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El pasillo estaba vacío, pero una extraña sensación de estar siendo observados se apoderó de ambos. Yoongi dio un paso adelante, su mirada escaneando cada rincón, cada sombra.

—Jimin... —De repente, un susurro rompió el silencio.

Era apenas un murmullo, pero estaba ahí, claro como el día. Jimin se congeló en su lugar, su respiración acelerándose mientras miraba a Yoongi con los ojos muy abiertos.

—¿Escuchaste eso? —preguntó Jimin, su voz temblorosa.

Yoongi asintió, su mandíbula apretándose mientras levantaba el cuchillo con más firmeza.

—No estamos solos. —dijo en un tono apenas audible, su mirada oscura clavada en el pasillo.

El susurro parecía provenir de todas partes y de ninguna al mismo tiempo. Era etéreo, un murmullo que se deslizaba entre las sombras como un espectro invisible. Jimin tembló ligeramente, sintiendo cómo un escalofrío recorría su espalda.

—Yoongi... —volvió a murmurar, aferrándose al brazo del mayor con fuerza. —¿Qué está pasando?

Yoongi no respondió de inmediato. Su atención estaba completamente fija en el pasillo oscuro, sus ojos buscando algún movimiento, alguna señal de lo que los acechaba.

—Sea lo que sea, no le vamos a dar la oportunidad de acercarse. —dijo finalmente, su voz baja, pero firme, se volvió ligeramente hacia Jimin, su mano libre alcanzando la del menor. —Quédate conmigo, pase lo que pase, no me sueltes.

Jimin asintió rápidamente, incapaz de pronunciar palabra.

Un segundo golpe resonó, esta vez más fuerte, como si algo hubiera caído al final del pasillo. Yoongi dio un paso adelante, manteniendo a Jimin detrás de él, su cuchillo brillando débilmente bajo la luz mortecina de la lámpara que colgaba en el techo.

El aire estaba cargado, pesado, como si algo invisible presionara contra ellos. Entonces, lo vieron.

Una sombra.

No tenía forma definida, pero se movía, retorciéndose contra las paredes como un humo oscuro y denso. A medida que avanzaba, el frío en el pasillo se hacía más intenso, calando en sus huesos.

—Un oscuro... —susurró Yoongi entre dientes, apretando la empuñadura de su cuchillo con más fuerza.

Jimin tragó saliva, su corazón latiendo frenéticamente en su pecho.

—¿Qué hacemos? —preguntó, tratando de no dejar que el pánico lo consumiera.

—Nada que no pueda manejar. —respondió Yoongi, su tono lleno de determinación.

Pero había algo en su mirada que delataba una preocupación subyacente. La sombra avanzó más, y de pronto, un sonido extraño llenó el aire: una mezcla de crujidos y suspiros, como si estuviera intentando hablar.

—Jimin... —volvió a susurrar la voz, esta vez claramente dirigida al menor.

Jimin se quedó inmóvil, su cuerpo paralizado por el miedo.

—No le respondas. —dijo Yoongi rápidamente, su voz cortante como un filo.

Pero era demasiado tarde. Algo en la voz lo atrapó.

—¿Quién... quién eres? —preguntó Jimin, casi sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta.

La sombra pareció detenerse por un momento, como si estuviera considerando su respuesta. Luego, comenzó a tomar forma. Lentamente, de la negrura emergieron brazos, piernas, y finalmente un rostro borroso, pálido y vacío, con ojos negros como el abismo.

—Jimin... ven conmigo. —dijo la figura, su voz resonando como un eco distante.

Ghost: Zero O'clock [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora