capitulo 34

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Cuando el experimento terminó, las cápsulas se abrieron lentamente, liberando un vapor frío. Sofía y Bruno salieron tambaleándose, con los ojos llenos de confusión y asombro. Aunque estaban físicamente separados, podían sentir con claridad los pensamientos y emociones del otro, como si sus mentes estuvieran unidas por un puente invisible.

Emma los observó detenidamente mientras tomaba notas en una tableta. Había algo en su expresión que revelaba una mezcla de curiosidad y determinación.

—La fusión fue un éxito parcial —murmuró para sí misma, luego se dirigió a Sofía y Bruno—. Pero quiero comprobar algo más.

Bruno, todavía tocándose la cabeza como si tratara de ordenar sus pensamientos, frunció el ceño.

—¿Comprobar qué? ¿Qué más necesitas? —preguntó, con un tono de ligera irritación.

Emma sonrió de manera enigmática mientras caminaba hacia otra consola en la sala.

—Hay un aspecto de este experimento que no hemos explorado del todo —dijo mientras ajustaba algunos controles—. Quiero experimentar la fusión mental, pero esta vez, conmigo. Quiero entender lo que ustedes han sentido desde adentro. Es la única forma de validar completamente los resultados.

Sofía retrocedió un paso, alarmada.

—¿Con nosotros? ¿Cómo es eso posible? —preguntó.

Emma los miró con calma.

—El dispositivo que hemos usado para fusionar sus mentes también puede conectarme a mí. Pero la diferencia es que en esta ocasión, será una conexión temporal y limitada. Solo lo suficiente para que pueda percibir lo que ustedes perciben.

Bruno cruzó los brazos, todavía desconfiado.

—¿Y si algo sale mal? ¿Qué pasa si no es temporal?

Emma mantuvo su postura firme.

—Eso no sucederá. He perfeccionado este sistema durante años. Todo está bajo control.

Sofía miró a Bruno, compartiendo su preocupación. Aunque no necesitaban hablar, ambos sabían que estaban pensando lo mismo: ¿podían confiar en Emma?

Finalmente, Emma se colocó un dispositivo similar al que ellos llevaban, ajustándolo alrededor de su cabeza. Luego, les pidió que se sentaran nuevamente en las sillas frente a la consola.

—Esto será breve —dijo con voz firme, aunque había un leve destello de emoción en sus ojos—. Sólo quiero probar la sincronización.

Emma activó el sistema. Una descarga suave recorrió sus cuerpos, y en cuestión de segundos, Sofía y Bruno sintieron la presencia de Emma en sus mentes. Era extraño, como si una tercera voz se hubiera unido a su conversación interna. Podían sentir su curiosidad, su ambición... y algo más profundo, una mezcla de emociones complejas que no esperaban.

—Increíble... —susurró Emma, mientras cerraba los ojos, explorando la conexión. Podía sentir lo que significaba estar unida a dos mentes diferentes, experimentar sus pensamientos y emociones entrelazados. Era como nadar en un océano infinito de experiencias compartidas.

Sin embargo, Sofía comenzó a sentir una incomodidad creciente. La presencia de Emma en su mente era invasiva, como si alguien estuviera rebuscando en los rincones más privados de su ser.

—Basta —dijo Sofía en voz alta—. Esto no se siente bien.

Bruno también comenzó a inquietarse, percibiendo que Emma no solo estaba experimentando, sino también explorando partes de ellos que no habían dado permiso para compartir.

Caminos cruzados 1Where stories live. Discover now