Capítulo 38: Un Abrazo Inesperado

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Perspectiva de Catnap

La llegada de Player... o mejor dicho, Lía, ha traído un aire diferente al Playcare. Durante el día, ella se dedica a ayudar a los niños, mostrando una paciencia y dulzura que incluso los Smiling Critters, Poppy, Boxy, y el caídas de Huggy Wuggy admiraron en silencio. No es que nosotros hagamos un mal trabajo, pero Lía tiene algo especial: una energía que hacía que todo pareciera más llevadero, incluso en este lugar cargado de secretos y sombras.

Pero, como siempre, las noches en el Playcare eran mías.

Después de utilizar mi gas rojo para dormir a los niños, salí de Home Sweet Home con la intención de patrullar. Sin embargo, lo último que esperaba era encontrarme a Lía allí, en la entrada, mirándome con curiosidad.

—Hey... —su voz sonó tímida al principio, pero luego adoptó un tono más firme—. Por tu voz... creo que te reconozco.

Me crucé de brazos y la miré, ladeando la cabeza con cierta burla.

—Claro que me reconoces, Player. O, mejor dicho, Lía.

Su reacción fue inmediata. Sus ojos se abrieron como platos, y por un momento parecía que había visto un fantasma. Dio un paso atrás, claramente nerviosa.

—¿C-cómo sabes mi verdadero nombre? —preguntó, con una mezcla de sorpresa y alarma en su voz.

Me encogí de hombros. —Escuché la conversación que tuviste con el encargado del Playcare.

Eso no ayudó a calmarla. De hecho, su rostro mostró un leve tic de estrés, y comenzó a moverse inquieta.

—¡¿Cómo es posible que me espiaras sin que yo me diera cuenta?! —exclamó, llevándose las manos a la cabeza—. He esquivado cámaras, guardias y obstáculos para conseguir información importante sobre Playtime Co., y tú... ¡tú descubres mi nombre tan fácilmente!

Su voz se quebró un poco al final, y cuando levantó la mirada, vi una tristeza genuina en sus ojos.

—¿Soy una inútil? —murmuró, con una expresión que me hizo sentir algo incómodo.

Suspiré, decidiendo que debía ser directo. —Primero, relájate. No eres inútil, ¿de acuerdo? Eres bastante buena en lo que haces, incluso aunque no puedas evitar que alguien como yo te espíe.

—¡Eso no ayuda! —respondió, con un puchero infantil que no combinaba con su apariencia adulta (aunque, honestamente, parecía más una adolescente que otra cosa).

—Escucha, —continué, ignorando su berrinche—. Según recuerdo de nuestra conversación telefónica, tenías algo importante que decirme. Así que, si crees que lo que haces no tiene valor, te equivocas. Ahora, relájate antes de que termines llorando aquí como un crío perdido.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero en lugar de explotar en un mar de sollozos, respiró hondo y logró calmarse. Lía tenía más fuerza de la que aparentaba.

Después de unos momentos de silencio incómodo, ella finalmente habló:

—Catnap... puedo... ¿puedo abrazarte?

Parpadeé, completamente desconcertado por su petición. No todos los días una adulta—o lo que parecía ser una adulta—te pedía permiso para abrazarte. Lía estaba de pie frente a mí, claramente ansiosa por mi respuesta, como si el mundo dependiera de ello.

Al final, suspiré nuevamente. —Supongo que sí.

Antes de que pudiera arrepentirme, Lía se lanzó hacia mí con una sonrisa emocionada, corriendo como si acabara de ganar la lotería. Dio un salto y me abrazó, enterrando su rostro en mi cuello mientras murmuraba algo inaudible.

—¡Eres tan blandito! —exclamó con una risa genuina, su voz llena de alegría.

—Sí, sí, ya sé —respondí, tratando de sonar indiferente, aunque no pude evitar sentirme algo incómodo con tanta efusividad.

Ella aflojó el abrazo un poco pero no me soltó del todo. En ese momento, su tono cambió a uno más serio.

—Gracias, Catnap. Por... por no burlarte de mí.

Me quedé callado por un momento, luego respondí con un encogimiento de hombros. —No soy como KickinChicken, ¿sabes? Él es el experto en bromas idiotas.

Lía se rió entre dientes, lo cual fue un alivio después de su pequeño colapso emocional. Finalmente, se apartó y me miró con una expresión más tranquila.

—Prometo no llorar más delante de ti.

—Sería bueno. No quiero que empiecen a decir que soy tu pañuelo de lágrimas o algo así.

Ambos reímos suavemente, y por primera vez desde que llegó, sentí que tal vez trabajar juntos no sería tan malo. Aunque, claro, todavía faltaba lo más difícil: el Prototipo.

Y sabía que tarde o temprano, Lía tendría que enfrentarse a algo mucho más aterrador que sus inseguridades.

La oportunidad de ¡CATNAP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora