Cap 7: Túnel del misterio

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Shely

–Espero y no se vuelva costumbre tener que hacer tus recados.

–Guarda silencio.

Roger bufó a mi lado. Acabamos de terminar los recados que el comandante me ordenó la última vez, espero sinceramente tener un buen tiempo libre después de ésto.

Eso aparte de que también estuvimos utilizando el rastreador intentando averiguar un supuesto escondite de los ataques del otro día, pero no recibía ni una sola señal de ningún lado. Nada. Era muy extraño.

–Todavia no entiendo porque si fuiste al taller, no esperaste los papeles tu misma.

¿En serio iba a seguir preguntando lo mismo? De verdad que es un fastidio, desde que lo envíe a él a buscar el rastreador y los papeles no ha dejado de quejarse.

–No es mi culpa haberte interrumpido tu noble cita con esa equidna.

–¡Que no era una cita! Intentaba robar la esmeralda madre.

–Si claro...¿Cuántos años más te va a tomar eso? –ironicé poniendo los ojos en blanco.

Me voltee al notar que Roger se quedó callado, lo cual es difícil de hacer porque es muy molesto. Estaba viendo el comunicador en su muñeca y después me observó a mi con esa típica cara estúpida y molesta.

–¿Qué?

–Nada...adivina quién me ha dicho que te invite a ir a su casa está nocheeeee.

Diablos, lo había olvidado.

–Cierto erizo rosa me está pidiendo que ambos vayamos a su casa a pasar el rato "jugando y comienzo pizza" –hizo unas comillas con los dedos frente a mi casa, me dieron ganas de golpearlo.

¿Por qué Emer tenía que avisarle de eso? ¿Tal vez para buscar una excusa para que me vieran allá? Yo no necesito excusas para nada, voy a dónde yo quiero si me da la gana. Ahora el albino no pararía de molestarme por el resto del día.

Ese erizo tonto...

–¿Y bien?

–¿Y bien qué?

–¿Si vas a ir verdad?

¿Ir? La verdad es que no me lo había pensado con mucha claridad cuándo le dije que sí.

Eso me hizo recordar aquel momento en la cocina. Se sintió aún más...extraño que las veces anteriores...



No estaba segura del porqué me quedé en la cocina, ni siquiera suelo desayunar nunca con nadie, mi cuerpo no lo necesita. Pero supuse que mi presencia molestaría a Sonia y no hay nada más en este mundo que me alegre más el día que molestarla, es una estúpida.

Así que cuando acepté el desayuno con el erizo rosa, enseguida ella se marchó del taller. Eso me puso de un mejor humor, nada mejor que incomodar con mi presencia.

Pero ese chico no paraba de hacer preguntas intentando sacarme conversación, de alguna manera no sonaba desagradable, de hecho eran preguntas comunes que la mayoría ya sabe de mí pero él parece no tener ni idea. Así que las respondi indiferente mientras terminaba de comer, que debo admitir ese erizo sabe cocinar muy bien ¿A caso era Chef?

En tu mirada rubí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora