Capítulo 53: Confesiones y Sombras en Movimiento

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Perspectiva de Catnap

La noche en el Playcare estaba tranquila, pero mi mente era un caos. Algo me decía que ese maldito de 1006 estaba haciendo algo imperdonable con alguien. Solo esperaba que fuera mi imaginación jugando conmigo.

En la sala principal, estábamos todos reunidos: Poppy, Mommy Long Legs, Bubba Bubbaphant, CraftyCorn, DogDay, Hoppy Hopscotch, KickinChicken, PickyPiggy, Boxy Boo con su bufanda de cuadros rojos y blancos, Huggy Wuggy, Lía, y los ahora medio tranquilos Nightmare Critters.

Mi atención se desviaba constantemente hacia Mommy Long Legs y Baba, que conversaban tranquilamente. Era extraño cómo se llevaban tan bien; parecía que llevaban años siendo amigas. Pero por alguna razón, esa escena me provocaba una incomodidad en el pecho que no podía ignorar.

Mientras observaba, DogDay se acercó con una expresión de curiosidad.

—Oye, Catnap, ¿estás bien? Te ves raro.

Intenté poner mi mejor cara neutral.
—Sí, claro. ¿Por qué no habría de estarlo?

Lía se unió, cruzándose de brazos mientras sonreía con picardía.
—¿Seguro que no estás celoso?

La miré como si acabara de decir la estupidez más grande del mundo.
—¿Celoso? ¿Yo? No digas tonterías, Lía.

DogDay soltó una risa suave y negó con la cabeza.
—Vamos, Catnap, ya te conocemos. Ahora eres un libro abierto para nosotros.

Sabía que negar era inútil, así que finalmente cedí, suspirando con frustración.
—Está bien, está bien... Tal vez sienta algo de celos.

La expresión de Lía se iluminó como si acabara de resolver un rompecabezas.
—¿Entonces estás enamorado de Mommy Long Legs?

—¡No lo sé! —respondí, llevándome una mano/Zarpa a la cabeza—. La veo como una amiga... o al menos eso creo.

DogDay arqueó una ceja, curioso.
—¿Y cómo consideras a Baba?

Lo pensé un momento antes de responder con sinceridad.
—La considero como una hija.

DogDay sonrió como si acabara de ganar una apuesta.
—Entonces, ¿por qué no te confiesas a Mommy y consideras a Baba como tu hija? Sería perfecto.

Les lancé una mirada fulminante.
—Dejen de ser metiches, tortolitos. No les diré nada, y mejor ocúpense de sus propios asuntos.

DogDay y Lía se pusieron rojos como tomates. Lía tartamudeó:
—¿Cómo sabes que nosotros... bueno, que somos pareja?

Me encogí de hombros con una sonrisa burlona.
—Se les nota. Incluso si no los veo juntos todo el tiempo, es obvio. Además, todos aquí lo saben, así que no se molesten en ocultarlo.

Ambos estaban demasiado sonrojados para responder, lo cual me dio algo de satisfacción. Dejándolos en sus asuntos, volví mi atención a Mommy y Baba.

La idea de formar una familia con ellas cruzó mi mente. ¿Realmente sería tan descabellado? Después de todo, no estaría mal... ¿verdad?

Perspectiva del Prototipo (Experimento 1006)

Desde la oscuridad de las ventilaciones, observaba el Playcare con detenimiento. Todo parecía tan... ordinario, tan patéticamente normal, que casi me enfermaba. Estos tontos se distraían con tonterías mientras yo seguía planeando mi próximo movimiento.

A mi lado, Yarnaby apareció jadeando, claramente agotado.
—Jefe, ¿puedes dejar de correr tanto? No tengo tu maldita velocidad en estas ventilaciones.

Lo miré con una mezcla de incredulidad y fastidio.
—¿De verdad, Yarnaby? ¿De verdad estás quejándote de eso ahora?

Él me miró con ojos cansados pero desafiantes.
—No es mi culpa que tengas más patas que yo.

Solté un bufido y señalé hacia un túnel.
—Sígueme. Vamos a otro punto de observación.

Sin esperar respuesta, me deslicé rápidamente por los conductos, mis extremidades metálicas resonando en el metal. Podía escuchar a Yarnaby intentando seguirme, sus patas golpeando torpemente detrás de mí.

Cuando finalmente llegamos al nuevo punto, él se dejó caer, agotado.
—Esto es ridículo. Si sigues corriendo así, te juro que un día te dejaré solo.

Lo ignoré, enfocándome en la escena que se desarrollaba debajo de nosotros. Desde nuestra posición, podíamos ver a Catnap, Mommy Long Legs, Baba, y el resto de los tontos reunidos.

Yarnaby suspiró.
—¿Entonces? ¿Qué hacemos ahora?

Observé con detenimiento, evaluando a cada uno de ellos.
—Primero, esperamos. Quiero saber qué tan rotos están sus lazos. Si los presionamos en los puntos correctos, podríamos hacer que se destruyan entre ellos.

Yarnaby sonrió, mostrando sus dientes afilados.
—Eres un maldito genio.

Me giré hacia él, con una sonrisa retorcida.
—Lo sé. Ahora cállate y observa.

El Playcare aún no sabía lo que se avecinaba, pero yo sí. Y esta vez, no iba a fallar.

La oportunidad de ¡CATNAP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora