Insípido (Ilegal: Segunda Temporada) [Death Note] *Finalizada*

Capítulo XXII

Él no dijo nada, solo se quedó mirándome a los ojos. Acerqué mi cara a la suya, volví a alejarme un poco. Sus ojos estaban medio cerrados. Volví a acercarme a sus labios pero me alejé. Él se movía hacia mí levemente esperando que algo pasara. Volví a acercar mi cara de manera juguetona. Sin embargo, esta vez cuando estaba alejándome, él puso su mano completa mi nuca y me empujó hacía él. Me estaba besando... había puesto su mano completa en mi nuca, estirada, hacía mucho que no hacía algo así. Mientras tanto, seguía besándome sin darme un segundo para respirar.

Pasó su brazo por mi cintura algo vacilante y me trajo más hacía él. Se bajó hasta quedar sentado en el suelo y me acercó aún más, sin dejar de besarme, haciendo que quede sobre sus piernas. Puse una mano en su nuca, jugueteando con su cabello largo, la otra agarrando su hombro. Me separé en busca de aire. Vi sus ojos abrirse levemente y luego sorprenderse. Sacó sus brazos de mi cuerpo y los apoyó detrás como buscando distancia. Lo miré y le sonreí, estaba algo avergonzado. No podía desaprovechar la situación... me lancé sobre él y le dije burlona:

-¿Dónde tenías tus manos? - L estaba sin palabras, buscándolas. Continué. - ¿sabes? - tomé su mano por la muñeca y la devolví a mi cintura. Le susurré al oído. - no me molesta si eres tú.

Sentí un suspiro de su parte y su brazo moverse, afirmando su agarre. Mi cara se encontraba apoyada en su hombro mientras mi respiración, algo agitada, rebotaba en su cuello. Movió su otro brazo y lo pasó por mi espalda. Comencé a darle pequeños besos en su cuello y, cuando su mano bajó demasiado, le di un pequeño mordisco. La mano que tenía en mi cintura se cerró y se abrió levemente. Subí dándole besos en su cuello hasta llegar a su oreja. La mano que estaba en mi espalda ya se había corrido hasta mi cara y me ponía frente a él. En ese momento pude verlo algo colorada. Volvió a besarme.

Lo empujé un poco hacia atrás y él entendió. Se acostó en el suelo conmigo encima. Rápidamente, se giró quedando sobre mí sin separar ni por un segundo nuestros labios. Pasé una de mis manos por su espalda y la otra se agarró a su cabello. Una de sus manos estuvo agarrada firmemente al final de mi remera, pero luego de unos segundos comenzó a tirar un poco hacia arriba. En un segundo, ya tenía su mano bajo mi remera, y se movía velozmente hacia arriba en busca de algo.

Lo ayudé a quitarme la remera levantando la espalda, L estuvo estático unos segundos pero se quitó la suya. Mis manos recorrían su espalda, nuestros labios seguían juntándose incesante e intensamente. Él comenzó a besarme el cuello mientras tenía una de sus manos en mi cintura. Cuando volvió su cara a la mía, mordí uno de sus labios y lo tiré algo hacia afuera. Él se soltó y me beso, luego sentó. Se puso en cuclillas hasta quedar como en mis rodillas y me miró a los ojos mientras me incorporaba un poco con ayuda de mis brazos. Estaba esperando que le dijera algo... se llevó su pulgar a sus labios humedos.

- ¿Qué?

- Es solo que no quiero que pase lo mismo que la otra vez...

- ¿La otra vez? - me quedé pensando unos segundos y entonces comprendí - una cosa es mientras duermo y otra muy distinta es ahora...

Se esbozó una sonrisa algo juguetona, algo tímida en sus labios mientras sus manos se acercaban a la cintura de mi pantalón. Me los quitó muy lenta y gentilmente, casi desesperante. Sus ojos ahora melancólicos se fijaron en un punto luego de un suspiro. Sus manos se movieron hasta mis piernas... mis cicatrices. Pasó sus dedos por las líneas o pocitos que tenia allí y su mirada era cada vez más triste. Me senté del todo para estar más cerca de él y le di un pequeño beso en la cabeza.

- No es tu culpa, - le susurré - yo fui una idiota por hacerlo...

- Perdón, yo solo quería protegerte. No quería exponerte a este mundo... a los crímenes más horrendos, tú... tú parecías tan inocente... tan tranquila... tan... - suspiró mientras vi su mandíbula temblar un poco - sé que muchas veces te traté mal pero creí que hacía lo correcto pero me equivoqué. Creí que si te alejaba de mí, tú seguirías siendo como cuando eras una niña... creí que si te alejaba de mí, sería más fácil para mí. Pero me equivoqué. No podía estar sin ti. Y aquí estas, y sigues siendo igual... -sentí como algunas lagrimas comenzaban a caerme- y lo único que hice fue... lastimarte.

- Cállate, idiota.

Levanté su cabeza y lo besé. Él me besó también, mientras me abrazaba. Yo hice lo mismo.