Capítulo Treinta y uno ꗃ 21 de Octubre del 2024 ꗃMOROVIS, Puerto Rico
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INSTA STORY | @paulavandelli
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Habían pasado más o menos cuatro meses desde que nació Bernardo, y si les soy bien honesta... ya no estoy aguantando la presión. No es que no quiera a mi bebé, ¡Dios me libre! Lo amo con todo mi corazón. Pero esto es fuerte, fuerte de verdad, no les voy a mentir. Tener un chiquitico que apenas cumplió los cuatro meses y ya se mueve como si tuviera un año... cansa, hermana. Bernardo salió con la energía del papá —igualito—, hasta para dormir. Se acuesta tardísimo, tipo doce, una de la mañana. Pero bueno, nada que yo, como buena mami luchona, no sepa aguantar.
Después de darle vueltas al asunto, decidí volver a la agencia. No a tiempo completo, ni viajando tanto a Miami, pero sí lo suficiente pa' tener un pie en la jugada. Pa' chequear que todo siguiera corriendo como debe mientras yo estuve en modo embarazo intensivo. Y la verdad, seguir trabajando desde casa me ha salvado. Literal.
Estaba explotá. Me quité las gafas, la vista ya me picaba. Desde las dos de la tarde llevaba metida frente al computador, revisando unos ingresos de diseño. Y como he tenido tanto tiempo encerrada, me dio por montar una colección de invierno que me tiene el corazón medio prendío.
Miré el cel: seis y media. Tenía que buscar a bernardo, me levanté rápido de la silla giratoria, me puse las sandalias casi de lado, y salí como alma que lleva el diablo pa' la casa de mami Celyz, mi suegra. Por suerte vive a dos cuadritas de la nuestra, aquí en Morovis, así que llegué en un ratico.
Bernardo se habia pasó parte del medio día y tarde donde su abuela, puesto a que Hades con Sol de apoyadora, se lo habían llevado pero al final de todo me había servido para trabajar más a fondo en lo de la agencia.
Cuando llegué, estaban ella y la vecina en la terraza, echándose fresco, con esos abaniquitos de mano, mirando hacia la cancha.
—¡Buenas noches, mami Celyz! —saludé con una sonrisa medio rendida, caminando hacia ellas.