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La música vibraba con fuerza en el club nocturno, un pulso que parecía sincronizarse con los latidos del corazón de Gala. Junto a Briggitte, ambas reían y brindaban con vasos altos de vidrio decorados con rodajas de cítricos. El ambiente era un refugio de luces estroboscópicas y energía efervescente, una pausa de la agotadora rutina hospitalaria. Gala se permitió relajar los hombros, olvidando por un momento las batas blancas y las emergencias.

—Esto es justo lo que necesitábamos —dijo Briggitte alzando su vaso y chocándolo suavemente con el de Gala—. ¿Cuánto tiempo llevamos sin una noche para nosotras?
—Demasiado —respondió Gala con una sonrisa genuina, tomando un sorbo de su bebida. El alcohol le quemó ligeramente la garganta, pero pronto fue reemplazado por una calidez agradable—. Aunque no esperaba que fueras tan buena bailarina.
—¡Por favor! Soy multifacética. Lo que me falta en quirófano lo compenso aquí.

Ambas rieron mientras Briggitte giraba ligeramente al ritmo de la música, disfrutando del momento. La conversación se tornó más personal después de un rato. Entre tragos y risas, Briggitte compartió fragmentos de su vida sentimental.

—Te voy a ser honesta, Gala. Mi última relación fue un desastre. —Briggitte se encogió de hombros, mirando su vaso con una expresión agridulce—. Creí que había encontrado a alguien con quien construir algo real, pero terminó siendo un egoísta que solo pensaba en su carrera.
—Eso suena... complicado. ¿Cómo lo superaste? —preguntó Gala, genuinamente interesada.

La pequeña de rizos le lanzó una mirada divertida, pero llena de sinceridad.

—No lo superé. Solo aprendí a vivir con ello. ¿Y tú? No te veo con muchos novios rondando el hospital. ¿Hay alguien que te guste?

Gala se quedó pensativa por un momento, jugando con el borde de su vaso antes de responder.

—No realmente... Es complicado para mí también. —Hizo una pausa antes de soltarlo con naturalidad—. Soy bisexual.

Briggitte arqueó una ceja, pero su expresión permaneció neutral, cálida.

—Bueno, si te soy sincera ya lo suponía. ¿Alguna historia interesante que contar?

Gala se rió, nerviosa pero cómoda.

—Digamos que mi vida amorosa siempre ha sido un poco caótica. Nada digno de mención últimamente.

Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, Karime cerraba la puerta de su departamento, dejando caer la bolsa con un suspiro. Había sido un día agotador, como todos, pero su mente estaba inquieta. Justo cuando se disponía a relajarse, su teléfono vibró insistentemente en la mesa. Era Jawy, uno de sus mejores amigos.

—Karime, no acepto un no por respuesta. Chile será DJ esta noche en Amnesia, el club más top. Vamos todos, ¿vienes?
—¿Jawy, en serio? —respondió con un tono cansado—. Estoy muerta, apenas llegué a casa.
—Por eso mismo. Necesitas despejarte, flaca. Vamos, no te veo desde hace meses. Además, ¿qué te cuesta una noche de tragos con tus amigos?, ¿o es que ya no eres capaz de seguirme el paso?

Karime dudó, pero la insistencia de Jawy, junto con la promesa de ver a su círculo cercano, terminó convenciéndola.

—Está bien. Dame una hora.

Horas más tarde, Gala y Briggitte continuaban disfrutando de la noche. Briggitte había captado la atención de un chico al otro lado del bar, quien no tardó en acercarse para invitarla a bailar.

—No puedo dejarte sola —dijo Briggitte, aunque su mirada seguía al chico.
—Vas Briggitte. Estoy bien, te lo prometo. —Gala le sonrió, señalando su vaso—. Solo pediré otro trago y esperaré aquí.

Anatomy Of Two | GarimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora