Emer
No hubo una sola palabra durante el camino de regreso.
Charmy y Staisy aseguraron volver sanas y salvas a un hotel cerca, por lo que Tails y yo íbamos a solas en mi auto.
Primera razón de mi silencio: enojo. Creo que no hace falta mencionar por qué.
Segunda razón: vergüenza. Con mis amigos, pero principalmente con Tails.
Aún no encontraba palabras que fueran suficientes para pedirle disculpas, no podía creer que Shely hubiera estado a punto de golpearlo en mis narices. Es cómo si fuera alguien completamente diferente. Me hace sentir estúpido. La primera vez que la ví fué en el mismo panorama, a punto de romperle la cara a mi compañero...y no hice nada tampoco. De hecho fué algo que me gustó para ese entonces. ¿Por qué ahora me molestaba? Quizás porque ésta vez estuve seguro que le haría daño. Yo jamás permitiría que alguien lo lastimara.
Me sentí muy frustrado de que Shely me oculte cosas, más si tienen mucha importancia para mi familia y ponen nuestra seguridad en peligro. No comprendo su forma de razonar y...acabo de descubrir que odio que me mienta. Yo siempre le he contado todo sobre mí, ¿Es que aún hay una parte de ella que no sé? ¿No me tiene suficiente confianza? ¿Realmente me ve como alguien débil?
–¡Cuidado Emer!
El grito de Tails a mi lado me atrajo de vuelta a la realidad. Presioné el freno del auto tan rápido que casi siento romper el parabrisas. Mierda, choqué contra un poste de luz.
–¡Carajo! ¿Pero qué ha sido...?
–¡Hola chicos!
Ahogué un grito.
Era una figura azul muy conocida con una enorme y radiante sonrisa. Sonia, ¿De dónde demonios había salido?
–¡Sonia! Ya te he dicho que no hagas eso –mi compañero negó la cabeza cruzándose de brazos, de verdad estuve con la mente tan lejana que no me di cuenta de la estela azul a nuestro lado. En otras circunstancias la hubiera reconocido a kilómetros de distancia, tal cuál ocurría en nuestra niñez.
–Lo lamento –ella se rascó la cabeza un tanto avergonzada. Se acercó y me observó curiosa– ¿Dónde estaban? Fuí a buscarlos al taller.
–Es un cuento largo –Tails desvió la mirada– pero, ¿Por qué no subes?
–Supongo que ya corrí lo suficiente –la chica abrió la puerta y se sentó en la parte de atrás, acercó la cabeza entre ambos asientos y como si no se aguantara, me pellizco el brazo– ¿Y a tí que te pasa? Tienes cara de venir del fin del mundo –bromeó.
Quise responder con la misma sonrisa, pero la verdad no tenía ánimos de nada en ese momento. Sin embargo no podía ser maleducado con ella. No tenía culpa de mis desánimos.
–Lo siento... también me alegro de verte.
–No si te hice chocar contra un poste –Sonia miró a Tails con ojos de súplica– Amigo, ¿Podrías repararlo luego?
–Que más da.
Tails le contó a Sonia –ya que no paró de preguntar hasta obstinar a Tails y hacerlo hablar– lo sucedido con Iva, los repentinos planes de Shely y como se le había parado firme llevándole la contraría. Sonia estuvo a punto de reclamar al saber del intento de Shely por golpear a Tails, pero estoy seguro que le hizo muecas suficientes para que guardara silencio, tal vez porque mi semblante no era...muy relajado en esos momentos. De verdad lo agradecí. Aunque estaba seguro que no se tragaría las preguntas por mucho tiempo, lo más seguro es que al día siguiente montara un cuestionario. Pero al menos por ahora es suficiente.
