ANTES DE EMPEZAR: Este capítulo es completamente ficticio. Nada de lo que se narra llegó a suceder en la realidad; todo ha sido escrito únicamente por motivos de trama y como parte de la continuación de la historia.
Capitulo treinta y cuatro ꗃ 2 de Noviembre del 2024 ꗃCAROLINA, Puerto Rico
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El sol caía rico en el patio de Fabiana. Esa casa tenía una energía que a mí me encantaba, como si una pudiera quedarse ahí por horas y el tiempo no pasara. Yo estaba acostada en una tumbona con los pies cruzados, un pareo amarrado a la cintura y la parte de arriba del bikini que apenas y me tapaba. Tenía el monitor del bebé sobre una mesita baja, junto a mi cóctel rosado con florcita decorativa. Bernardo dormía plácido en el cuarto de huéspedes, con el airecito prendido y la cortina medio bajada.
—Ey, ¿pero vos viste ese cuerpito? —dijo Gia desde la tumbona del lado, señalando a Soley que se había untado aceite hasta en las pestañas.
—La Sole nació pa' estar en la playa o en la piscina, qué va —le respondí riéndome, mientras me acomodaba el cabello con una pinza.
Verónica estaba sirviendo más cócteles, metida en el papel de bartender improvisada, meneando la coctelera con fuerza.
—Yo no sé ustedes, pero yo necesitaba un break así —dijo Fabiana desde su tumbona más allá, con las gafas puestas y un sombrero gigante que parecía de desfile—. Entre el trabajo, los chamaquitos y la casa, una no tiene ni tiempo de mirarse al espejo.
—Total —dije yo, mirando de reojo el monitor, donde Bernardo se movía apenas, medio resoplando como si estuviera soñando con la teta—. Yo ni me acuerdo la última vez que me senté con amigas sin tener que andar con la pañalera colgando del brazo.
—Pero igual lo tienes en la cabeza, ¿verdad? —bromeó Verónica, pasando el vaso nuevo a Gia—. Mira, hasta aquí lo tienes vigilao.
—Claro, es que si ese nene abre un ojo, yo vuelo —me reí—. Pero pa' eso está la tecnología, pa' darle chance a una de tomarse alguito.