El tiempo pasó como un río tranquilo, pero lleno de corrientes bajo la superficie. Los días se convirtieron en semanas, luego en meses, y antes de que se dieran cuenta, tres años habían transcurrido desde aquella primera noche de caos.
Jimin ahora tenía 19 años, y aunque el brillo de inocencia seguía presente en sus ojos, había cambiado. El chico tímido que alguna vez temblaba con solo sostener un bastón ahora se movía con la confianza de alguien que había enfrentado el abismo y sobrevivido. Hoseok había continuado entrenándolo, su exigencia implacable moldeando a Jimin en alguien capaz de enfrentarse a los oscuros sin titubear.
Por otro lado, la relación con Yoongi había evolucionado de una manera que ninguno de los dos habría anticipado. El frío y distante Yoongi, siempre envuelto en una capa de indiferencia, se había vuelto el refugio silencioso de Jimin. Sus conversaciones nocturnas, a menudo en susurros, eran donde Jimin encontraba consuelo.
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Era una noche como cualquier otra, el aire cargado de calma después de un día de entrenamiento intenso. Jimin estaba sentado en el tejado de la casa, las piernas colgando mientras miraba el cielo estrellado. Había crecido; ya no era el niño que necesitaba ser protegido en todo momento. Su rostro mostraba madurez, aunque los destellos de su antigua ternura seguían allí.
Yoongi apareció detrás de él, con las manos en los bolsillos de su abrigo negro. No hacía ruido al caminar, pero Jimin lo sintió de inmediato.
—Siempre estás aquí arriba últimamente. —comentó Yoongi, sentándose a su lado.
—Es el único lugar donde puedo pensar en paz. —Jimin sonrió, sin apartar la vista del cielo.
Yoongi lo observó de reojo. Había algo en Jimin, algo que había cambiado, pero que al mismo tiempo lo hacía más fascinante. Ya no era el chico asustado que necesitaba ser protegido, pero seguía siendo alguien que veía el mundo con una esperanza que Yoongi había perdido hace tiempo.
—¿En qué piensas tanto? —preguntó Yoongi, fingiendo desinterés.
—En todo, en quién soy ahora. —Jimin giró el rostro hacia él, su expresión tranquila pero curiosa. —En lo que hemos pasado, en ti.
La última palabra dejó a Yoongi momentáneamente sin palabras. No era común que Jimin fuera tan directo, y menos con algo que lo involucra a él.
—¿En mí? —repitió Yoongi, intentando ocultar su sorpresa.
—Sí. —admitió Jimin, volviendo la vista al cielo. —Tú me has ayudado más de lo que crees, Yoongi, siempre has estado ahí, incluso cuando no lo pedía.
—No hice nada especial. —Yoongi desvió la mirada, incómodo con la honestidad de Jimin. —Solo... hago lo que puedo.
—Eso es suficiente. —dijo Jimin con una sonrisa suave. —Más que suficiente.
El silencio que siguió no era incómodo. Era el tipo de silencio que hablaba por sí mismo, un entendimiento tácito que ninguno de los dos necesitaba expresar en palabras.
—Has cambiado mucho, Jimin. —Finalmente, Yoongi rompió el silencio, su tono más suave de lo habitual. —No sé si para bien o para mal, pero definitivamente no eres el mismo chico que conocí hace tres años.
—¿Eso es bueno o malo? —preguntó Jimin, mirándolo de nuevo.
—Es bueno. —Yoongi sostuvo su mirada, dejando que la intensidad de sus ojos hablara por él. —Aunque... a veces desearía que no tuvieras que cargar con tanto.
—No elegí esto, Yoongi. —Jimin bajó la vista, sus dedos jugando con una hebra suelta de su ropa. —Pero si he aprendido algo en estos años, es que tú tampoco elegiste lo que te pasó, y aún así sigues aquí, eso me da fuerza.
Yoongi no respondió de inmediato. Había algo en las palabras de Jimin que lo tocaba de una manera que no podía explicar. Finalmente, extendió una mano y la colocó sobre el hombro de Jimin, un gesto que hablaba más de lo que cualquier palabra podría decir.
—Estaré aquí, Jimin. —le sonrió. —Pase lo que pase.
—Lo sé. —Jimin levantó la mirada, una leve sonrisa iluminando su rostro.
El viento sopló suavemente, llevándose las palabras al vacío de la noche. Pero entre ellos, algo había cambiado. Era una conexión que había crecido lenta, pero profundamente, una relación que iba más allá de la protección o el deber.
Mientras las estrellas brillaban sobre ellos, ambos sabían que lo que compartían era algo único. Y aunque el peligro seguía acechando, por esa noche, encontraron consuelo el uno en el otro.
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Ghost: Zero O'clock [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]
FanficPark Jimin luego de un accidente tanto su cuerpo y alma quedaron a la mitad del mundo de los vivos y del mundo de los muertos, por lo cual eso le permite ver y tocar fantasmas. Debido a eso Jimin práctica unos viejos rituales de protección, ya que d...