El hospital había vuelto a sus habituales ritmos frenéticos. El sonido de los monitores, los murmullos apresurados de los residentes y el aroma a desinfectante creaban un ambiente tan monótono como exigente. Para Gala Montes, el día transcurrió con la intensidad de siempre, sumida en casos que requerían toda su atención. Sin embargo, en el fondo de su mente, aquella mirada persistía, como un eco que no podía silenciar.
No había vuelto a cruzarse con Karime Pindter desde las tensiones silenciosas del día anterior, pero incluso en ausencia, la presencia de la cirujana parecía llenar los espacios del hospital. Gala se reprendió a sí misma más de una vez: debía concentrarse, no dejar que esos pensamientos nublaran su juicio.
Cuando la jornada terminó, Briggitte y Micky la esperaban en la sala común, ansiosos por arrastrarla a la fiesta de bienvenida para los nuevos residentes.
—¿Lista para una noche de locura? —preguntó Micky con una sonrisa burlona, alzando un par de bolsas con ropa en las manos—. Sabía que ibas a decir que no tenías nada que ponerte, así que traje opciones.
—No estoy segura de querer ir... —dijo Gala, intentando parecer indiferente, aunque una parte de ella sentía curiosidad por el evento.
—Ni lo sueñes, Montes. Vas y punto —insistió Briggitte, sonriendo.
El pequeño departamento de Gala Montes estaba más animado de lo habitual esa noche. Briggitte y Micky habían llegado a casa de la pelirroja saliendo del hospital, cargando con bolsas llenas de ropa y maquillaje, decididos a hacer que la tímida resistencia de Gala para asistir a la fiesta de bienvenida se esfumara por completo.
—No puedes esconderte detrás de una bata toda tu vida, Montes —bromeó Micky mientras esparcía varios vestidos sobre la cama—. Esta noche tienes que brillar
—No exageres, Micky. Es solo una fiesta —respondió Gala, pero había algo en su tono que delataba un poco más de entusiasmo del que quería admitir.
Briggitte, por su parte, inspeccionaba el guardarropa de Gala como si fuera una misión. Al final, fue un consenso: un vestido rojo burdeos, de corte midi, ceñido al cuerpo, con tirantes finos y una apertura en la pierna que aportaba un toque de sensualidad. Gala, aunque poco acostumbrada a arreglarse de ese modo, no podía negar que se veía deslumbrante cuando se miró al espejo.
—Montes, estás espectacular —dijo Briggitte mientras recogía el cabello de Gala en un moño bajo, dejando algunos mechones sueltos para enmarcar su rostro.
Micky asintió, aprobando con un gesto exagerado. Él mismo llevaba una camisa satinada negra con detalles plateados y unos pantalones ajustados, mientras Briggitte deslumbraba con un conjunto de pantalón blanco y top dorado que reflejaba su estilo audaz.
Cuando llegaron al salón donde se celebraba la fiesta, el ambiente era acogedor y animado. Las luces tenues y la música creaban un contraste perfecto con el estrés diario del hospital. Gala caminaba con seguridad al lado de sus amigos, la curva de sus labios mostrando una sonrisa relajada. Esta noche, estaba dispuesta a dejarse llevar y disfrutar.
—Esto se siente raro, ¿no? Ver a todos tan... normales —comentó Gala mientras observaba al resto de los asistentes.
—Como si no pasaran las noches drenándonos la energía en quirófano —respondió Micky con una risa ligera, sirviéndose una copa de vino de una bandeja cercana.
Gala se distrajo momentáneamente, pero el sonido de unas risas y un murmullo a su alrededor captaron su atención. Cuando alzó la vista, su mirada se encontró con una figura que parecía acaparar todo el aire en la sala. Karime Pindter acababa de entrar, y su sola presencia era suficiente para detener cualquier conversación.

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Anatomy Of Two | Garime
Fanfiction"La anatomía de dos personas se revela no solo en sus cuerpos, sino en los silencios, las miradas y las emociones que comparten."