La oportunidad de ¡CATNAP!

Capítulo 43: Confesiones en la Noche

Perspectiva de Catnap

Nunca pensé que una simple conversación con Lía me pondría los pelos de punta. Según me contó, ayer por la noche Baba Chops le había confesado que sabía sobre el Experimento 1006. Eso no era algo que tomarse a la ligera. Si Baba sabía algo, necesitábamos respuestas, pero debía hacerse con cuidado. Ella era tímida, y no quería que esto se convirtiera en un interrogatorio agresivo.

—Hoy hablaremos con ella —anuncié a los demás después de dormir a los niños usando mi gas somnífero.

Mommy Long Legs y Poppy asintieron de inmediato, mientras que Boxy Boo, ajustándose su bufanda de cuadros, parecía algo distraído. Huggy Wuggy simplemente gruñó en señal de aprobación. Lía, en cambio, me miró con una mezcla de nerviosismo y preocupación.

—Catnap, creo que deberías saber algo...

Antes de que pudiera terminar, la voz suave y nerviosa de Baba interrumpió la conversación:
—¡Hola!

Me giré y ahí estaba ella, justo detrás de mí. Baba Chops, tímida como siempre, nos saludaba con una pequeña sonrisa y una energía extraña. Aunque parecía contenta, algo en sus ojos reflejaba un leve temor.

Decidí tomar la iniciativa.
—Baba, necesitamos hablar contigo.

Ella ladeó la cabeza, intrigada.
—¿Qué pasa, Catnap?

Respiré profundo, tratando de sonar firme pero no agresivo.
—¿Sabes algo sobre el Experimento 1006? ¿Tienes alguna conexión con él?

Al escuchar mi pregunta, la expresión de Baba cambió drásticamente. Su rostro, antes tranquilo, se llenó de pánico. Dio un paso atrás y comenzó a tartamudear.
—N-n-no... no tengo nada que ver con él. Pero... pero sí he oído cosas... horribles cosas...

Mommy, notando el nerviosismo de Baba, intentó intervenir con su tono calmado.
—Tranquila, pequeña. Solo queremos entender.

Pero antes de que alguien más pudiera hablar, Baba se quebró. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y su voz salió entrecortada.
—¡Yo no trabajo para ese monstruo! ¡Nunca lo haría! Me da miedo... miedo que me eliminen a mí y a mis amigos, los otros Nightmare Critters... ¡No quiero ser destruida!

La habitación quedó en silencio, excepto por los sollozos de Baba. Verla así hizo que una punzada de culpa recorriera mi pecho. No era nuestra intención asustarla, y mucho menos hacerla llorar.

Lía fue la primera en acercarse, poniendo suavemente una mano en el hombro de Baba.
—No vamos a dejar que te pase nada, Baba. Eres parte de nuestra familia.

Mommy, siempre maternal, la envolvió con sus largos brazos en un cálido abrazo.
—Shhh, tranquila, querida. Nadie va a lastimarte. Estás con nosotros, y aquí estarás segura.

Baba, aún entre lágrimas, murmuró:
—Yo... yo prefiero estar con ustedes. No quiero estar sola...

En ese momento, el cielo pareció responder. Un trueno resonó a lo lejos, y la suave lluvia comenzó a caer sobre el Playcare. Fue como si el mundo entero sintiera la tristeza de Baba, y por un momento, todos guardamos silencio.

Finalmente, Boxy Boo habló, rompiendo el silencio con su típica actitud despreocupada pero sincera:
—¿Saben? Nunca pensé que una oveja llorando podría hacerme sentir tan... malditamente culpable.

Poppy asintió, mirando a Baba con ternura.
—Eres adorable incluso cuando lloras, pero prefiero verte sonreír.

Huggy Wuggy, que generalmente no decía mucho, gruñó en señal de apoyo. Aunque su presencia intimidante podría asustar a cualquiera, Baba parecía sentirse reconfortada por él.

Yo, por mi parte, suspiré profundamente y me acerqué a Baba, agachándome para estar a su nivel.
—Escucha, Baba. Lo siento si fui muy brusco. Solo quiero protegerte, protegernos a todos. Si sabes algo más, por mínimo que sea, nos ayudaría a entender qué está pasando con el Experimento 1006. Pero si no sabes nada, está bien. No vamos a presionarte.

Baba levantó la mirada, sus ojos aún brillando por las lágrimas, y asintió lentamente.
—Está bien... si escucho algo más, se los diré. Pero por favor... no me alejen de ustedes.

Le sonreí, colocando una mano en su cabeza y revolviendo suavemente su lana.
—Nunca te dejaríamos, Baba. Eres parte de esta loca familia.

El ambiente comenzó a relajarse, y la lluvia afuera se convirtió en un suave murmullo que acompañaba la calma. Mommy seguía abrazando a Baba, mientras los demás comenzaron a bromear para aliviar la tensión. Boxy Boo, como siempre, no tardó en hacer un comentario sarcástico:
—Bueno, al menos no fue un drama romántico. Ya estaba cansado de los celos de Mommy.

Mommy, sin soltar a Baba, giró su cabeza hacia Boxy Boo con una mirada filosa.
—¿Quieres que te ate con esta bufanda ridícula tuya, payaso?

Todos soltamos una carcajada, incluso Baba, quien dejó escapar una pequeña risa entre lágrimas.

Esa noche, aunque llena de emociones, terminó con una sensación de unidad. Quizás no teníamos todas las respuestas sobre el Experimento 1006, pero sabíamos una cosa: pase lo que pase, protegeríamos a nuestra pequeña oveja negra.