Capítulo 39 Año Nuevo

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Había llegado el último día del año, y yo tenía todo olé raro para convertí  este 31 de diciembre en el momento más especial de nuestras vidas. Aunque sabía que pedirle matrimonio a Adhara tan pronto podía parecer apresurado para algunos, yo estaba dispuesto a esperar el tiempo que ella quisiera para casarnos. Lo último que deseaba era que ella supiera, sin ninguna duda, que quería pasar el resto de mi vida a su lado.

Llevaba meses preparando todo en secreto. Hablé con mi madre hace un tiempo y ella estuvo de acuerdo en que Adhara era la persona indicada para mí. Pero lo más importante fue contar con la aprobación de sus padres. Para mi sorpresa, el padre de Adhara aceptó la idea con mucho gusto. Tal vez, después de todo, había comenzado a ver que mis intenciones eran serias y que amaba a su hija más de lo que podría expresar con palabras.

Elaia y Gabriel estaban a bordo con mi plan. Elaia se encargaría de distraer a Adhara durante todo el día hasta la tarde, para que yo pudiera organizar cada detalle en la playa. Con la ayuda de todos, comenzamos a montar las enormes letras que formaban la palabra " CÁSATE CONMIGO" y a preparar los fuegos artificiales que se lanzarían al cielo cuando Adhara dijera que sí. Quería que fuera un momento inolvidable. 

Había mandado a hacer un anillo único, un anillo que representara lo que Adhara significaba para mí. La piedra central era un zafiro azul, del mismo tono que el azul profundo de sus ojos, engastada en un delicado aro dorado. Lo guarde cuidadosamente en una pequeña caja negra de terciopelo, imaginando la sorpresa y la alegría en sus rostro cuando lo viera.

Mientras organizábamos los últimos detalles en la playa, el padre de  Adhara, el señor Benjamín, se acercó a mí. Noté una seriedad en su mirada que me hizo contener la respiración.

— Dígame, señor Benjamín— le dije, un poco inquietos

El suspiró y por un momento pensé que estaba apunto de retractarse de su apoyo.

— Quiero disculparme contigo, muchacho — comenzó, mirándome los ojos—. Desde que mi hija nos habló de ti, siempre pensé que serías igual que tu padre. Por eso nunca quise verte cerca de Adhara. Creí que era una mala influencia, que ella saldría lastimada... pero me equivoqué.

Las palabras me tomaron por sorpresa. El señor Benjamín no era de los que admitía errores fácilmente.

— Hice mal en juzgarte antes de conocerte y por eso te pido disculpas— continúo—. Sólo quería proteger a mi hija, pero al final, terminé siendo injusto contigo.

En ese momento, la madre de Adhara, la Señora Nádia , se acercó con una expresión de remordimiento en el rostro.

— Yo también lo lamento, Alec — dijo ella con voz suave—. Todo lo que hicimos fue por miedo, por no conocer bien a las personas. Pero ahora sabemos que tú amas a nuestra hija y eso es lo único que importa.

Sonreír, aliviado por el peso que se había levantado de mis hombros.

— No se preocupen, todos cometemos errores a juzgar a alguien antes de conocerlo— respondí sinceramente—. Lo importante es que ahora podemos empezar de nuevo, con una nueva comprensión.

Benjamín me estrechó en un abrazo fuerte y sincero, algo que nunca pensé que llegaría a suceder. Y la señora Nádia, con lágrimas en los ojos, me dijo que era parte de la familia.

— Gracias, señora Nádia, de verdad significa mucho para mí— les dije a ambos, sintiendo que finalmente tenía su bendición.

Con todo listo, la hora de la propuesta se acercaba. Me fui a preparar para el momento especial. Me puse algo cómodo pero con un toque formal: una bermuda negra, camisa azul clara y me arregle el cabello. Me eché un poco de perfume, con la esperanza de qué todo saliera perfecto.

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