Seguimos a Benjamin por pasillos y escaleras hasta perder el sentido de la orientación.
-Cuando me llevaron al calabozo recuerdo pasar por delante de este cuadro -dijo deteniéndose un segundo ante una gran obra de un caballo encabritado, bastante horrible-. Tuve pesadillas con él dos semanas.
Seguimos andando, evitando siempre lugares de los que proviniera alguna clase de ruido.
-¿Cuántas veces has salido de ese calabozo para ver a la bruja? -pregunté cuando giramos una esquina que me sonaba bastante.
-Muchas, demasiadas para ser un prisionero -respondió sin detenerse.
-¿Y qué quería? -Buse continuó mi interrogatorio.
Benjamin dejó inconsciente con la empuñadura de la espada al único guardia que había delante de una pequeña puerta de metal a un lateral del pasillo.
-Siempre me preguntaba lo mismo, si veía algo, a alguien.
Justo cuando estaba a punto de abrir la puerta Fin le detuvo.
-A alguien, ¿lo preguntaba como si necesitara encontrar a esa persona?
Benjamin lo miró extrañado, pero finalmente respondió.
-No, más bien como si quisiera evitarla, como si tuviera miedo.
-¿Y tú veías algo?
Nuestro nuevo amigo negó con la cabeza dirigiendo la vista al suelo.
-Pero ella seguía insistiendo, parecía convencida de que tarde o temprano vería algo. Tal vez pensaba que acabaría teniendo alucinaciones como mi tía Lily.
-Siempre decía que un espectro de cabellera negra como el carbón y dos ámbares por ojos le decía que acabaría con los males -dijo Rocío mirando a Benjamin directamente a los ojos-. Pobre mujer, terminó por suicidarse ya que todos la tomaban por loca -recordó.
-¿Tú no creías que estaba loca? -esta vez fue él el que hizo las preguntas.
-No, a estas alturas no creo en la locura, solo en gente con más capacidades de asimilación que otros.
-Me parece un discusión muy interesante -les interrumpió Zoe-, pero mejor en un lugar donde no nos encuentren.
Benjamin abrió la puerta de la cual no había soltado el pomo y entramos todos a una especie de sala alargada rectangular, sin ventanas ni cuadros, solo una mesa y tres sillas de madera muy elegantes al fondo.
-¿Dónde estamos? -preguntó Mishell.
-Ni idea, pero el lugar parecía perfecto para esconderse un poco -respondió Benjamin, andando hacia la mesa del fondo-. ¿Creéis que mi tía podría haber tenido "visiones" sobre la bruja?
-Tal vez no de ella, pero sí de alguien relacionado con ella -respondió Fin-. Cuando comenzaron los ataques graves nuestro líder se empeñó en encontrar a todos los cazadores existentes, parecía buscar a uno en concreto.
-A una -le corrigió Buse-, a la que coincidiese con la descripción.
Todos se giraron hacia mí, incluso Benjamin que estaba junto a la mesa se acercó.
-Cuando mi hermana y yo empezamos a sospechar de ti, el líder nos dijo que nos asegurásemos cuanto antes de si en verdad eras una cazadora -comentó Oliver-. Cuando te encontramos se suspendieron todas las misiones de búsqueda que quedaban.
-Un momento -pregunté-, ¿creéis que yo soy la chica que su tía veía?
-Sí -respondió Mishell simplemente-, ta vez eso explique que el líder te incluyera sin pensárselo dos veces en la misión más importante.
-Por mucho que los profesores tratamos de convencerlo de que no era una buena idea -añadió Fin.
Y como no podía ser de otra manera mi reacción ante semejante noticia fue echarme a reír.
-Si que ha cambio el sentido del humor desde mis tiempos hasta los vuestros -comentó Benjamin llegando a nuestro lado-. En una situación así como mínimo estaría muy asustado.
Cuando conseguí volver a respirar como una persona normal y no como una foca con ataques de epilepsia los miré a todos de unos en uno.
-Entonces, ¿se supone que voy a salvaros yo? -pregunté.
La mayoría asintieron o me miraron con cara de complicidad.
-Genial, añadamos eso a la lista de cosas raras y posiblemente suicidas que tengo que hacer antes de morir.
-Escucha -Fin llamó mi atención-, en ningún momento se ha mencionado que no se te pueda ayudar, el líder te mandó en un grupo, y en un grupo seguiremos, hemos llegado muy lejos y no pienso quedarme de brazos cruzados viendo como peleas tú solo contra una bruja.
-Cierto, llevo aguantándote muchos años, te echaría de menos -reí ante la "cariñosa" forma con la que Rocío me dijo que me ayudaría.
-Te lo prometí cuando anunciaron la misión -Oliver me miró directamente a los ojos, con una mezcla de determinación y aprecio-, no pienso dejarte sola esto, te protegeré hasta el final.
Instintivamente toqué el amuleto que llevaba en el cuello.
-Yo sola no seré capaz de soportar a los gemelos -comentó Mishell, acercándose a mí y abrazándome.
Se unieron todos, incluso Benjamin, al cual a penas conocíamos.
-Tenemos que encontrar a esa bruja y matarla -dijo Buse crujiéndose los puños una vez nos hubimos separado.
-¿Estamos cerca? -le preguntó Fin a Benjamin, pero antes de que pudiera responder escuchamos ruidos fuera y al poco una docena de guardia irrumpieron en la sala.
La lucha fue confusa, recibí varios golpes en la cabeza y es probable que me hiriesen gravemente varias veces, pero por suerte me podía curar.
Destrozamos las sillas y la mesa acabó con varios cuerpos inconscientes por encima.
Salimos de la sala y atrancamos la puerta para dar por finalizada la pelea.
Salimos corriendo siguiendo a Benjamin sin saber si había alguien muy herido hasta que al subir por las escaleras Zoe, que iba delante de mí, resbaló. La ayudé a levantarse y pude ver que tenía una herida bastante fea en un costado. Me miró a los ojos y negó con la cabeza para que no lo dijera en voz alta.
Seguimos corriendo por los pasillos, Zoe apretando su ropa para lo manchar el suelo y que no nos siguieran.
Finalmente llegamos a un pasillo con el techo mucho más alto y más ancho que los demás. Estábamos a punto de avanzar hacia la gran puerta que había al final del pasillo cuando escuchamos unos pasos.
Nos escondimos detrás de unas columnas que había pegadas a la pared y vimos pasar a la figura de una mujer demasiado alta para ser humana.
Llevaba una especie de vestido gris largo y raído que arrastraba por el suelo. No podíamos verle la cara ni las manos ya que se las tapaban las mangas de sus ropas.
Escuchamos cómo se abría la gran puerta y nos asomamos ligeramente para mirar. La bruja se giró un segundo, pero bastó para darme cuenta de que jamás podría vencerla yo sola.
Clavó sus brillantes ojos rojos un segundo en los míos, y me dedicó una siniestra sonrisa antes de darse la vuelta y cruzar las puertas que daban a la gran sala.
Escuché un chasquido y de las sombras que proyectaban las columnas descendieron hilos de humo que nos rodearon.
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Cazadora Solitaria [CS#1]
AdventureSoy Tala. Por si mi vida no era ya lo bastante rara cuidando las "adorables mascotas" de una bruja con la que hice un trato con ocho años, esperad a ver lo que el destino tenía planeado para mí cuando cumplí los dieciséis. Si ser una cazadora nunca...