La oportunidad de ¡CATNAP!

Capítulo 22: La Promesa de Venganza

Perspectiva de Catnap

Las palabras de Poppy y Mommy aún resonaban en mi cabeza, rebotando en cada rincón de mi mente, incapaz de ser procesadas por completo. Nunca pensé que Boxy, esa caja rebelde y desobediente, pudiera haber sido un niño inocente antes de ser convertido en lo que es ahora. Un niño, como yo lo fui alguna vez, antes de que mis recuerdos se mezclaran con esta nueva vida de monstruo y experimentos.

Los otros Smiling Critters, Bobby BearHug, Bubba Bubbaphant, CraftyCorn, DogDay, Hoppy Hopscotch, KickinChicken, y PickyPiggy, estaban igual de conmocionados. Sus caras, normalmente llenas de determinación y energía, reflejaban una mezcla de incredulidad y dolor. El dolor de saber que uno de los suyos había sido arrancado de una vida normal y arrojado a este infierno por culpa de 1006, el Prototipo.

Pero mientras ellos procesaban lo que habían escuchado, yo me consumía en una furia ardiente, una rabia que quemaba en lo más profundo de mi ser. No era solo la injusticia de lo que le había pasado a Boxy lo que me enfurecía, sino el hecho de que 1006 había hecho esto. Ese maldito Prototipo, ese monstruo al que todos temíamos y despreciábamos, había arruinado vidas de maneras que ni siquiera habíamos imaginado.

Catnap: "¡Ese desgraciado! ¡Ese maldito Prototipo!" —grité, mi voz temblando de rabia mientras golpeaba una pared con mi puño cerrado—. "¿Cómo pudo hacer algo tan horrible? ¡¿Cómo pudo matar a los amigos de Boxy frente a él y luego convertirlo en... esto?!"

Mi grito resonó en la sala, llenando el espacio con una ira palpable. Los demás Smiling Critters me miraban en silencio, compartiendo mi dolor y mi indignación. Podía ver en sus ojos que estaban igual de horrorizados que yo, pero también que compartían mi sed de venganza.

Mommy Long Legs: "Es posible que Boxy haya bloqueado esos recuerdos para protegerse del dolor. Pero ahora... parece que los ha aceptado." —dijo Mommy, su voz apagada, llena de una tristeza que rara vez mostraba—. "Eso lo hace más fuerte, pero también más vulnerable."

Poppy estaba sollozando, pequeñas lágrimas cayendo por su rostro de porcelana mientras Bobby BearHug la consolaba, abrazándola suavemente con sus grandes brazos. Verla así solo alimentó mi rabia. Sabía que 1006 había arruinado tantas vidas, pero este era un golpe personal, uno que no podía dejar pasar.

Catnap: "No solo Boxy ha sufrido. Todos hemos perdido algo, hemos sido robados de lo que éramos antes. Pero 1006... él es diferente. No es solo un experimento; es un monstruo que destruye sin remordimientos. Y ahora, tengo más razones que nunca para hacerle pagar por lo que ha hecho."

Los otros asintieron, su determinación renovada por mi promesa de venganza. Sabían tan bien como yo que enfrentar a 1006 no sería fácil, que podría costarnos mucho, pero todos estábamos dispuestos a hacerlo.

A la mañana siguiente, todos estábamos de nuevo en el Playcare, entrenando a Boxy. Pero algo había cambiado. Boxy no era el mismo de antes. Ya no era el ser rebelde y desobediente que habíamos conocido. Ahora, con su bufanda en el cuello, se había transformado en alguien más obediente, más disciplinado. Incluso se había acercado a Poppy y Mommy, algo que jamás hubiera imaginado.

Lo vi ayudando a Bubba Bubbaphant con uno de los ejercicios, sus movimientos más fluidos, menos forzados. Poppy le sonreía, y él respondía con una inclinación de su cabeza. Estaban formando un lazo, una amistad que, a pesar de todo, parecía genuina.

Catnap: "Boxy," —le llamé, y él levantó la mirada—. "Sé que lo que has pasado es horrible, pero quiero que sepas que no estás solo. Ninguno de nosotros lo está. Y si alguna vez decides que quieres venganza contra 1006, estoy contigo. Todos lo estamos."

Boxy asintió lentamente, sus ojos reflejando una tristeza profunda, pero también una chispa de resolución.

Boxy Boo: "Gracias, Catnap. No sé si quiero venganza... pero sí quiero que pague por lo que hizo. No solo a mí, sino a todos los que han sufrido por su culpa."

Nos miramos en silencio, comprendiendo sin necesidad de más palabras que, aunque nuestras motivaciones pudieran ser diferentes, nuestro objetivo era el mismo. Y sabíamos que, tarde o temprano, tendríamos que enfrentarnos a 1006. No por nosotros, sino por todos aquellos que habían perdido su vida y su humanidad a manos de ese monstruo.

Y cuando ese día llegara, nos aseguraríamos de que el Prototipo pagara el precio más alto. No habría piedad, no habría segundas oportunidades. Esta vez, nos aseguraremos de que 1006 no pueda hacer daño a nadie más, nunca más.