Primero me coneceréis un poco, bastante

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Para empezar a conocerme lo más importante es que sepáis mi nombre ¿no? Es Tala, significa loba y es bastante irónico que sea así, debido a mi historia.

Mi madre murió tras darme a luz, pero llegó a verme, y le pidió a mi padre que me llamara de esta manera ya que (aunque no es muy común en los recién nacidos) mis ojos eran como dos piedras de ámbar, igual que los de los lobos. Mi padre cumplió el último deseo de mi madre sin saber que posiblemente eso también afectaría a un trato que yo haría ocho años después.

Sí, me toca hablaros de ese maravilloso trato del que a veces me arrepiento.
Una serpiente mordió a mi padre en medio del bosque mientras estábamos en una excursión. En esos momentos no había que ser un genio para darse cuenta de que mi padre iba a morir y yo no quería quedarme sola, así que cuando una extraña mujer me ofreció curarlo a cambio de que yo cuidara a sus "mascotitas" acepté. Después de todo, ¿qué daño podían hacerme unos pequeños animalitos?

La parte positiva de todo aquello es que mi padre sigue con vida, la parte negativa es que las "mascotitas" de aquella mujer no son (pero ni por asomo) como yo me las imaginaba, y que para poder cuidarlas (que luego descubrí que significaba matarlas) la mujer tuvo que cambiar algunas cosas de mí. Mi resistencia, mi fuerza, mi agilidad, mis sentidos, todo ello aumentó considerablemente, bueno, eso y mis orejas y dientes. Sí, ahora soy una pequeña mezcla entre un vampiro y un elfo. Aparte, mis heridas se curan muy rápido y pasé de no haber cogido un arma en mi vida a saber usarlas todas perfectamente.
¿Qué extraño? Diréis, y no os lo negaré, no sabéis el susto que me llevé cuando me lavé los dientes la noche del trato, ¡incluso miré mi cuello por si había marcas de mordiscos! Después de otros ocho años aún no me he acostumbrado a esos dientes, por suerte los tengo muy bien cuidados y así me ahorro incómodas visitas al dentista. Lo de las orejas lo llevo más o menos bien, total, con todo el pelo que tengo casi no se me ven. Ah, si, el pelo, otra de las cosas que cambió. Antes del trato era castaño claro (muy claro), pero conforme fui creciendo se oscureció, y ahora es tan negro que la gente me pregunta si es natural o teñido. La verdad es que queda bastante bien, pero creedme, en verano, en la ciudad donde yo vivo, a 45°C tener una manta negra en la cabeza no es nada divertido. Córtatelo, estaréis pensando. Creedme que me lo he cortado pero, como si fuera un herida de mi cuerpo, se recupera rápidamente y de la noche a la mañana vuelve a estar igual, por debajo de los omoplatos, cociéndome toda la espalda.

Desde el trato he tenido también cambios que no son físicos, por ejemplo, como tres veces más de los normal y en su mayoría carne, y azúcar, pero eso no tiene nada que ver con el trato. También para mantenerme "en forma" (para quemar todo lo que como) he hecho todo tipo de deportes: natación, danza, tiro con arco, fútbol, baloncesto, voley, baseball, karate, hípica (aunque no les caía demasiado bien a los caballos), tenis, atletismo e incluso escalada. Evidentemente no hice todos esos deportes el mismo año. En todos ellos destacaba por ser la más rápida, la más fuerte, la que tenía más paciencia o la que peor le caía a los animales, aunque a nadie le extrañaba que destacara, no soy demasiado alta, pero (según mi mejor amigo) si soy un poco imponente, según él es porque tengo la espalda un poco ancha y las piernas largas y fuertes.

Ahora que menciono a mi mejor amigo os preguntaréis una cosa, ¿quién conoce el trato y sus consecuencias?
Sin contarnos a mí y a la mujer con la que hice el trato solo lo saben dos personas: mi padre y mi mejor amigo.

A ver, de qué otra manera le iba a explicar a mi padre cómo se había curado tan rápido con la ayuda tan solo de una mujer. Además, me ayuda a disimular los detalles evidentes de que no soy normal (sí, ya lo tengo más que asumido, no soy normal). Lo de mi mejor amigo es otra historia. En principio no pensaba contárselo, pero resulta que a una de las bestias a la que tenía que dar caza se le ocurrió la maravillosa idea de visitarme justo cuando estaba volviendo del colegio con él. Las bestias no las ven del todo bien las personas normales, pero ya me diréis como le explico por qué a un mono azul del tamaño de una furgoneta le ha dado por atacarme y yo lo he matado (sí, eso fue cómo lo vio él, en realidad era un mono azul enorme de tres cabezas y grandes colmillos el que me había atacado).

De todos modos si hay una cosa de la que estoy totalmente segura es que puedo confiar en mi mejor amigo para que me guarde este secreto.

Ahora ya me conocéis un poco mejor, a mí y a mi historia. Esto os prepara un poco para cuando os relate la vez que salvé a una comunidad entera de guerreros y guerreras, pero aún hay muchas cosas que explicar.

Cazadora Solitaria [CS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora