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Si le hubieras preguntado a un Reggie Peters de los años noventas ¿Cuáles eran las probabilidades de que le tuviera miedo a la muerte? bueno, ella diría que para nada le tendría miedo a algo así y que tal vez era una total tontería preguntarle eso a alguien de quince años (ciertamente después de reír a carcajadas) ahora, en lo que respecta al Reggie de diecisiete en tiempos modernos y luego del trauma, pues, con toda la educación del mundo pudieras encontrar en su ser, te mandaría a la mierda por siquiera pensar en preguntarle algo tan malditamente insensible, para el Reggie Peters traumatizado por la muerte, eso le dispararía un gatillo, él no tenía tiempo para esas ridiculeces, él no hablaba de la muerte sin antes enfurecer consigo mismo primero y tal vez luego contigo por hacerle rabiar al recordar sus traumas una vez más, era complicado ser él a veces, bueno, todo el tiempo. Otra cosa que también era complicada en ese momento; fue la repentina desaparición de Dylan esa misma noche, justo cuando ellos se encontraban tocando en el escenario y no lograron hacer algo para impedirlo... vaya conveniencia, aunque para Reggie eso no había sido lo más complicado que le había pasado en la vida. Pues desde aquella noche de la intervención Reggie tenía ciertos... malestares, malestares que no debía de tener, al menos no considerando que estaba muerto y que en teoría no debería sentir ese tipo de cosas y es que desde esa noche; constantemente le dolía la cabeza como si le hubieran atravesado una varilla de metal por el cráneo, también había ocasiones en las que se sentía mareado, como si se la acabará el aire y a veces le dolía el corazón como si este le fuera a explotar en cualquier momento (siendo esto último, lo que más lo alarmaba) y hasta ese día, varias horas antes del concierto, él juraba que nadie podría imaginar de estos malestares, pero como siempre... la suerte nunca estaba a su favor.
-eres demasiado ingenuo si creías que nadie se estaba dando cuenta de lo que te estaba pasando- escuchó a Dylan a sus espaldas, Reggie no fue capaz de decir nada, solo de suspirar con pesadez- ¿desde cuándo?- -desde la noche de la intervención pero...- -¿pero...?- -esta no es la primera vez que sucede- -¿de qué hablas?- -la primera vez que Caleb intentó hacerse con nuestras almas, sentimos lo mismo que tú estás sintiendo con cada descarga, pero yo me sentía diez veces peor yo... sentía que me estaban arrancando el corazón- Dylan frunció el ceño tratando de analizar y entender la situación -eso no puede ser si se supone que tú estás...- Reggie lo interrumpió -¿muerto? justo eso llegué a pensar en su momento, es bastante ilógico que algo que no late me duela como el infierno- dijo -Reggie... tal vez suene descabellado, pero no has considerado que quizá... todo esto... ¿este relacionado con Jesse?- preguntó a tientas- quiero decir... estás sufriendo síntomas que él normalmente ha llegado a tener por sus problemas del corazón- algo pareció encajar en la mente de Dylan- Quizá... tú alma y la de él... estén pues...- -¿entrelazadas? lo sé- -¿se lo has dicho a alguien?- -solo Willie lo sabe, necesitaba respuestas y solo él podía dármelas- -¿tiene solución?- atinó a preguntar Dylan -no, bueno, no al menos que uno de los dos se muera- respondió- tal vez hay otra respuesta, pero de momento no tengo más- -suena como a algo que Jesse debería saber- dijo Dylan cruzado de brazos, Reggie solo pudo reír a secas ante tal sugerencia -que curioso que lo digas, porque precisamente eso es algo que no le voy a decir, él ya tiene suficiente con haber nacido el mismo día que su papá murió... yo no le voy a echar más leña al fuego, no después de todo lo que ha pasado- -en algún momento se lo debes decir, ya no puede haber más secretos Reggie- dijo -se lo voy a decir después del concierto, no quiero preocuparlo con esto-
