Capítulo VIII

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Caminé por el mismo camino que aquella vez de la que parecían años. Suspiré y abrí la puerta procurando no lucir tan mal como debía estar. Me senté en una de las mesas mirando hacia fuera, las flores le daban coñor al paisaje incluso siendo tan pocas. Pero, realmente me molestaban mucho. Eran coloridas pero pálidas... ¿Estaría celosa de ellas? Ellas representan la felicidad y yo aquí, la tristeza en persona. ¿Sería que sus colores eran normales solo que mis ojos las veian distintas por odio? Suspiré. Entonces, apoyé mi cabeza sobre mi puño cerrado mientras miraba hacia afuera. El frío que hacía afuera, el frío que ignoré...

Sacándome de mi trance, una taza de café y un plato con algunas cosas dulces aparecieron dando un golpecito típico contra la mesa. Miré hacia la persona que lo traía, era un chico de no mucho mas que dieciocho años. Lo miré algo extrañada cuando él habló: "Esto se lo manda John". Miré a donde señalaba el joven y vi al dueño del lugar saludandome con la mano acompañado con una sonrisa torpe pero... tierna. Le devolví una sonrisa ladeada mientras suspiraba mirando el vapor salir de la taza. Volví a mirar hacia adentro, el estaba organizando unos platos junto con el más chico. El resto del restaurante estaba completamente vacío. Suspiré mientras ponía mis manos al rededor del recipiente para calentarlas.

Luego de unos minutos de mirar el café estático, escuché algunos ruidos. Ambos se despidieron mientras el mesero se iba del lugar completamente abrigado, tanto que tan solo se veian sus ojos perdidos entre tantas capas de ropa. Él que quedaba dentro se secó las manos sonriendome y se sacó el delantal. Hizo todo el camino con una sonrisa encantadora y al llegar miró al piso algo apenado y se sentó a mi lado. Yo sólo lo miré. Entonces, él rompió el silencio diciendo con su acento:

- Así que además de ignorarme cuando pregunté tu nombre, ¿entras a locales cerrados luego de conocer al dueño por un día?

- ¿Realmente estaba cerrado? No me di cuenta... me iré y...

- No, - me interrumpió- me alegro de volver a verte. - solo lo miré sorprendida- ¿No tienes frío así? -Dijo señalando mi buzo que no servía para nada en este clima. Ese momento fue en el que me di cuenta que tan poco abrigo tenía - ¿realmente no te habías dado cuenta?

- Salí apurada y, realmente no me fijé.

- No tienes remedio... ¡Cómo no lo notaste! - volví mi mirada a la taza que había perdido bastante calor. Aclaró su garganta y siguió - y... ¿por qué viniste?

- Sólo quería un café... - le sonreí - gracias.

- No hay de qué. Puedes venir cuando quieras... oh, y yo invito esta vez... - Apartó su mirada y volvió a verme con una sonrisa - espero que no hayas olvidado que la semana que viene tienes que venir a almorzar.

- No te preocupes, no lo olvido... pero deberías dejarme pagar alguna vez, vas a llegar a la ruina si sigues regalando comida.

- No te preocupes por mi, aparte, esto es sólo contigo porque... bueno... - volvió a apartar su mirada tímidamente para volver a verme - eres especial.

- ¿Sabes? - respondí incómoda - debo irme. Si espero más, se pondrá mas frío.

- Déjame que te acompañe... hace frío.

- No, está bien... Sólo iré.

- Bueno... - dijo desilusionado. Me levanté y caminé hasta la puerta cuando sentí algo pesado pero suave sobre mis hombros. Era una campera marrón clara que parecía muy abrigada. - No quiero que te enfermes... devuélvemela cuando vengas a probar mi comida... y, ten cuidado...

- Pero, ¿Qué pasará contigo?

- No te preocupes, yo tengo otra en la cocina... Sólo ve. - Comenzó a mover su mano en despedida - Espero verte pronto.

- Adiós...

- Espera... aun no me dijiste tu nombre.

Volví a ignorar la pregunta mientras cerraba la puerta del lugar. Por los vidrios lo saludé con una sonrisa finjida y regresé sin parar la marcha ni mirar hacia atrás...

Insípido (Ilegal: Segunda Temporada) [Death Note] *Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora