Cap 34: Momentos incómodos, parte I

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Emer






–De acuerdo, ¿Qué es... mmh...pues...amarillo y tiene forma circular?

–Los anillos.

–¡Sí! Lo supiste, ¿Cómo lo haces?

–Demasiado obvia.

Sonia se cruzó de brazos y yo respiré profundo intentando no caer en la locura.

–Haber erizo sabelotodo, que es...brillante, grande y parece una piedra verde.

–¿No sé te ocurre algo mejor, cierto? –gruñí mientras presionaba la llave contra el tubo. Si, ahora estaba haciendo trabajo de plomero tirado en el suelo sucio reparando la tubería de la cocina. Lo sé, soy un chico utilitis.

–¿Brillante y verde? –meditó Silvia con una mano bajo la barbilla, pensativa. Se encontraba junto a la mesa del comedor mientras Sonia estaba sobre la encimera. Ambas parecían tener un complot contra mi pequeño raciocinio hablando sin parar y jugando juegos estúpidos. Pero cuándo he intentado quejarme mi hermana casi me estampa una olla en la cabeza, así que prefiero participar que poner mi vida en riesgo. Si, mujeres al poder– está difícil.

–¡¿Verdad que sí?! –Sonrió la azulada muy orgullosa de poner una adivinanza que  Silvia no pudiera descifrar, aunque bueno, no ha descifrado ninguna hasta ahora.

–Mmh, no sé, pueden ser muchas cosas...

–¿Es enserio? –miré a Silvia desde el suelo con cara de fastidio, ¿Cómo no se da cuenta de algo tan fácil?– es más que obvio que es La esmeralda de Knukles.

–Oye –se quejó Sonia– no es que tú nos des muchas ideas, intento que tu hermana no muera de aburrimiento en ésta casa.

–No hubiera pensado jamás en la esmeralda maestra...

Si, Sonia ya estaba bien de salud y había intentado salir de casa en los últimos dos días, pero mi hermanita querida siempre le decía cosas para que se quedara, como que la ayudara a comprar cosas online para el bebé, la ayudara a cocinar (aunque no sabe calentar ni un pan), a limpiar o solo entretenerse mientras Blake no se encontraba en casa. Lo más cumbre es que Sonia le proponía salir un rato ya que odia permanecer encerrada tantas horas, pero Silvia se excusaba diciendo que el embarazo le causaba pereza y no le provocaba salir. Desde luego mi buena amiga tan amable que es, no puede negarse a dejarla sola, pero por ello tengo que soportarlas juntas casi todo el tiempo.

A pesar que siempre ando de un lado para otro haciendo cosas con Tails, enviando solicitudes al estado para la libertad y protección de Blake y Silvia, ayudándolo a crear un nuevo rastreador y averiguar sobre la nueva amenaza, comunicándome con Big y soportando a mis padres que aún estaban en una ciudad cercana a Mobius vigilandome como si fuera el peor criminal del mundo... sí, mi tiempo libre era crítico, y eso que se avecinaba lo peor. Porque pensaban comprar una casa dentro de Mobius.

No sé que se traen esos dos, ni siquiera se aman y llevan años divorciados, supongo que solo quieren amargarnos la vida. Éstos días seguro iban a ser difíciles.

–Quizas si deberíamos salir un rato a...

–¡¡SÍ!! –Sonia se bajó de la encimera de un brinco, sus ojos irradiaron felicidad– ¡Por fin voy a salir de ésta carcel! Vamos Emer.

–¿Eh? ¿Por qué no salen ustedes? –me quejé limpiando mis manos, había terminado con la tubería. Probé la llave y tras fijarme que no tuviera ningún bote de agua admiré mi trabajo. Amo cuando las cosas me salen bien.

En tu mirada rubí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora