Capítulo 20 Conexión Prohibida

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Mientras nuestros labios se encontraban en un beso apasionado, el mundo al  nuestro alrededor se desvaneció. El suave murmullo del agua y el brillo de las estrellas parecían desdibujar cualquier preocupación. La conexión entre Alec y yo se sentía más fuerte que nunca, como si nada pudiera separarnos.

Finalmente, él se separó un poco y con una sonrisa traviesa, sugirió:


— ¿ Por qué no nos vamos a la habitación ?

Asentí , sintiendo que mi corazón latía con fuerza . Salimos de la piscina riéndonos , los chorros de agua escurriendo por nuestras pieles . Cuando llegamos, Alec no tardo en acercarse de nuevo, sus labios encontrándose con los míos antes de qué pudiera abrir la puerta por completo.

La risa se detuvo cuando entramos, y la habitación se sintió más íntima. Me besó de nuevo, su mano en mi cintura, tirando suavemente de mí hacia él. Las luces tenues creaban un ambiente cálido y romántico que envolvía nuestros cuerpos mientras nos movíamos más adentro.

Sin darme cuenta, fui retrocediendo hacia la cama, hasta que caí suavemente en ella. Alec sin inclinó sobre mí, su cuerpo cálido y protector cubriéndome, mientras sus labios seguían explorando los mío. Alec estaba sobre mí, sus ojos verdes brillaban con una mezcla de deseo y ternura mientras me besaba profundamente. No podía evitar sonreír entre los besos, una sonrisa que parecía reflejar el caos de emociones que invadía en mi pecho. Su mano descendió lentamente, deteniéndose a un lugar que hizo que el aire en mis pulmones se volviera denso.

— Espera — le dije , el  tono de mi voz temblando un poco mientras una ola  de nervios se instalaban en mi .

—¿Qué pasa ?— preguntó , sus labios aún cerca de los míos , como si la distancia fuera un delito.

— Nunca he hecho nada de esto— confesé.

— Esta bien, tranquila . Si quieres parar sólo Dímelo — me dijo con un tono de voz suave.
No le respondí. En su mirada había una promesa que me hacía sentir viva, aunque la atención en mi vientre crecía, mezclándose como un miedo inexplicable. Antes de qué pudiera decidir, él comenzó a dejar besos lentos y húmedo por la curva de mi cuello, y yo sentía como su mano jugaba con la parte de abajo de mi traje de baño, como si supiera que me estaba rompiendo en mil pedazos y aún así me quería reconstruir.

—¿Puedo?— me preguntó.

— Sí — fue todo lo que pude decir, mis palabras apenas un susurro perdido en el aire caliente que nos rodeaba.

Con cada beso que me dejaba en el abdomen, la presión en mi vientre se hacía más intensa. Cuando llegó a mi vientre, su atención era todo lo que podía soportar. Pero luego, subió  de nuevo, buscando mis labios, y su mano bajó, tocándome directamente, ahora sin ninguna tela de por medio.

Los labios entreabiertos, apenas rozo con los suyos, sentí una chispa encenderse. Alec mantuvo los ojos abiertos, y su pulgar comenzaba a moverse lentamente, provocándome con un ritmo tentador. Nunca había sentido algo así; era una mezcla de placer y temor, el mundo exterior desvaneciéndose a nuestro alrededor.

Cuando deslizó un dedo en mí, mis caderas se elevaron involuntariamente. Agarré sus hombros, y en un momento de confusión,  le clavé una uña sin querer. Pero él no se quejó. En cambio, una de las comisuras de sus labios se levantó en una media sonrisa que hizo que mi corazón se iluminara como si la oscuridad que me rodeaba se disipara con cada destello de su alegría.

Alec apartó la mano y me ayudó a sentarme en la cama, arrastrándome hasta el borde. Su mirada, intensa y penetrante, recorrió cada rincón de mi cuerpo, y un escalofrío recorrió en mi piel ante su atención. Estaba de pie frente a mí, pero en un instante, se agachó para ponerse de rodillas a mis pies.

—Alec...— susurré, y el sonido de su nombre en mis labios me dejó momentáneamente sin aliento. Pero,  para mí sorpresa, mi mente se quedó en blanco, incapaz de articular una respuesta.

Su boca encontró el mismo punto que sus dedos habían incendiado, y el Mundo me alrededor se tambaleó. Me dejé caer hacia atrás por  instinto, apretando las sábanas con mis manos mientras reprimía un gemido que había estado a punto de escapar de mis labios. La sensación de su boca me envolvió, y levanté las caderas buscando más, pero   Alec plantaba una mano firmemente bajo mi estómago, manteniéndome quieta.

En la torturaba con su boca, sus movimientos medidos y seguros, mientras sus dedos seguían en la melodía de mis reacciones. La atención se remolinaba en la parte baja de mi estómago, creciendo cada vez más intensa, como si estuviera apunto de romperse. La escena me dejó sin fuerza.

Articulé la espalda , buscando un alivio en medio de la tormenta que él había desatado dentro de mí. Entonces, como si el universo hubiera decidido liberarme, todo lo que sentí en mi interior explotó de pronto, envolviéndome en una oleada de placer tan intensa que sentía como si me desvanecía en la broma de esa experiencia.

Cuándo finalmente la oleada de sensaciones comenzó a dispersarse, mis ojos se abrieron lentamente, buscando los de Alec. Él estaba frente a mí, su respiración pesada y su mirada llena de una mezcla de ternura y deseo. La intensidad de lo que acabamos de compartir a un reverberaba en mi cuerpo, y su pregunta resonó en el aire, cargada de curiosidad.

—¿ Te ha gustado ? ¿ Cómo te sientes ? — preguntó con su voz en un susurro suave.

Entre el cansancio y la euforia, logré sonreírle.

— Sí— respondí , sintiendo lo que la sinceridad de mis palabras se asentaban en cada rincón de mi ser.

Un rato después, nos encontramos acostados en la cama, envuelto en un silencio que era  a la vez cómodo y significativo. La calma nos envolvía mientras yo intentaba similar lo que había sucedido. Fue entonces cuando no pude evitarlo.

— Fue increíble— dije, volviendo a mirarlo.

Alec sonrío, pero su respuesta me sorprendió.

— Bueno , al menos no me he olvidado de cómo hacer mi trabajo — dijo con un tono burlón , levantando una ceja de manera juguetona .

Reí, dejando que somos rompiera la atención del momento. Esa era la esencia de Alec , capaz de convertir cualquier instante en algo ligero y divertido . Su sonrisa me hizo sentir segura .

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