Capitulo uno ꗃ Guaynabo, Puerto Rico ꗃ 15 de octubre 2023
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— Entonces, vete. Recoge tus cosas y empaca de una vez por todas— dije, suspirando enojada mientras me acercaba a Hades, quien solo me miraba desde el otro extremo de la habitación.— Estoy tan cansada de este 'amor' que tenemos. Siempre me prometes cambiar, pero nunca lo intentas. Nunca cumples tus promesas
Sentía la frustración, decepción y celos en mi voz era notable lo que pasaba y más con un ambiente tan pesado como este
— Baja la voz, no es pa' que hagas un escándalo— dijo él, mirándome con una mezcla de curiosidad y preocupación.— Ahora dime, ¿qué fue lo que te dijeron las locas esas que tiene por amigas?
Me quedé confundida, frunciendo el ceño. ¿Quién mierda estaba mencionando a mis amigas? ¿Quién dijo que estaba hablando desde el punto de vista de una de mis amigas?
—¿Quién dijo que estoy hablando de ese supuesto "cuento" Ángel?— pregunté, intentando sonar inocente.— ¿Acaso debo saber algo?
Sabía a lo que me refería, pero era mejor hacerme la desentendida y esperar hasta que la verdad saliera de su boca.
— ¿Hiciste algo?— interrogue una vez más, mirándolo fijamente, intentando leer su expresión.
Él se quedó callado, mirándome con una mezcla de nerviosismo y culpa. Me di cuenta de que algo estaba mal, y que él sabía más de lo que estaba dispuesto a admitir.
— Ángel, dime la verdad— insistí, mi voz firme pero llena de preocupación.— ¿Qué pasó?
— Lo imaginé cientos de veces— dije, mi voz llena de ira y decepción.— Te di mi confianza, mi corazón. Dejé a mi familia y a todos por darte tu puta fantasía de querer vivir juntos. Lo entiendo todo, Ángel Yamil.
Mi voz se quebró al recordar todo lo que había sacrificado por él. Me sentía traicionada y engañada.
Pase una mano por mi pelo y dije intentando calmarme. - Esto acaba aquí.
No hay más lágrimas que soltar. Ya he llorado lo suficiente como para seguir en el mismo ciclo de repetición.
Pero Ángel se quedó callado, solo observando mis movimientos. Su silencio solo aumentaba mi furia y mi indignación.
— Mera' Paula, esto no puede terminar aquí, mami—, dijo finalmente, su voz llena de súplica.— Entiéndeme, era una necesidad.
Pero sus palabras solo me enfurecieron más. Me sentía utilizada y engañada.
— ¿Necesidad?—, grité, mi voz llena de ira y decepción.— Me estás diciendo que era una necesidad, que te pasaste por la raya del culo a tu esposa y todo lo que logramos juntos por una simple noche. Tú eres de verdad increíble.
Me levanté de la cama y fui directo al clóset, sacando una maleta grande. Sentí sus pasos detrás de mí, pero los ignoré y seguí haciendo mi maleta.
— ¿Pa' dónde es que vas tú a esta hora?—preguntó, tomando mi brazo y obligándome a mirarlo.— Paula, son las once de la noche. Canto e' loca
Vi su cara de tristeza, pero esta vez no caería en su juego. Esos ojos de resentimiento siempre ocultaban otra cara, y cada vez era peor.
— ¡Canto e' loca, tú mai!— dije, quitándome de su agarre bruscamente.— Cada día me arrepiento de haberte escogido como esposo. Desearía haber sido más sabia ante mi elección. Mi mamá tenía razón, no me mereces ni un poco.
Sabía que le había dado en el punto exacto, sus ojos ahora estaban furiosos.
— Mera, Paula, deja de decir tanta chotadera, sino quieres que te reviente— gruñó, viéndome con una mirada amenazante. Me tomó del brazo y me lanzó de un jalón a la cama.
Me sentí impactada. Había escuchado de todo por parte de él antes, pero nunca un amague de que me iba a pegar. Y ahí caí en cuenta de que no podía pasar un momento más con él. Si tanto se estaba dejando influenciar por aquel tipo, ¿qué sería de mí si seguía con él?
Para mucho no era un secreto que el tal "ovi" lo tenían tachado de golpeador y que ángel estuviera reuniéndose con él en varias ocasiones, me hacía sentir escalofríos.
— Mira, Ángel, primera y última vez que tú me hablas así, y última vez que me amenazas—dije, empujándolo con fuerza.— Suéltame. Estoy dispuesta a separarme de ti, no aguanto un minuto más contigo.
— Yo esa jodienda no la pienso firmar— dijo con desdén. Separándose de mí y quitando sus manos de mis brazos.
— Y lo tendrás que hacer— respondí, torciéndole los ojos.— No quiero estar más cerca de ti y mucho menos tener relación contigo.
Me senté al borde de la cama, abrazándome a mí misma mientras veía cómo él se sentaba a un lado mío. Me sentía vulnerable, con los ojos aguados y el corazón roto.
— No es necesario llegar a ese punto, Paula— susurró él, intentando suavizar su tono.—Yo te amo.
Pero ya no creía nada de lo que decía. Sus palabras eran vacías, sin sentido. La confianza que había depositado en él se había roto en mil pedazos.
— No te creo nada— dije, mirándolo con desdén.— No te creo nada más. Si me amaras no me hubieras engañado con ella.
No dijo más nada. Sabía que tenía mis razones para no creerle más, y era mejor que se quedara callado.
— Me iré mañana para Colombia— le dije con firmeza.— Lucy tiene autorización para recoger mis cosas y empacarlas. Mandaré a Salomón a que las venga a buscarlas. No quiero que te interpongas en nada, Ángel.
Lo miré fijamente, asegurándome de que entendiera mis instrucciones.
— Vendré en un par de semanas para lo del divorcio y me devolveré— concluí, dejando claro que mi decisión era irreversible.
— Estás arruinando algo lindo— dijo en voz baja. Solo decidí cerrar mis ojos, sin querer escuchar más.
Suspiré y dije:
— No lo arruino yo, fuiste tú. Nunca piensas en las consecuencias que traen tus actos, Ángel. Me cansé de llamar, esperarte, incluso de darte oportunidades. Yo también me canso.
— yo lo sé mami pero no te vayas, arreglemos las cosas como siempre mami
— No siempre se arregla las cosas con sexo, Ángel.
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