capitulo 33

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Bruno y Sofía comenzaron a comprender que el lugar donde estaban no era físico. No era un sueño, ni una proyección holográfica. Sus cuerpos habían quedado atrás, en la sala de resonancia, pero sus almas habían sido transportadas a una dimensión completamente distinta, ajena al tiempo y al espacio tal como los conocían.

El aire era inexistente, pero podían respirar. Sus cuerpos, aunque presentes, no proyectaban sombras ni peso. Todo en esta dimensión parecía regirse por reglas que sus mentes humanas apenas podían comprender.

—Esto no es real —murmuró Bruno, intentando convencerse, aunque sabía que mentía.

Sofía se giró hacia él, su mirada mezclada de miedo y asombro.

—Es real, pero no es como nada que hayamos conocido —respondió. Su voz no se transmitía por ondas sonoras, sino como un pensamiento compartido directamente en el núcleo de su existencia.

De pronto, las estrellas a su alrededor comenzaron a formar constelaciones cambiantes. Cada figura parecía contar una historia, una verdad oculta sobre sus vidas. Una de las constelaciones representó a Sofía de niña, corriendo en un parque con una sonrisa radiante. Otra mostró a Bruno sosteniendo un libro, perdido en pensamientos profundos.

Entonces, una luz más brillante que las demás apareció ante ellos, tomando una forma difusa y resplandeciente. Era como un ser hecho de pura energía. Su voz, si es que podía llamarse así, resonó en sus mentes.

—Han cruzado el umbral —dijo la entidad con un tono tranquilo, pero cargado de autoridad—. Sus almas han trascendido su forma material. Aquí, lo que son verdaderamente será revelado.

Bruno dio un paso adelante, desafiante.

—¿Por qué estamos aquí? ¿Qué quieren de nosotros?

La entidad no mostró emoción, pero la intensidad de su luz pareció aumentar.

—Han sido elegidos para experimentar una conexión más allá de lo humano. En esta dimensión, no hay secretos, no hay límites entre una alma y otra. Sus pensamientos, sus emociones, sus miedos... ahora son compartidos.

Sofía dio un paso hacia Bruno, sintiendo una atracción inexplicable. Era como si algo más grande que ellos mismos los empujara el uno hacia el otro.

—Bruno, puedo sentirte... no solo tus pensamientos, sino tus emociones más profundas. Es como si tú fueras una parte de mí.

Bruno la miró, confundido y vulnerable.

—Y yo a ti. Esto... no es normal. Nos están manipulando.

La entidad habló de nuevo, calmada pero implacable.

—No es manipulación, es verdad. Aquí, ustedes son uno. Lo que hagan con esta conexión definirá su destino.

Las estrellas comenzaron a girar a su alrededor, y un portal luminoso se abrió en el horizonte del vacío. La voz de la entidad reverberó una última vez:

—Elijan. Avancen juntos y descubran el propósito de su unión, o regresen a su forma física, fragmentados y solos.

Bruno miró a Sofía, y por primera vez, sus dudas y miedos se mezclaron con un sentimiento de confianza y conexión que nunca antes había sentido. Sofía le devolvió la mirada, su alma tambaleándose entre el miedo y el deseo de comprender lo que estaban destinados a hacer juntos.

Bruno extendió su mano hacia Sofía, y ella, aunque dudosa al principio, la tomó. En ese momento, una ráfaga de energía cálida recorrió ambos cuerpos etéreos, como si la conexión entre ellos se fortaleciera con cada segundo. El portal ante ellos pulsaba con una luz hipnótica, y juntos dieron el primer paso hacia lo desconocido.

Caminos cruzados 1Where stories live. Discover now