. Tal vez, pensó con una sonrisa oscura, hoy era el día en que finalmente aprendería la lección.

Aceleró, zigzagueando entre los autos, sin importarle las bocinas que sonaban detrás de él. Cada vez que pensaba en Jimin abrazando a Taehyung, tocándolo, mirándolo con esos ojos llenos de amor, su rabia se descontrolaba.

"Voy a arrancarte de su vida, Park Jimin", pensó mientras se acercaba al hospital.

Cuando llegó, estacionó su auto en un espacio reservado sin importarle si era para ambulancias o directivos. Bajó de un solo movimiento, cerrando la puerta con un golpe seco, y caminó a paso firme hacia la entrada del hospital.

Las puertas automáticas se abrieron ante él, y la fría iluminación blanca del vestíbulo le dio la bienvenida. Sus ojos oscuros recorrieron el lugar hasta que vio la recepción. Sin perder tiempo, se acercó.

-Park Jimin -dijo con voz firme y autoritaria, acostumbrado a que las personas obedecieran de inmediato.

La recepcionista, una mujer joven de cabello castaño atado en un moño pulcro, lo observó con una leve expresión de duda. Jungkook podía notar que lo estaba analizando, intentando decidir si debía darle la información o no.

-Buenos días, señor. ¿Tiene algún parentesco con el paciente? -preguntó con educación, pero con precaución.

Jungkook no dudó. Sabía cómo manipular a la gente, cómo hacer que confiaran en él con solo unas pocas palabras.

-Soy amigo cercano de sus padres.

Era una mentira descarada. Jungkook no conocía ni le importaban los padres de Jimin, pero si esa era la manera de llegar a él, entonces la usaría sin dudarlo.

La recepcionista pareció relajarse un poco ante esa respuesta y asintió.

-Oh, en ese caso, sígame, por favor.

Jungkook la siguió sin decir una palabra, pero mientras caminaban por los pasillos blancos del hospital, su ceño se frunció al notar algo extraño.

No estaban yendo a las habitaciones comunes.

El hospital era grande y contaba con varias secciones, pero la dirección en la que se dirigían lo sorprendió.

Se estaban moviendo hacia la sección VIP.

Jungkook sintió que su mandíbula se tensaba.

"¿Qué carajos hace Park Jimin en la zona VIP de este hospital?"

Era un simple estudiante, ¿cómo podía pagar algo así? Las habitaciones VIP de ese hospital eran exclusivas para gente de alto poder adquisitivo: empresarios, celebridades, políticos... pero no un universitario común y corriente.

"¿Acaso Taehyung ha estado manteniéndolo en secreto?"

La idea hizo que su furia aumentara. Si Taehyung le estaba ocultando algo, lo descubriría.

La recepcionista finalmente se detuvo frente a una puerta grande y elegante. Jungkook observó el pequeño letrero dorado en la parte superior que decía claramente:

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